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«¿Tú crees que a papá le gustaría esta obra?». «Pues le encantaría, porque no deja de ser el protagonista». La dramaturga, actriz y directora ... María San Miguel y su madre, María José Santos, se suben al escenario -hoy en la Sala BBK de Bilbao- para hacer un ejercicio de memoria familiar y de toda una generación, la que en los años 70 y 80, alejada de los focos, «trabajó para construir la democracia». También reviven su propio duelo, aunque eso no entraba en sus planes cuando, en abril de 2020, empezó a preparar una pieza sobre el confinamiento para el Festival de Otoño de Madrid.
'I'm a survivor' se inspiró en el espíritu de lucha de su padre, Bernardo, que se enfrentó a tres cánceres «con muchísima fortaleza. Con el de laringe perdió la voz y tuvo que aprender a hablar con una traqueotomía. Era tan comunicativo que aprendió enseguida», cuenta. La pandemia le sorprendió ingresado por una infección de riñón y se contagió de coronavirus. Se recuperó y ella empezó a documentar con su móvil escenas cotidianas de la vida en el hospital. Después, continuaron el trabajo en casa. Su propuesta había sido seleccionada y Bernardo, curtido militante socialista que asumió responsabilidades en los primeros años de la democracia, prejubilado como secretario del Ayuntamiento de Carpio, se preparaba para salir a escena con su hija.
El 28 de mayo se desmayó y en pocas horas murió por una trombosis intestinal que sufrió como secuela del covid. Tenía 65 años. Aquella noche, «en esas horas tan extrañas en que hablas de todo, mi madre me dijo: ahora no estará papá pero estaré yo, porque tú tienes que seguir adelante». No pudo ponerse a escribir «hasta finales de octubre, cuando empezamos a ensayar».
Nunca pensó embarcarse en un proyecto tan personal, pero sus padres tienen mucho que ver con su manera de vivir la profesión. Utiliza el teatro documental como herramienta pedagógica y de investigación. El nombre de su compañía, 43-2, hace referencia a las coordenadas del árbol de Gernika porque está muy unida a Euskadi. Dedicó una trilogía al terrorismo después de entrevistar a víctimas, analistas y responsables políticos. Uno de los primeros a quien recurrió fue a José María Calleja, que fue su profesor en la universidad y luego su amigo.
En la función, que hoy trae por primera vez en Euskadi, incluye un homenaje al periodista, fallecido de covid en abril de 2020. Lleva a escena el duelo «que miles de personas han tenido que vivir en soledad. Hay que hacer un ejercicio de memoria porque ya se nos ha olvidado que eso ha ocurrido», dice. «En nuestra cultura no se habla de la muerte y yo siento una especie de estafa, porque nadie te dice lo duro y difícil que es». Pero en las escenas de la obra también vemos «que la vida sigue». Hay poesía, humor y reivindicación, da voz a las enfermeras que atendieron a Bernardo. Su madre, que de joven hizo teatro amateur, «ahora me eclipsa», asegura. «Hace un viaje muy intenso y a veces muy difícil. Después de cada función le digo: «mamá, ¿quieres seguir? ¿cómo te encuentras? Y ella siempre quiere seguir».
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Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
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