Borrar
Javier Marías, en el rincón de trabajo de su casa, con su máquina de escribir. JOSÉ RAMÓN LADRA

Muere Javier Marías, el escritor que detuvo el tiempo

El novelista fallece a los 70 años a consecuencia de una enfermedad pulmonar

Domingo, 11 de septiembre 2022, 16:04

El tiempo se ha acabado para el escritor que mejor supo cómo controlarlo y detenerlo. El novelista que hizo girar sus libros en torno a lo que sucede en la cabeza de sus personajes, y ahí los relojes no existen. Javier Marías (Madrid, 1951), el autor español más reconocido por la crítica nacional e internacional, el dueño de un universo propio y reconocible y de un lenguaje construido a base de frases largas de cadencia hipnótica, ha muerto a consecuencia de una enfermedad pulmonar que había obligado a su hospitalización.

Imagen -

Marías estaba predestinado a llevar una carrera vinculada al mundo literario e intelectual. Su padre fue el filósofo Julián Marías y su madre la escritora Lola Franco. El director de cine Jesús Franco era su tío y el también cineasta, Ricardo Franco, su primo. Más cerca, su hermano Fernando es un prestigioso historiador del Arte; Miguel, economista y crítico de cine; y Álvaro, músico. No puede extrañar que a los 17 años escribiera su primera novela, 'Los dominios del lobo', que se publicó dos más tarde. Hace no demasiado tiempo un académico halló el informe de la censura sobre ese texto y se lo hizo llegar. Es «basura» e «inmoral», decía el autor del mismo, pero como no criticaba directamente al régimen de Franco ni a la Iglesia le permitieron darla a la luz.

Antes de eso, el novelista había residido en Estados Unidos, adonde su padre se trasladó para ganarse la vida. Denunciado por un antiguo amigo como republicano al acabar la guerra, el filósofo, discípulo predilecto de Ortega y Gasset, fue privado de la posibilidad de dar clases en España. Luego, 'el joven Marías', como le llamaron durante décadas, regresó a España, estudió Filología Inglesa en la Complutense, conoció a Juan Benet, trabajó como traductor, dio clases en Madrid y Oxford y empezó a labrarse una sólida reputación como autor de una literatura muy trabajada y muy innovadora.

El escritor Juan Benet.
Imagen - El escritor Juan Benet.

Benet fue una influencia decisiva en su carrera y su manera de ver la escritura. El salto decisivo hacia la primera división de la literatura en español lo dio a partir de 1986: ese año ganó el Herralde de Novela con 'El hombre sentimental'. Luego tuvo un gran éxito de ventas -inesperado, porque no hay nada más alejado del esquema de un 'best seller' que su literatura- con 'Todas las almas' y con 'Corazón tan blanco' se convirtió en un fenómeno en toda Centroeuropa después de que el pope de la crítica alemana, Marcel Reich-Ranicki, dijera que es una «absoluta obra maestra». Con poco más de 40 años, 'el joven Marías' trataba de tú a tú a las vacas sagradas de la literatura en castellano, con una propuesta mucho más arriesgada y vanguardista.

Prestigio

A partir de ahí continuó una carrera prestigiosa, que le llevó a ser académico y ocupar el sillón 'R', que había sido de Lázaro Carreter. No aceptó entrar en la RAE hasta después de la muerte de su padre: «Con un Marías en la institución ya es suficiente», dijo para rechazar una primera propuesta.

Javier Marías, durante su discurso de ingreso en la Real Academia Española en abril de 2008. Efe

A partir de 'Todas las almas', donde cuenta el paso de un profesor español por Oxford -trasunto de su propia experiencia-, la literatura de Marías ha roto todos los límites entre realidad y ficción. Aunque a veces con nombres cambiados, en sus libros han aparecido sus padres, sus hermanos y alguno de sus amigos. En la cubierta de 'Negra espalda del tiempo' incluso salía la foto de su hermano Julianín, muerto en la infancia. Al estilo de la literatura de Sebald y otros, en esa novela se incluían también fotografías, mapas y documentos relacionados con el relato.

