Escuela Superior de Maestras de Bilbao. Alumnas del primer curso, en 1910. Auñamendi eusko entziklopedia
Las mujeres que abrieron camino en Bilbao hace más de un siglo
Investigación de la UPV ·
Un libro ganador de un Premio Nacional de Edición Universitaria retrata a figuras de vanguardia en campos como la educación, la literatura, la medicina y la política
Todas ellas fueron la excepción a la regla, lo mismo da que militaran en partidos de izquierdas, de derechas o nacionalistas. Hace más de un ... siglo, la igualdad entre sexos sonaba a quimera en Bilbao. El discurso oficial, con las bendiciones de la Iglesia, adjudicaba a las mujeres el rol exclusivo y excluyente de 'ángeles del hogar'. Un ideal que se alcanzaba con discreción, sacrificio y una entrega total al cuidado de los hijos. Ellas, no obstante, diversificaron su papel social. Cada una en lo suyo: educación, literatura, medicina, cocina, empresa, política... No todas eran feministas, ni reivindicaban el derecho al voto. Ni tan siquiera cuestionaban las leyes que las trataban como menores. Y aun así, rompieron moldes y dejaron huella en la villa.
En las 170 páginas del trabajo de investigación 'Mujeres de vanguardia en Bilbao (1800-1936)', publicado por la UPV/EHU, se repasa la biografía de 10 figuras femeninas -una pequeña selección de carácter divulgativo- con muchos datos que sorprenderán. Y su interés no se limita a Euskadi, no en vano la publicación ha ganado un Premio Nacional de Edición Universitaria, en la modalidad de monografía de Ciencias Jurídicas y Sociales, «por su reivindicación a lo largo del tiempo del papel social de las mujeres sacándolas de la sombra».
Las maestras, motor de emancipación
1902
Este año aparece en Bilbao un artículo fundacional que aborda la desigualdad de la mujer. Se titula 'Feminismo' y denuncia la falta de formación académica de las niñas. La autora, Adelina Méndez de la Torre, trabaja en las Escuelas de Concha. Prestigiosa pedagoga, defiende la calidad de los estudios y la buena alimentación en los comedores.
1908
Benita Asas, que ha coincidido con Adelina Méndez de la Torre en el Grupo Escolar Concha, publica 'Los hombres se asustan'. Es un artículo que critica la campaña contra el feminismo y defiende la necesidad de un movimiento reivindicativo similar al inglés y estadounidense. Esa corriente no cristalizará en Bilbao hasta pasados los años 30.
Los editores son Joseba Agirreazkuenaga, Mikel Urquijo y María José Villa. Las pesquisas han cobrado dimensiones detectivescas, incluso a la hora de recopilar información sobre Virginia González Polo, una de las dirigentes más relevantes del socialismo español, cofundadora del Partido Comunista para más señas. Salvo personalidades como Dolores Ibárruri, en aquella época las mujeres con proyección pública -que no fueran artistas, espías o asesinas- salían poco en la prensa.
En última instancia, lo más socorrido ha sido recurrir a los nietos o bisnietos. Así se ha descubierto, por ejemplo, que Juana Whitney, impulsora en 1894 de la primera escuela laica de Bilbao, que preparaba a las chicas para Magisterio, nunca llegó a casarse con el hacendado cubano Manuel de Maeztu. Se conocieron en París y como ella era protestante, una vez afincados en Vitoria, seguramente les pareció engorroso tener que mover hilos para poder contraer un matrimonio religioso con todos los parabienes. De ahí que sus cinco hijos fueran 'naturales' y ella, madre soltera. Era una mujer que no se desgastaba con las convenciones sociales. Nacida en Niza, hija de inglés y de francesa, echaba mano del pragmatismo y de la elegancia para salir adelante.
«Era alguien increíble. Maeztu murió en 1894 y con la Guerra de Cuba el patrimonio familiar quedó muy mermado. Pero ella rehizo su vida y sacó partido a lo mejor que tenía. ¡Idiomas y una formación excelente!», enfatiza María José Villa, doctora en Historia Contemporánea por la UPV/EHU y coeditora del libro. Whitney llegó a barajar la posibilidad de acceder a la cátedra de Francés en la Universidad de Salamanca y solicitó información al rector, Miguel de Unamuno. La viudedad le proporcionaba una libertad de acción -no necesitaba del permiso de ningún hombre para invertir su dinero- que le daba alas. Algo que Casilda Iturrizar también experimentó con provecho y sensibilidad. Puede que no lo sepan los habituales de su monumental parque, pero ella nunca olvidó sus orígenes.
