«Te preguntan si quieres tener hijos y nunca respondes: no sé si puedo»

Pisar el escenario del Gran Teatro Falla de Cádiz ha sido un espaldarazo para una compañía pequeña que con sus dos primeras creaciones –'Yerma' y 'Altsasu'– ha logrado cinco nominaciones en los Max, más que ninguna otra. Incluso antes del reparto de premios ya empezaron a notar la luz de los focos. La obra que refleja los «dolores y sentires» generados por el 'caso Alsasua' se verá en el Festival Grec de Barcelona y ya tiene parada asegurada en Madrid, al igual que 'Yerma'. Siguen saliendo bolos. Han logrado que su nombre suene –y gire– más allá de Euskadi. «Cuesta mucho que se te vea. La labor de descentralización de los Max es muy importante para quienes trabajamos en la periferia con menos recursos», asegura Goiricelaya.

La autora, directora y actriz bilbaína sacó chispas al minuto que los responsables de la gala concedían a los galardonados. Además de hacer un guiño a Chéjov –«las tres hermanas por fin han pisado Moscú»– citó una frase de la 'Yerma' original –«hay cosas encerradas detrás de los muros»– para hablar del alcance de la infertilidad y de las consecuencias del «productivismo capitalista» para las mujeres. Su 'Yerma', que no tiene ni una palabra de Lorca pero sí respeta su estructura y su aliento trágico, es una mujer triunfadora que ha ido retrasando la maternidad y cuando busca el embarazo no lo consigue.

Se inspiró en «experiencias cercanas. A mi alrededor tenía varias amigas en ese proceso y me fijé en todo lo que hay alrededor de la infertilidad: el negocio, la pelea contra la propia biología y la naturaleza, la desinformación, todo lo que no nos han contado», explica. «Yo no tenía conciencia de que a partir de los 35 años la fertilidad disminuye de forma radical», y a nadie le preparan para eso. «Vivimos en la era del 'si quieres puedes', 'si lo intentas mucho lo vas a conseguir' y esos mensajes positivistas tienen muchas cosas negativas», advierte. «La sociedad patriarcal nos empuja, parece que la mujer tiene que ser madre sí o sí y eso no es real. Quizá porque no quieres, quizá porque no puedes».

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La gestación subrogada podría dar para otra obra de teatro, pero ella no la escribirá. «No me interesa en absoluto, estoy muy en contra de la compra de seres humanos», zanja. Seguirá explorando temas comprometidos que exigen procesos de documentación, en los que sale a relucir la periodista que fue antes de consagrarse al teatro. Esta misma semana (viernes y sábado) llega al Arriaga 'Nevenka', sobre la mujer que por primera vez en España ganó un juicio a un político por acoso sexual (y tuvo que abandonar el pueblo). La siguiente producción de La Dramática Errante abordará los cuidados paliativos. 'Ni flores, ni funeral, ni cenizas ni tantán' es la obra que ha escrito durante su residencia en el Centro Dramático Nacional.

La compañía que ha fundado junto a Ane Pikaza, la actriz que interpreta a 'Yerma' y ha sido finalista en los Max, también lleva la dirección artística del Festival de Teatro de Olite, con la premisa de que la programación sea paritaria. Según los datos que maneja, las mujeres solo firman el 20% de los textos y dirigen el 32% de la producción teatral. «Hay un agravio comparativo también en la gestión cultural, hasta hace poco las grandes direcciones estaban copadas por hombres», lamenta. «Poco a poco se va corrigiendo, pero aunque hay producción firmada por mujeres se nota un salto cualitativo. Tienes menos oportunidades para obtener financiación y es difícil que te den la oportunidad de dirigir un gran espectáculo con un gran presupuesto».