Su obra novelística está marcada por un uso del lenguaje al límite de lo que permite la corrección sintáctica y unas frases muy largas, que arrastran al lector. Y luego están sus obsesiones: esos personajes que quieren saber pero causan daño con sus averiguaciones, secretos ominosos que es mejor que lo sigan siendo, verdades que no deben repetirse para que sea posible levantarse de la cama y salir a la calle cada día. «No he querido saber, pero he sabido...», comienza 'Todas las almas'. «No debería contar nunca nada», dice en la primera línea el narrador de 'Tu rostro mañana'. Y no son recursos literarios sino parábolas sobre la sociedad española y su propensión a olvidar lo que no debe y recordar lo que no merece la pena.

Dilemas morales

A lo largo de docena y media de novelas y tres volúmenes de cuentos, Marías ha situado siempre en el eje de sus relatos un dilema moral. Sobre el silencio, sobre la inconveniencia de regresar a donde ya nadie cuenta contigo, sobre la responsabilidad individual, sobre la culpa. Como novelista se definía como «piadoso» y pese al peso moral con el que cargan sus personajes siempre hay al menos una escena humorística en cada libro. En la vida real era «bromista, farsante y no poco justiciero».

Esto último lo dejaba para sus artículos de Prensa, donde ha arremetido contra los populismos de todo signo, la mala educación, el engaño, el uso perverso del lenguaje, la desastrosa gestión de lo público, la falta de civismo de buena parte de la sociedad y la doblez de los políticos. Todo eso le ha supuesto recibir críticas, sobre todo de una parte de la izquierda, que van desde 'intolerante' a 'estirado' y 'antiguo'. Las recibía con indiferencia, con una flema casi británica con la que también leía algunos comentarios a su obra que sugerían que sus libros parecían traducciones, que era un escritor para mujeres o, directamente, que era malo porque no respetaba las reglas de la ortodoxia gramatical.

Los escritores Javier Marías, Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte pasean por las calles de Santillana del Mar en 2008. Efe

A despecho de todo ello y de la dificultad de su literatura ('Tu rostro mañana' suma más de 1.500 páginas en sus tres tomos, páginas de gran densidad, sin diálogos), ha vendido cerca de diez millones de copias de sus libros. Eso revela el éxito entre los lectores. La relación de sus premios apunta hacia la estima de los críticos: Herralde, Ciudad de Barcelona, Rómulo Gallegos, Fastenrath, Nelly Sachs, IMPAC, Grinzane Cavour, Salambó, José Donoso, Formentor... La lista es enorme. Como la de los elogios de sus colegas, de Bolaño a Ashbery y los Nobel Pamuk y Coetzee. Desde hacía tiempo su nombre ocupaba también un lugar preferente en las apuestas por el Nobel. Aún más, los especialistas en los designios de la Academia Sueca sostenían que sería el próximo autor español en ganarlo.

En 2018 se casó con la editora Carme López Mercader, su pareja de las últimas dos décadas. A ella le había dedicado varios trabajos, esos libros que los críticos empezaban a analizar desde el título porque siempre contenía un mensaje: lo mismo unos versos de Shakespeare que una referencia críptica para unos pocos. Su tercera novela se titula 'El monarca del tiempo'. Él consiguió doblegarlo con su escritura.

El traductor del 'Tristram Shandy' y de otros autores ingleses

Además de escritor, Javier Marías tuvo también una faceta como traductor, sobre todo al principio de su carrera. En 1978 tradujo en un solo volumen para Alfaguara 'La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy' y 'Los sermones de Mr. Yorick', de Laurence Sterne, 'alumno' de Cervantes y una de las influencias más queridas por el escritor madrileño. Con esas obras ganó el Premio Nacional de Traducción en 1979.

«A aquel que quiera escribir, yo le recomendaría que tradujera. Yo he notado en mi propia prosa más flexibilidad y soltura después de traducir. Noté mi 'instrumento' más afinado que antes», dijo Marías.

Además de a Sterne, tradujo también a los clásicos ingleses Thomas Browne y Thomas Hardy y a novelistas contemporáneos como Vladimir Nabokov y John Updike, y a poetas. Siempre tradujo del inglés, por lo que se le consideró el más británico de los escritores en español.

Dejó la traducción porque, en su opinión, es una actividad que está demasiado cerca de la escritura, y temía una influencia demasiado evidente de las palabras de otros escritores.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Muere Javier Marías, el escritor que detuvo el tiempo