Para la documentación han recurrido a nietosy bisnietos, ya que pese a su proyección pública salían poco en la prensa
Cuando entró en el servicio doméstico del banquero, comerciante y empresario Tomás J. Epalza, no se imaginaba ni remotamente que, a los 41 años, terminaría casándose con su patrón. La espera fue larga porque el matrimonio se celebró después de la muerte de María Lequerica, la primera esposa de Epalza. El segundo enlace del potentado duró 14 años. Al enviudar, se convirtió en la mujer más rica de Bilbao. Disponía de 19 casas en la ciudad, además de terrenos en Portugalete y Getxo. Tenía buen ojo para los negocios y se volcaba en actividades filantrópicas como el Hospital Civil y la Casa de la Misericordia, y construyó a sus expensas la iglesia del Corazón de María en San Francisco. A su muerte, se acordó de los niños, los enfermos, las familias... Es la única persona a la que se honra con dos calles en Bilbao.
Primera ingeniera en España
La sufragista y pedagoga Benita Asas -«importantísima en el feminismo»- también tiene su calle, inaugurada en 2017 en aplicación de la Ley de Memoria Histórica que promueve la supresión de nombres vinculados a la dictadura. En este caso se trataba de Eusebio García Alonso, reputado urólogo y sargento de la División Azul. Un perfil muy distinto al de Benita Asas pero no tan alejado al de otras dos mujeres, conservadoras, que rompieron techos de cristal. Sus biografías no aparecen en el libro, pero se las cita en la introducción por su excepcionalidad.
«Pilar Careaga -alcaldesa de Bilbao entre 1969 y 1975- fue la primera ingeniera de España y tuvo mucho peso político. Eso sí, defendía la sumisión de la mujer. No pretendía que su forma de vida se generalizara. Ella era una excepción y, por eso, se la toleraba», apunta Villa. Y más de lo mismo sucedía con la dirigente carlista María Rosa Urraca, muy vinculada a Bilbao, que solía llevar una pistola de pequeño calibre en los mítines. Era mujer de retórica incendiaria y muy probablemente inspiró el personaje de tebeo 'Doña Urraca'. Entre otras cosas, ella reivindicaba el voto.
Más allá de sus diferencias, todas perseguían sus sueños. No querían acabar con el 'ángel del hogar', solo ejercían su derecho a desplegar las alas fuera de casa.
Ticiana Iturri | Portugalete, 1904-Bilbao, 1969
La primera médico que ejerceen la ciudad
Acaba el bachillerato en Sevilla porque allí se había trasladado su padre por razones de trabajo. Estudia Medicina en Madrid y ejerce como ginecóloga en Bilbao. Es la primera médico de la villa. Funda una clínica en Begoña y tiene una relación muy estrecha con Emakume Abertzale Batza, asociación femenina del PNV.
Virginia González Polo | Valladolid, 1873-Madrid, 1923
Líder de las obreras
Su padre, tornero, y su madre, tejedora, tuvieron 22 hijos. De niña es guarnecedora de calzado. Se casa con un zapatero y la pareja se afinca en Galicia. Allí contacta con los círculos anarquistas. En 1899 vienen a Bilbao y se afilia al PSOE. Funda la primera Agrupación Femenina Socialista y en 1921 participa en el nacimiento del Partido Comunista en España.
Casilda Iturrizar | Bilbao (1818-1900)
Mecenas fundamental
Al arruinarse su padre, trabaja como empleada de hogar. Todo cambia al conocer al empresario Tomás J. Epalza. Viuda a los 55, se vuelca en la filantropía y deja una fortuna para la educación y sanidad de Bilbao. El parque y una calle llevan su nombre.
Bizenta Mogel y Elguezabal | Azkoitia, 1782-Bilbao, 1854
Primera autora de un libro en euskera
Hija de un médico de Azkoitia, queda huérfana muy pronto. Su tío, el escritor y cura Juan Antonio Mogel, se hace cargo de su educación. En 1804 publica 'Ipui onac', traducción de 50 fábulas de Esopo al euskera, más ocho de su tío. Es la primera autora de un libro en lengua vasca. Tenía una ideología tradicionalista y carlista.
