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En los últimos años era fácil encontrarle en los festivales de cine: siempre estaba en la recepción de los hoteles, quejándose de su habitación, preguntando dónde podía ver el fútbol o simplemente dando la brasa al recepcionista. Ya no hablaba, gritaba con ese tono que ... utilizaba en 'Crónicas marcianas' y que le convirtió definitivamente en tertuliano friqui. «Era un entrañable gruñón, conocedor como nadie de la historia del cine y muy culto. Su enfado permanente era una pose que creó el personaje que se apoderó de él», resumía anoche en X Juan Luis Cano, la mitad del dúo Gomaespuma.
Sí, Pumares era un personaje que formaba parte de la pintoresca fauna del cine español, un periodista que a la edad de la jubilación se vio obligado a reconvertirse para seguir trabajando: tan pronto daba espectáculo con Xavier Sardà, como escribía críticas desde festivales para el diario 'La Razón', casi siempre demoledoras. «Si omitimos el nombre del director no es por descuido, sino porque esto no es película ni tiene autor», sancionó una vez en la Seminci.
Habló de medicina natural en la radio y perfeccionó su histrionismo en magacines matinales de la televisión aragonesa, el 'Sálvame' y como jurado en '¡Mira quién salta!'. Hasta hizo teatro junto a Marisol Ayuso, representando en el teatro Fígaro 'Boda real' en 2006. Pero para los cinéfilos, Carlos Pumares, fallecido este jueves en Madrid a los 80 años, seguía siendo la voz con la que se acostaban en los años 80 escuchándole en 'Polvo de estrellas', el programa de cine que dirigió y presentó en Antena 3 Radio.
Terminaba José María García y arrancaba Pumares: «¡No me llamen! ¡No me llamen!», ordenaba. En los tiempos anteriores a Google, los oyentes preguntaban sobre películas a Pumares, cuya erudición en antena resultaba prodigiosa. El juego residía muchas veces en ponerse borde con los oyentes, que solían inquirirle por el significado del monolito en '2001: Una odisea del espacio', una de sus bestias negras.
Santiago Segura era uno de aquellos fieles devotos del 'Polvo de estrellas': «Pumares amenizaba mis madrugadas de estudiante», rememora en Twitter. «Recuerdo con mucho cariño escuchar 'Polvo de estrellas', su buena música de cine, las llamadas de los oyentes y los comentarios de Carlos. Un día fuimos mi amigo Andrés y yo a la emisora y le llevamos unos pastelitos para conocerle en persona. Fue muy simpático con nosotros. Años después, coincidí con él en 'Crónicas marcianas' y, al coger confianza, le pedí que me hiciese un cameo de juez en 'Torrente 3'. Lo bordó».
Sí, Carlos Pumares era un juez de las películas, que acostumbraba a dictar sentencia con vehemencia: una mierda o una obra maestra. Gritaba, cortaba a los oyentes y hasta los insultaba. También nos sumergía en la gran pantalla cuando hablaba de su amor por el cine clásico, por las bandas sonoras memorables o la secuencia final de 'Centauros del desierto'. Retirado Carlos Boyero de los festivales, jubilado Félix Linares y fallecido el alma de 'Polvo de estrellas', termina una era de la crítica de cine. A partir de ahora, los tiktokeros e instagramers nos recomendarán la series de Netflix.
Carlos Pumares Pardo nació en Portugalete en 1943. Su amor por el cine nació en las proyecciones de los jueves en el colegio de los Jesuitas de Bilbao: una de Jaimito, una de dibujos, el NODO... Hijo de militar que cambiaba de destino frecuentemente, vivía en Melilla cuando decidió estudiar Ciencias Físicas en Granada, aunque lo que de verdad quería era ingresar en la Escuela Oficial de Cine en Madrid. Sin embargo, cuando logra entrar ya trabaja en la radio y en la distribución de películas para salas de arte y ensayo. La filmografía de Humprey Bogart, 'Salvad al tigre' con Jack Lemmon o la obra del polaco Andrzej Wajda se vieron en España gracias a él.
En los 70 trabaja como guionista en películas como 'La casa de las chivas', 'Separación matrimonial', 'Una mujer prohibida' y 'El extraño amor de los vampiros'. También firma el libreto de la serie televisiva 'El hotel de las mil y una estrellas' y se ocupa de elegir los largometrajes que José Luis Balbín proyecta en el mítico espacio 'La clave' antes de la tertulia. Escribe en la revista 'Fotogramas' y Manuel Martín Ferrand le gana para la radio contratándole como crítico de cine en 'Hora 15'. Cuando le ofrecen un programa en las madrugadas elige como sintonía 'Stardust', cantada por Bing Crosby. Siempre bromeó con que Antena 3 era la emisora más erótica, porque comenzaba con 'El primero de la mañana', de Antonio Herrero, y terminaba con el 'Polvo de estrellas'.
Otro momentazo de Carlos Pumares es el de la tortilla de patatas en Crónicas Marcianas.
— Rubén (@ruben99cr) October 12, 2023
Porque la tortilla es SIN CEBOLLA. Hombre ya. pic.twitter.com/K1GTBzROJl
El espacio saltó fugazmente a Antena 3 TV y Onda Cero. Tras su cancelación, el periodista se inventó en el portal Terra 'El monolito de Pumares', en el que daba respuesta, a su manera, a las preguntas de los internautas sobre cine. A partir de 2000 vino 'Crónicas marcianas', los rentables programas con Cristina Tárrega en Canal 9 y su peregrinaje por los festivales de cine, a los que acudía siempre en coche. En el maletero llevaba un reproductor de DVD y cientos de películas para verlas en los hoteles. Decía que ya no iba al cine, porque los que conocía se habían convertido en supermercados y los espectadores encendían los móviles durante la proyección.
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