Mayumaná elige Bilbao para el estreno de su último montaje, 'Impulso'

Percusionista, cantante y bailarina, no desaprovechará la oportunidad de salir mañana a escena. Hasta el domingo ofrecerá, junto a otros siete compañeros, un montaje que remite «al latido de todos los seres vivos, el colectivo y el individual, con la energía habitual de Mayumaná». No faltarán proyecciones en seis pantallas LED y música electrónica pregrabada, con el contrapunto en vivo y en directo de canto, guitarras y cajones flamencos. «Habrá guiños a montajes anteriores de la agrupación pero, como es lógico, también números novedosos con elementos como taburetes de bar y palos de madera. Hemos conseguido que todo fluya y tenga sentido».

El espectáculo durará 90 minutos y la interacción con el público revolucionará el ambiente, como es habitual en los shows de Mayumaná. «Cualquiera puede hacer música con su cuerpo. Nos encanta que la gente nos acompañe. Eso sí, en 'Impulso' también hay remansos de calma. Hay escenas muy tranquilas. El impulso colectivo y salvaje nos motiva, pero no olvidamos el pálpito individual y la introspección».

El 30 de junio se estrenaron como filial española de Mayumaná con 'Currents', un show ya rodado de la compañía, que ofrecieron en un escenario instalado sobre el lago del parque de La Alhóndiga en Getafe. Luego recalaron en la localidad tinerfeña de Adeje y en Madrid (Sotogrande y Moralzarzal), sin perder de vista los ensayos de su primer espectáculo propio. «Estamos a tope, con mucha fuerza. 'Impulso' va a suponer nuestra carta de presentación y ya tenemos prevista una gira por Latinoamérica».

Son ocho intérpretes de entre 23 y 31 años, casi todos españoles, de Valencia, Madrid y Canarias, con la única excepción de una chica argentina. «De momento no hay ningún vasco, pero tiempo al tiempo. En nuestra web se pueden apuntar los interesados». Pese a ser una ramificación con agenda independiente, mantienen intactas las señas de identidad de la agrupación original, que tiene sede en Tel Aviv. Les separan más de 3.500 kilómetros, pero el contacto con Boaz Berman, cofundador de Mayumaná es constante y esta semana vendrá a Bilbao para apadrinar las representaciones.

«Hay que mantener el listón muy alto, a sabiendas de que Mayumaná tiene debilidad por nuestro país. ¡La conexión es brutal! Vinieron por primera vez en 2001 y se quedaron ocho meses en Madrid». A juicio de la directora de la compañía en España, la razón de esta afinidad es clarísima y hasta atronadora: «Aquí llevamos la percusión en la sangre. Hay tamborradas, palmas, batucadas, charangas, bombos legueros, cajones flamencos... La vertiente percusiva y rítmica tiene un papel fundamental en nuestra música».

Ella misma, nacida en el pueblo valenciano de Godella, conoce de cerca el mundo de las bandas y su vocación fue tempranísima. Con apenas tres años, ya imprimía ritmo a todo lo que tocaba. «Jejeje, estaba predestinada. En mi familia se valora el arte. Recuerdo que en 2002 mi madre me llevó al Teatro Olympia para ver un espectáculo de Mayumaná. ¡Una pasada! Desde ese momento, soñé con entrar en la compañía». Graduada en el Centro Superior del País Vasco (Musikene), completó sus estudios musicales en Estrasburgo y amplió su formación con cursos de danza, técnica vocal y teatro.

«Entre una cosa y otra, todo me llevaba a Mayumaná... ¡Era mi meta!». A los 21 años entró en sus filas, tras superar un casting durísimo, con 950 aspirantes de medio mundo, de los que solo llegaron 11 al nivel exigido. Los elegidos marcharon a Tel Aviv donde se empaparon del espíritu de la agrupación. «La formación es muy completa, tanto de boxeo como de yoga. Te prepara para que todo parezca fácil. Hay que sudar la camiseta con alegría».