Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada por la avería de un camión

Los héroes y las leyendas del rock se han convertido durante la pandemia en una mina para el cine y la televisión. Los 'biopics' y los documentales sobre las grandes estrellas de la música abundan en la cartelera y la programación, compensan la ausencia de ... grandes conciertos y festivales, generan audiencia y encima aseguran la pervivencia del mito. La necrología documentada y filmada siempre fue en el 'showbiz' un combustible idóneo para extender la pervivencia comercial de los desaparecidos, cosa que ahora también se aprovecha con los vivos para resituar una carrera menguante o un catálogo con éxitos desdibujados. Un programado y oportuno renacimiento audiovisual, sí, también acompasado a la sensibilidad social de la contemporaneidad. Veamos. el 'biopic' estrenado la semana pasada en los cines sobre Billie Holliday no solo revive la voz y la personalidad de una de las mejores vocalistas en la historia de jazz, sino también la leyenda real de su malditismo o incluso el activismo contra la segregación racial de la época, algo muy vendible en su trasposición a la actualidad del Black Lives Matter. En breve también se estrenará en HBO el documental sobre Tina Turner, ya aclamado en el último Festival de Berlín, que no solo repasará la longeva carrera de la Reina del Rock, sino que además relatará su tormentosa relación con Ike Turner -un 'affaire' igualmente trasladado al debate contemporáneo sobre la violencia de género- y que también revitalizará el catálogo de los grandes éxitos de la cantante.

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La lista de 'biopics' y documentales que llegarán es larga: Elvis Presley, Bob Dylan, Aretha Franklin, Marianne Faitfhull, Michael Jackson y por supuesto Madonna, estrella y guionista de su propia película, cuyo estreno será tan sonado como comercial. Está claro: si la pandemia nos ha privado de conciertos en vivo y festivales, al menos el cine y la televisión han seguido sensibilizando y nutriendo la demanda y la nostalgia musical a base de un inteligente repaso histórico que es tan provechoso para el negocio, como valioso para la pervivencia de sus mitos y leyendas.

Criptoarte

¿Un fraude?

Arte físico, material, contra el arte virtual. Sí, la controversia se ha agudizado tras el remate de 69,3 millones de dólares logrado por la obra virtual de Beep 'Everydays: The First 5.000 Days', puro criptoarte consagrado por esta cotización y por la seguridad de un certificado de autoría amparado en la tecnología 'blockchain'. El arte digital ya existía, pero ahora esta nueva categoría de singularidad exclusiva -los NFT, es decir, los 'Non Fungible Tokens'- es la que le da valor en el mercado. Obviamente, el arte es arte, sea cual sea su soporte. Y puede ser también bueno o malo, al margen de que sea material o virtual. Quien ha reaccionado contra el criptoarte es David Hockney, el creador vivo que junto con Jeff Koons todavía no ha sido superado en su cotización por ningún criptoartista. Hockney dice que el criptoarte es un fraude. Acostumbrado a la creación digital con su iPad, ahora sostiene que la obra no existe si no se imprime. Beep le ha contestado divertido con un tuit: «Estoy buscando impresora. Mi presupuesto es de 69,3 millones de dólares».

Museos

Caída notable

Las consecuencias de la pandemia en las cifras de los museos más visitados del mundo son ciertamente notables. Según 'The Art Newspaper', la caída media de visitantes en los 230 primeros museos del mundo ha sido del 77% en 2020 y el cierre medio en todos ellos se ha extendido hasta los 145 días. Con estas cifras el número total de visitantes ha pasado de 230 millones en 2019 a 54 millones en 2020. La asimetría geográfica y cronológica de la pandemia ha producido efectos distintos según las ciudades y los centros. Piénsese en el contraste entre la apertura actual -con ciertas restricciones en el aforo- de los museos neoyorquinos o de los principales centros de España y el mantenimiento del cierre en los museos de Francia y reino Unido. En todo caso, lo que no se dice en la publicación es el impacto económico en los museos y, lo que es peor, su efecto en las economías locales.

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