Juana Whitney | Niza, 1857-Estella, 1945
En favor de la educación laica
Su padre es un diplomático inglés radicado en Niza. A los 16 años se enamora del hacendado cubano Manuel de Maeztu. Se asientan en Vitoria y tienen cinco hijos. Él muere en 1894 y la Guerra de Cuba la deja en bancarrota. Rehace su vida en Bilbao con la primera escuela laica para chicas. Sus pilares son la cultura y la libertad.
Haydèe Aguirre | Santurtzi, 1907-Bilbao, 1998
Detenida dos veces por propagandista
Entra a los 15 años en Emakume Abertzale Batza, que alienta la integración de mujeres en la estructura del PNV. Propagandista radical, la detienen dos veces. En la II República se forma como enfermera y al estallar la guerra ejerce en Basurto. Figura entre las personas que supuestamente vieron a la Virgen de Ezquioga.
Sorne Unzueta | Bilbao, 1900-Urduliz, 2005
Compromiso con el euskera y el partido
Miembro de Emakume Abertzale Batza, se casa con Gregorio Errazti, militante de Euzko Gaztedi. Tienen seis hijos. Es maestra y da clases en euskera. Trabaja en centros escolares de Plentzia, Lemoa, Berango... Siempre anima a las mujeres nacionalistas a implicarse en la vida política. También destaca como escritora.
Marcelina Elesgaray | Busturia, 1877-Bilbao, 1962
Un restaurantecon clienteshasta en París
Casada con un jornalero y madre de nueve hijos, regenta el restaurante 'La Busturiana', cerca de La Bilbaina. La especialidad era el bacalao. Su apogeo se prolonga de 1915 a 1927. Ofrece servicio a domicilio y tiene clientes hasta en París. Cuando visita su pueblo natal, lo hace en coche para admiración de sus paisanos.
Benita Asas | San Sebastián 1873- Bilbao 1968
Motor del feminismo
Preside la Asociación Nacional de Mujeres Españolas y dirige los periódicos 'El pensamiento femenino' y 'Mundo femenino'. Es maestra y antepone la causa feminista a la política. Tiene una calle en San Ignacio.
Adelina Méndez de la Torre | Castropol (Asturias), 1871-Bilbao, 1960
Defensoradel modelode las ikastolas
De padre militar, su hermano era dramaturgo y su hermana ejercía de profesora como ella. A los 28 años se casa con un capataz del Ayuntamiento de Bilbao. Completa su formación de pedagoga en Milán, París y Ginebra. Es feminista y defensora de un modelo de escuela apoyado en la lengua, la historia y la geografía propias.
Mujeres y niños cobraban la mitad que un hombre
Un niño de 12 años y una mujer ganaban el mismo jornal (5 pesetas) en una fábrica textil. Es decir, casi la mitad de lo que cobraba un hombre (9 pesetas). Y podía tratarse del mismo trabajo. Así era la lógica del mercado laboral en Bilbao, allá por 1925. A las mujeres se las valoraba lo mínimo fuera de casa. De ahí que muchas terminaran desempeñando actividades poco cualificadas, no regladas, que ni siquiera constaban en los censos. Eso explica que tradicionalmente se haya pensado que las españolas en su inmensa mayoría se dedicaban a sus 'labores'.
Pero no era así. Un salario no bastaba para sustentar a una familia modesta, en la que siempre había bocas que alimentar, y las mujeres no tenían elección. Trabajaban y mucho. Sin escatimar esfuerzos, ya sea cargando mineral y carbón o remolcando embarcaciones por la orilla de la ría con una sirga. Y pese a todo, el modelo de mujer se mantenía invariable. Su misión se limitaba a la maternidad y la supeditación al marido.
No obstante, la realidad es tozuda. En 1932 ya ejercía la primera médico de Bilbao. Se llamaba Ticiana Iturri y era ginecóloga. Fundó una clínica en Begoña y formó parte de la primera plantilla del Igualatorio Médico Quirúrgico. Al principio tuvo que vencer las reticencias de algunos colegas, pero no tardó en ganarse su respeto. Era una profesional muy desenvuelta, como Marcelina Elesgaray, que regentaba en la calle Hernani La Busturiana, un restaurante especializado en los guisos de bacalao que incluía el servicio a domicilio.
El local tenía una red clientelar muy fiel y de todos los estratos sociales. Llegó a enviar sus platos a La Magdalena de Santander y al Palacio Miramar de San Sebastián. La familia se implicaba al completo. El negocio no estaba a su nombre -las mujeres no podían hacer transacciones ni tener propiedades-, pero ella era el motor de todo.
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