A principios de año, un anuncio de una conocida marca cervecera resucitaba a Lola Flores a través de una técnica llamada 'deepfake'. La grabación nunca se produjo como tal, sino que se logró simular a la Flores a través de inteligencia artificial con la manipulación ... de miles de imágenes. La voz que se escuchaba era la de su hija, Lolita. ¿El efecto? No tardaron en alzarse voces en contra de la recreación visual de personas fallecidas. En defensa salieron sus hijas, que habían colaborado en la realización.
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'Lola' también cuenta con el beneplácito de la familia, aunque las voces se multiplican intercalando el testimonio de hasta 44 invitados. De hecho, no cuesta distraerse entre los elogios de artistas del momento como Rosalía, María José Llergo y C. Tangana, quienes dejan claro que el icono folclórico sigue de actualidad.
La principal dificultad al afrontar un documental sobre 'la Faraona' es que difícilmente se pueden superar los testimonios que dejó en primera persona, tanto en entrevistas como en programas televisivos. De sus tragedias y éxitos habló en público y en sus memorias con una naturalidad aplastante.
El primer episodio de 'Lola', dirigido por Israel del Santo ('El Palmar de Troya'), sirve también para desmentir algunas anécdotas como esa mil veces repetida de que en su primer viaje a Nueva York la familia cargó con una jaula y un pájaro en el avión. La imagen es sugerente y pintoresca, pero nunca existió, al menos según Carmen Flores, su hermana. Sin embargo, hay otra falacia que no se desmiente y a la que dan alas: el título del primer episodio -'Ni canta ni baila'- proviene de una frase mal atribuida al periódico 'The New York Times'. Nunca nadie en el medio americano escribió esa frase («No canta ni baila. No se la pierdan») acerca de la artista. En este capítulo que abre la docuserie se repite hasta tres veces entre los participantes en el documental.
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El principal logro de la producción ha sido incluir temas espinosos como cuando la jerezana «vendió su honor» -lo comenta su hija Rosario- a cambio de 50.000 pesetas que le sirvieron para financiar su primer gran espectáculo. Eran finales de los cuarenta. El 'putero', Adolfo Arenaza, un empresario de antigüedades. Con ese dinero pudo levantar 'Zambra', con la que giró seis años. No fue un camino de rosas. Su pareja dentro y fuera del escenario fue Manolo Caracol, quien la maltrató.
Mientras que los pasajes de su vida se suceden a buen ritmo, hay declaraciones que chirrían. El más sonrojante es el testimonio de Alaska cuando dice que es un «ejemplo de mujer que ha hecho lo que ha considerado que tiene que hacer por encima de lo que se supone que debe hacer». Lo afirma tras ese vídeo de archivo en el que Flores reconoció haber «vendido» su cuerpo para prosperar en su carrera. La sensación es que el retrato de la artista queda ensombrecido por los mensajes de sus seguidores cuando hubiera sido más interesante poner el acento en lo que ella misma expresó, cantó y bailó.
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Cuatro episodios. Dirigida por Israel del Santo, la serie utliza archivo documental y el testimonio de 44 invitados, entre artistas, expertos y familiares. Se estrena el 24 de octubre en Movistar+.
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