![Enrique de Ybarra, presidente de EL CORREO y de la Fundación Vocento, entrega el premio a Lorenzo Silva junto a Fernando García de Cortázar.](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201806/20/media/cortadas/lorenzo-silva-kuxG-U6099864481UYC-624x385@El%20Correo.jpg)
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Respetuoso por educación y carácter, el escritor Lorenzo Silva se encontró con un mensaje en una red social que contenía «injurias, calumnias y amenazas» contra él. Abogado antes de dedicarse por completo a la escritura, rechazó la idea de denunciarle por el tiempo y el esfuerzo que iban a llevarle. Pero llenó el formulario de la red social para que tomaran cartas en el asunto y le respondieron que la persona que «había cometido esos tres delitos» no había infringido sus normas.
«Me di cuenta de que no sólo toleraban esos mensajes de odio sino de que los alentaban porque les daban más tráfico y así los podían monetizar. Me sobrecoge que el odio se haya convertido en una mercancía, lo que va directamente contra el humanismo y la ilustración que forman parte de nuestra cultura», declaró ayer Silva.
La serie policiaca Nacido en 1966, Lorenzo Silva es conocido especialmente por sus novelas policiacas que protagonizan los guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro.
Antes de la literatura Estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y ejerció como abogado de empresa en Unión Fenosa (1992-2002).
En un acto celebrado en el auditorio del Museo de Bellas Artes de Bilbao, el escritor recogió el XXXI Premio de Periodismo EL CORREO, que ganó con su artículo 'El sacrificio de Ignacio Echeverría', un texto que versa sobre el español que murió en Londres en un atentado yihadista por proteger a otras personas. La ceremonia estuvo presidida por Enrique de Ybarra, presidente de EL CORREO y de la Fundación Vocento -que dirige Fernando García de Cortázar- y presentado por la periodista de este diario Marta Madruga. Silva mantuvo una conversación con César Coca, adjunto a la dirección del periódico.
El autor, que acaba de publicar la novela 'Lejos del corazón', aún se sorprende de que «haya odiadores a tiempo completo», se preguntó por lo que «hacían antes de que existiesen las redes» y se lamentó del trato que reciben los «disidentes». Los insultos y las amenazas le parecen lo contrario de lo que representa Ignacio Echevarría, el joven gallego que salvó la vida de otros por un instinto educado en la solidaridad. «La suya es una historia heroica, iluminadora, de las que abre esperanzas y perspectivas a los demás, aunque también trágica. Su acto permitió que algunas personas pudieran continuar con sus proyectos de vida. Contra ese tipo de heroísmo está el que se arrogan los terroristas que nada tienen de héroes, que cierran y destruyen posibilidades».
«No hay una línea divisoria clara entre la escritura periodística y la literaria, y menos cuando se trata de relatar historias humanas», aseguraba ayer Miguel Zugaza tras asistir al diálogo entre Lorenzo Silva y César Coca. Según el director del Museo de Bellas Artes, el premiado, «un autor dotado de un talento extraordinario, podría haber escrito una novela» sobre el héroe del monopatín, pero prefirió «transmitir en unas pocas líneas el valor de la aportación ejemplar de un ser humano» como Ignacio Echeverría, y «escribió un artículo magnífico , conmovedor». «Lo que nos interesa en la escritura es lo que nos emociona, lo que nos conmueve; el relato desde una visión personal. Y eso también pasa en las artes plásticas, donde nos interesa el punto de vista del creador, su visión del mundo», dice Zugaza.
El escritor conocido por su serie de la sargento Chamorro y el teniente Bevilacqua, ambos investigadores de la Guardia Civil, citó los 'Ensayos' de Michel de Montaigne, cuando el francés de Burdeos decía que «la crueldad es fruto de la cobardía», de los que no son capaces de convivir. «Montaigne apreciaba el valor no sólo de los hechos extraordinarios sino también en los que se aprecian en la vida corriente de los seres humanos. Ignacio Echeverría no iba preparado para ser un héroe ese día. Se encontró con la situación y actuó como uno de ellos».
En opinión de Silva, aunque el sentido del deber no sea hoy muy popular, no por ello deja ser necesario. «Todas las personas conscientes tienen que asumir por sí mismos y ante sí mismos una escala de valores para que su vida sea más sólida. Yo creo que está sobrevalorado el estar libre de obligaciones. El deber no tiene por qué dar miedo y no tener ninguno supone sencillamente una desgracia».
Alabó el valor de los periodistas «que dicen lo que no gusta a los poderosos» y pormenorizó los modos en que se enfrenta a los reportajes y los artículos. «Yo también siento la presión del tiempo cuando tengo que entregar algo para los periódicos y admiro a los que tienen que enfrentarse a él todos los días». Recordó cuando escribió un reportaje para el dominical de EL CORREO, el 'XL Semanal', sobre el Campo de Gibraltar y los delitos que se cometen por esa zona. «Estuve patrullando una noche con la Guardia Civil y saqué de aquellas horas el material para los cinco folios que tuve que escribir para la revista. Pero me guardé mucho más. Aquella experiencia me dio mucho de sí, tanto que ahora acabo de recuperar lo que aprendí para escribir mi última novela».
Ese es uno de los trasvases más claros entre periodismo y literatura, más oblicuo cuando escribe artículos de opinión. «Me enfrento a ellos con más pudor y responsabilidad y me pregunto siempre qué puedo aportar más allá de una percepción subjetiva».
Su bagaje como abogado y asesor fiscal con años de profesión antes de dedicarse de lleno a la literatura le ha permitido escribir y opinar con conocimiento de causa. «Entonces puedo escribir rápido, lo que suelo necesitar porque muchas veces me piden el artículo en el mismo día en el que tengo que entregarlo. Me preocupo en ser extremadamente preciso porque las cuestiones técnicas suelen serlo. En otros, me puedo dejar llevar con más facilidad».
Contó cuando escribió sobre una final de la Europa League que perdió el Atlético de Madrid. Le llamó la atención lo que dijo el entrenador del equipo, el 'Cholo' Simeone, «tenés todo y tenés nada». Tituló así su texto, que publicó en la versión digital de un diario y en la siguiente feria del libro de Madrid le vinieron muchas personas con el artículo impreso para que se lo firmaran. «Noté que había descrito bien un sentimiento», advirtió.
Silva reveló que ahora se toma más tiempo en la escritura que en su juventud: «Entonces tenía más prisa y no sabía siquiera si me lo iban a publicar. Ahora disfruto más».
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