Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
«Yo nunca hablo en el saludo, eso lo suele hacer mi compañera Concha Velasco». En contra de su costumbre, José María Pou alzó la mano en el Arriaga para interrumpir los aplausos a 'Viejo amigo Cicerón' y, emocionado, dio las gracias a los espectadores ... por seguir yendo al teatro «a pesar de todo». A la especial complicidad que se palpa entre los artistas y el público enmascarado se unía la paradoja de que él venía de Barcelona, que en aquel momento, a mediados de noviembre, era una ciudad con las salas cerradas a cal y canto. Hoy la actividad ha vuelto a Cataluña pero se ha suspendido en Galicia, La Rioja y Castilla La Mancha. También Málaga ha bajado el telón, mientras otras ciudades andaluzas tratan de acostumbrarse a las funciones matinales y a las cuatro de la tarde.
Jesús Cimarro | Pte. Federación de productoras
«Cada semana o cada quince días estamos cambiando fechas u horarios», resume Jesús Cimarro, presidente de la Federación de Productoras de Teatro y Danza y gestor de tres teatros en Madrid. «Eso descentra y desequilibra a las compañías y al público». Las diferencias en la evolución de la pandemia y en la percepción de la actividad cultural hacen parpadear las luces de los patios de butacas, que en Euskadi siguen encendidas. Sin embargo, el aforo reducido (al 50% con un límite de 400 espectadores) y el confinamiento municipal debilitan los teatros y hacen inviable la temporada de ópera.
Todo el sector contuvo el aliento ante la última reunión del LABI, en la que se esperaba que adelantaran el cierre de la actividad. Finalmente, mantuvieron las funciones a las siete de la tarde. «Hay comunidades que cierran y otras más permisivas, Euskadi es un híbrido», dice Gorka Mínguez, actor, director y productor. «Yo arriesgo bastante y voy a taquilla». En 'De Bilbao ¡¡¡Ahivalaostia!!!', tenía todo vendido y «más de dos tercios era gente de fuera de Bilbao». Con el cierre perimetral y las devoluciones, «nos tuvimos que plantear si cancelábamos, pero seguimos adelante y las entradas se vendieron».
Gorka Mínguez | Asociación Eskena
Mínguez es miembro de la plataforma Reset de artes en vivo y de la junta directiva de la asociación Eskena, dos colectivos que intentan conseguir que las entradas sirvan «como salvoconducto» para sortear las restricciones. «Se ha demostrado con estudios que los teatros son espacios seguros, y el público está respondiendo». Cada fin de semana, los aplausos son una nueva conquista. «Avanzamos a trompicones y nos movemos a corto plazo. Antes programábamos con ocho meses de antelación y ahora con dos, tres o cuatro meses, incluso el Arriaga. Se cubren las espaldas por si tienen que cancelar y recolocar funciones».
La cultura en vivo tiene un público fiel y ahora militante, aunque varios programadores coinciden en que está cambiando. Las personas mayores se sienten más vulnerables y se quedan en casa, mientras hay jóvenes que ante la menor oferta de ocio están descubriendo el teatro. Con el tiempo se verá el poso que dejan las nuevas costumbres. Para Jesús Cimarro, «el hábito es importantísimo y cuesta mucho recuperar la normalidad» allí donde se baja el telón. «Muchos colegas de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido ponen a España como ejemplo». También es cierto que en estos países hay otros sistemas de protección a los artistas, y aquí un cierre prolongado supone un mayor descalabro. Madrid se reivindica como primera plaza teatral y es la única comunidad con un 75% de aforo. «Es un acto de resistencia. Con todas las precauciones, durante la pandemia hay que seguir viviendo».
Isabel Vidal | Adetca (Cataluña)
En la otra gran capital, Barcelona, sucedió lo inimaginable. Poco después de una declaración institucional de la cultura como actividad esencial, se decretó el cerrojazo en toda Cataluña durante casi un mes. «Fue toda una declaración de intenciones, eso dice mucho de una comunidad», asume Isabel Vidal, presidenta de Adetca (Empresas de Teatro de Cataluña). El sector se movilizó, «pero nos costó mucho que asumieran que la cultura es segura. Cuando hagamos balance nos daremos cuenta de que se ha perdido talento y estructuras». El equilibrio es delicado «y lo que nos permite resistir es una suma de esfuerzos», enumera. El productor que pone su dinero para hacer un espectáculo, la Administración que no tiene tantos recursos para parar este golpe, los trabajadores que dan lo mejor de sí y el público con una actitud maravillosa, de piel de gallina».
Juan Antonio Vigar | Gerente teatros de Málaga
Esa cadena se ha detenido en Galicia y se ha abierto una herida difícil de curar. Antes del cierre total han vivido «situaciones surrealistas» con aforos de 30 personas en teatros de 900 butacas. «Y era injusto porque en uno de 150 también se admitían 30», describe Luciano Fernández, que gestiona el auditorio de Narón. Con grandes éxitos como 'Shock', tuvieron que devolver 800 entradas. «Hemos hecho recaudaciones de 300 euros con espectáculos que en condiciones normales darían para 10.000 o 12.000». No hay manera de cuadrar las cuentas y son los ayuntamientos los que pagan el caché, «dependiendo de su sensibilidad y del color político. Hay compañías en situación dramática, no entendemos por qué nos hacen esto», lamenta.
José Saiz | Teatro Flumen (Valencia)
También Málaga ha parado la actividad cultural, uno de los grandes motores de la ciudad, al superar la barrera de los mil casos por cada 100.000 habitantes. «Es muy duro tener que cerrar nuestras puertas, sobre todo porque hemos demostrado que somos espacios seguros», cuenta el gerente de los teatros municipales, Juan Antonio Vigar. «Seguimos trabajando con artistas y compañías con la intención de no cancelar, sino aplazar».
En Valencia adelantaron las funciones a media tarde en previsión de nuevos «vaivenes» con los horarios. A José Saiz, actor, director, productor y director artístico del Flumen, segundo teatro de la ciudad, le preocupa que cale el mensaje «del miedo a salir de casa. El peligro, más que las restricciones, es no tener público», advierte. «La cultura en estos momentos depende totalmente de la Administración». Teme que el balance de 2021 «sea incluso peor que el de 2020, porque hay menos colchón».
75% es el aforo permitido en Madrid, frente al 50% de Euskadi y Cataluña, por ejemplo, y el 33% de Castilla y León.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.