Sala 21 del Bellas Artes, que acoge parte de la exposición 'aHUTSAK HARTUa'. Juan Lazkano

Una muestra en el Bellas Artes recoge la vida sonora en el museo desde la pandemia hasta la actualidad

El proyecto 'aHUTSAK HARTUa' recoge ecos y susurros registrados en el museo desde la época de la pandemia hasta esta semana, en una reivindicación de lo efímero y de la pasión del día a día que lleva el sello de Xabier Erkizia y Maialen Lujanbio

Martes, 27 de junio 2023, 14:43

Dicen los poetas que la pasión es propia de las criaturas finitas. De ser eternos, nos aburriríamos muchísimo. Vivimos con intensidad porque la existencia son dos días y uno sale nublado. Eso tampoco llegamos a perderlo durante la pandemia. No dejamos de soñar y planificar. ... También el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que no dudó en encargar a un grupo de artistas algunas misiones de calado. Una de ellas fue el proyecto 'aHUTSAK HARTUa', un juego de palabras con tres acepciones: 'tomar el vacío', 'cubierto por el polvo' y 'tomada por la voz'. Lo que se buscaba era poner en valor lo residual, lo imperceptible, lo marginal... y todo ello en tiempos de incertidumbre y miedo. El edificio estaba cerrado al público y no se sabía cuándo volvería a abrir sus puertas, pero sus responsables se pusieron manos a la obra con los ojos y oídos puestos en una realidad insólita. Había que hacer de la necesidad virtud.

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Se contactó con el artista Xabier Erkizia (Lesaka, 1975), especializado en fenomenología sonora, y con la bertsolari y escritora Maialen Lujanbio (Hernani, 1976), también licenciada en Bellas Artes, para que se adentraran en la pinacoteca y registraran su realidad vacía. ¿Cómo palpitan sus entrañas cuando no hay visitantes y tampoco se les espera? Un desafío sin precedentes, que se ha prolongado finalmente hasta esta misma semana, con una performance protagonizada por Erkizia y Lujanbio. En la web del centro se colgará el vídeo, junto al resto de material sobre 'aHUTSAK HARTUa'. Eso sí, para experimentar el proyecto en vivo y en directo hay que recorrer la sala 21, así como las adyacentes, donde se ubican las estructuras neumáticas de 'Trece a Centauro', de Sergio Prego (San Sebastián, 1969). Ambas instalaciones, que surgieron al mismo tiempo, se retroalimentan, en una defensa de lo efímero, lo pasajero y lo transicional.

¿En qué medida son afines? Muy sencillo. Una se aferra al espacio y la otra exprime el tiempo. Las piezas de Prego, con sus volúmenes inflados, ocupan el máximo de espacio con el mínimo de materialidad y lo hacen precisamente en la zona que se encuentra debajo de la obra de ampliación del Bellas Artes. «Es un área que no podemos ocupar con la colección. Funciona como un obturador, se abrirá o cerrará en función de la evolución de los trabajos», explica Miguel Zugaza, director del museo, mientras recorre el itinerario que une la instalación sonora de 'aHUTSAK HARTUa' y las esculturas de plástico de Prego, que se ven con otros ojos cuando se oyen las voces de Erkizia y Lujanbio, meditando sobre la vida propia del vacío.

Una aspiradora de nivel

En ocasiones, los altavoces proyectan sonidos que suben y bajan de volumen estratégicamente; los más curiosos se dejan llevar de un lado a otro. Hay movimiento y también forma. El dinamismo no cesa. Es inevitable: el arte vasco siempre termina apelando a la escultura. Se escuchan runrunes, chasquidos y pisadas, seguidos de un estruendo que resulta muy familiar. Se trata de una aspiradora, pero no de una cualquiera, sino de la que limpia las esculturas monumentales de Anthony Caro. «El polvo físico, el sónico y el metafórico nos han servido de inspiración. Además de lo puramente orgánico y de las vibraciones imperceptibles, nos hemos centrado en las labores invisibles y fundamentales para mantener en perfecto estado de revista el Bellas Artes», recalca Maialen Lujanbio, actual campeona de Euskal Herria de Bertsolaris, que ha reforzado más si cabe su admiración por los equipos de biblioteca y archivo, restauración, limpieza...

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Esos profesionales son un rumor de fondo, una constante vital en todas las pinacotecas del mundo. En la muestra se les da voz con toda claridad, así como en la publicación de 168 páginas en serie limitada de 100 ejemplares, diseñada por el estudio navarro Franziska, que incluye un ensayo del profesor de Ikerbasque Michael Marder. Se divide en 33 capítulos con versos, aforismos y reflexiones que se completan con un archivo digital. Se atesora lo mismo el eco de un cortacésped que el taller de música para niños.

Xabier Erkizia ha aprendido mucho de la experiencia que le ha procurado 'aHUTSAK HARTUa'. Le ha permitido habitar el museo y escuchar lo inaudible. ¿A qué suenan las pinturas y las esculturas? Es lo que se preguntaba antes de abordar el proyecto. Quería saber lo que sucede cuando se apagan las luces. El don de ver en la oscuridad es propio de los poetas y los contrabandistas. Erkizia, que nació en la muga de Lesaka, lo sabe muy bien. En los últimos tres años, se ha internado en «un animal dormido para atrapar su aliento». Bajo la dirección de César Ochoa, técnico de Educación de Bellas Artes, ni Erkizia ni Lujanbio se han extraviado a la caza de murmullos y fragores. La aventura ha merecido la pena.

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  1. Limpiar

La guerra contra lo imposible.

Sin rival. Siempre con las de perder.

  1. Puerta

Qué es tocar en la distancia:

beso lanzado al precipicio

un susurro háptico.

  1. Afuera

Lo exterior no conoce lo interior.

cárcel

hospital

escuela

museo

Aún con las puertas y ventanas abiertas, son burbujas interiores.

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