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Los balances de 2020 han sido por general de flecha hacia abajo, pero siempre hay excepciones. Una de ellas está en los ingresos de obras de arte en la colección del Bellas Artes de Bilbao, en un año que sus responsables califican como muy bueno. ... Por la vía de las donaciones entraron 294 piezas el año pasado, y mediante compra, 105; casi 400 en total.
Entre ellas figuran, contando sólo el segundo semestre del año, un cuadro de gran formato de Gustave Doré, 'Vagabundos' (1875), que ha costado 44.000 euros, y una buena representación de artistas contemporáneos vascos, como Itziar Okariz, Ana Laura Aláez, Ibon Aranberri y Josu Bilbao. También el primer cartel de la Aste Nagusia, la de 1978, de Juan Carlos Eguillor.
El museo presentó ayer este crecimiento de sus fondos y los números correspondientes. La valoración de las donaciones supera los 730.000 euros y las facturas de las compras ascienden a 325.000, de los cuales 70.000 proceden de la Asociación de Amigos del Bellas Artes. De las adquisiciones, casi 200.000 han ido a parar a artistas contemporáneos vascos, informó el responsable de colecciones, Javier Novo.
De las cifras se deduce la estrategia. El cuadro de Doré, el único en España de este artista como pintor, conecta con pesos pesados de la colección como Ignacio Zuloaga y José Gutiérrez Solana. De hecho, 'Vagabundos' posee un evidente parecido con 'Las mujeres de la vida' de este último autor, pero está pintado medio siglo antes.
En lo que se refiere al arte vasco contemporáneo, el museo continúa con su vocación de seguir y adquirir la creación cercana y de situarse como su referente. Nada nuevo, pues ya lo enunciaban sus estatutos de 1924, cuando Aurelio Arteta llegó a ser el primer director de la sección moderna.
Sobre la figura de Doré, el conservador del centro José Luis Merino recordó su aspecto más conocido como ilustrador de grandes proyectos editoriales en el siglo XIX, a menudo con carga de crítica social. Y añadió que también produjo unas 150 pinturas, como 'Vagabundos', que representa a una familia gitana de Granada. La imagen, previamente dibujada por Doré, surgió del viaje a España que realizó con el barón Charles Davillier. Sus andanzas y gusto por lo pintoresco quedaron reflejadas en su conocido libro 'Voyages en Espagne', firmado por ambos.
De Vicente Ameztoy (San Sebastián, 1946-2001), el museo ha adquirido el cuadro con un perfil de una cara sobre un espejo, de modo que todo que el que se ponga delante se verá reflejado en él. Se expuso en 1971 en la galería Ramón Durán de Madrid y la compró el coleccionista Juan Cruz Unzurrunzaga, fundador de la sala Altxerri de San Sebastián.
En cuanto a la generación de artistas vascos que se licenciaron en la Facultad de Bellas Artes entre finales de la década de los 80 y principios de los 90 destacan las adquisiciones a Itziar Okariz (San Sebastián, 1965), empezando por una serie fotográfica titulada 'Variation sur la même t'aime', de 1992. La artista se retrata con la cabeza casi rapada, con el pelo cortado con la figura de un mapamundi. En otra foto se representa sacando músculo de su brazo en una pose de connotaciones masculinas.
Además de esa serie, el museo ha comprado un vídeo en el que la artista le habla a la escultura que Oteiza hizo a partir de la cabeza de su mujer, y 'Trepar edificios. Abando Renfe' (2003), otro trabajo audiovisual que recoge la vista de la ciudad de una alpinista que asciende por una de las fachadas de la estación de tren de Bilbao. La artista ha donado 'Aplauso', el vídeo de una performance realizada en el Guggenheim.
Miriam Alzuri, conservadora del museo, explicó cómo la creadora, que «utiliza el cuerpo como herramienta de trabajo y de crítica social», avanzó toda una serie de cuestiones sobre la identidad de género que han ocupado buena parte del debate artístico desde esa década hasta la actualidad.
Es una línea que también toca el trabajo de Ana Laura Aláez, de la que el museo suma dos obras a su colección de arte vasco, conectado con el global.
Entre las donaciones recibidas en 2020, el Bellas Artes subrayó la realizada por los herederos de Jorge de Barandiarán, director del museo entre 1983 y 1996, recientemente fallecido. Se trata de dos álbumes de recuerdos artísticos que pertenecieron a la mítica galería Lúzaro de Bilbao, un espacio expositivo situado en la calle Licenciado Poza que Barandiarán dirigió junto a Asís Aznar y con la colaboración de Carmen López-Niclós. Su actividad fue clave para la vida artística local y el desarrollo de las artes plásticas en Euskadi en la década de 1970.
La donación está compuesta de 67 originales de los principales artistas que formaron parte del programa expositivo de Lúzaro, centrado en el arte de vanguardia de artistas relevancomo Rafael Canogar, Luis Feito, Lucio Muñoz, José María Yturralde y Francisco Peinado, o como los vascos Marta Cárdenas, Juan Luis Goenaga, Andrés Nagel, Carmelo Ortiz de Elguea, Remigio Mendiburu o el propio Juan Carlos Eguillor.
Barandiarán pedía a los artistas que exponían en Lúzaro un recuerdo de su paso por la galería. Los creadores realizaban por lo general un dibujo, en el que ponían todo su empeño ya que los precedentes eran de una calidad muy alta y no se trataba de quedarse atrás.
Ahora se exponen en una de las salas de la colección del museo, algunas de ellas enmarcadas, con lo que se ve con más claridad esta aportación de la familia Barandiarán. Es, a su vez, un testimonio de la vida cultural en el Bilbao de los setenta, abierto a las vanguardias artísticas.
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