Muere Carmen Laffón, figura clave del realismo español

Laffón, una pintora que no concedía entrevistas, figura clave del realismo español, murió en la madrugada de este domingo 7 de noviembre en su casa de la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda. Allí, junto a la playa de La Jara, estaba el lugar de veraneo de la familia Laffón y el estudio del pintor costumbrista Manuel González Santos, el primero que advirtió el talento de aquella niña aferrada a un pincel. La segunda mujer miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1998) hizo de los paisajes del Coto de Doñana el motivo central de su obra. «La luz se derrama sobre este paisaje de tierra, mar, arena, río, marismas, de espacios infinitos, al que me asomo una y mil veces intentando trasladar al lienzo la emoción y la intensidad de su contenido», escribió en su discurso de ingreso en la Academia.

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Hija de un pediatra, Laffón montó sus dos primeras exposiciones en 1958 en Sevilla y Madrid, adonde se mudó en 1960 y donde conoció a la galerista Juana Mordó y al resto de artistas que trabajaban para ella, entre ellos Antonio López y Fernando Zóbel. Gracias al contrato que firmó con Mordo pudo dedicarse en exclusiva a la pintura. Se acercó al mundo de la enseñanza a finales de los años 60 y creó junto a Teresa Duclós y Pepe Soto la Escuela El Taller. En 1975 se incorporó a la Cátedra de Dibujo al Natural de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Entre sus numerosas distinciones se cuentan el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1982 y la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes. Su obra ha protagonizado exposiciones en los principales museos, incluida una retrospectiva en el Reina Sofía en 1992. La más recientes en Sevilla, con lienzos de grandes formatos en Cajasol, Bellas Artes y el CAAC, así como las del Botánico y la galería Leandro Navarro en Madrid. El 'Catálogo razonado' de la mano de Juan Bosco Díaz-Urmeneta reúne más de 1.300 piezas y revela a una trabajadora infatigable, para quien pintar era tan necesario como el aire.

Casada con el ingeniero agrónomo Ignacio Vázquez Parladé, Carmen Laffón alertaba desde hace veinte años del peligro que corrían los paisajes que plasmaba en sus pinturas. Se dolía de la falta de conciencia que supondrá su pérdida por culpa de la actividad humana. Esos paisajes, reflexionaba, «forman parte de nuestro patrimonio cultural, tanto como nuestros más preciados monumentos y museos, porque son también vivientes monumentos y museos llenos de vida». El alcalde de una Sevilla que pintó asomada al Guadalquivir, Juan Espadas, ha lamentado «el gran vacío que deja para la cultura».