Xenia García aborda los abusos infantiles, el suicidio y los secretos en 'Kudryavska'

«Hace años leí la noticia de que una mujer había descubierto material pedófilo de su marido tras 25 años de matrimonio, pero en vez de denunciarlo, guardó silencio», cuenta García, que se ha documentado profusamente de muchas fuentes, una de ellas, un pedófilo al que conoció en la 'dark web'. «Me interesaba entender qué pasaba por su cabeza, pero por supuesto, me costó empatizar con él», recuerda la escritora, que constata el enorme aumento de la pornografía infantil en los últimos años gracias a la expansión de las nuevas tecnologías, algo de lo que le informaron los policías que trabajan contra los pedófilos en las redes y una juez.

'Kudryavka', cruda en el fondo y en la forma, trata también los abusos sexuales en la infancia, una lacra que afecta a uno de cada cinco menores, como descubrió con horror García. «No hablamos lo suficiente de ello», cree esta autora, que lamenta la «brutal hipersexualización» que sufren sobre todo las niñas. «No sé cómo no nos llevamos las manos a la cabeza al ver la presión a la que se somete a las chicas desde muy pequeñas», lamenta. Libros como 'El consentimiento', de la escritora francesa Vanessa Springora, publicado en 2020, sirvieron para comenzar a iluminar un asunto, el de la pederastia, sobre el que no se prestaba atención suficiente, asegura.

En su novela, también pone el foco sobre el suicidio, «el ejercicio último de la libertad del ser humano», subraya García, aunque se trate de una decisión que devasta a las personas cercanas a quien se ha quitado la vida «porque a un muerto ya no le puedes preguntar por qué lo ha hecho». «Conocí cuatro suicidios relativamente cercanos a mí durante el confinamiento», señala la escritora, que en el libro, además, explora las entrañas del Opus Dei, que ha asfixiado el matrimonio de la protagonista.

«El Opus tiene una gran implantación en mi ciudad, Sevilla, y para muchas personas, es un mecanismo de control», sostiene García, que ha dado el salto a la novela tras sus libros de cuentos 'Cárceles de azúcar' y 'El trigo que cae'. «Sobre la pedofilia y el suicidio no se habla, ni tampoco sobre la actitud de la iglesia en estos casos. La literatura debe servir para poner palabras en los abismos construidos por el silencio», agrega.

En 'Kudryavka' el lenguaje se convierte en un elemento central. Las frases cortas y secas llegan al lector como puñetazos y ayudan a visualizar el mundo de opresión en el que viven los protagonistas. «El lenguaje es una herramienta fundamental para mostrar la realidad», apunta la autora, que entremezcla descripciones con otros artefactos literarios que hacen captar la atención, como listados de famosos que de una u otra forma, están vinculados a alguno de los personajes.