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Una conocida política valenciana, de físico desbordante y voz grave, muere en un hotel de Madrid cuando esperaba para declarar ante la Justicia. Ella se llama Vita Castellá y la investigación sobre lo sucedido se asigna a dos hermanas inspectoras que acaban de salir de ... la academia, con la indisimulada intención de que el caso se cierre cuanto antes y con el menor ruido posible. Esta es la trama de 'La presidenta' (Ed. Alfaguara), la última novela de Alicia Giménez Bartlett, en la que por primera vez tras una docena de entregas no está presente en una trama policial su personaje de Petra Delicado.
- Después de una novela que era en realidad la biografía de Petra Delicado, publica otra policial pero con dos hermanas al frente de la investigación. ¿Cómo debemos interpretarlo?
- Como lo que es. Que una mujer de 70 años no está muerta y quiere explorar otros caminos. He buscado otros personajes pero la forma de escribir no cambia. Es como una rebelión personal contra Petra y contra mi destino. Ese destino, con minúscula, por favor.
- Sí, porque Destino es la editorial donde ha publicado las novelas de Petra y esta aparece en Alfaguara.
- Pero eso no significa que esté enfadada con ellos, ni mucho menos. De hecho, tengo ya un contrato para un libro de Petra que se publicará en 2023. Sucedió que la editora de Alfaguara Negra me insistió en la posibilidad de un libro con otros personajes y me pareció bien.
- Lo primero que llama la atención del libro es el hecho infrecuente de que las investigadoras sean hermanas. ¿Cómo se le ocurrió?
- Petra tiene detrás una mochila con mucha vida y reflexión, y me apetecía ver cómo es el mundo de las policías jóvenes, que son ahora muchas. Como me gustan mucho los diálogos se me ocurrió que fueran hermanas porque eso daba más posibilidades de relación y convivencia. Y les creé una familia en Valencia, que es una comunidad donde aún queda mucho resabio agrícola y donde algunos de esos valores del campo están vigentes. He tratado de reflejar una cierta forma de ser valenciana, consistente en disfrutar del momento. Es cierto que puede ser algo tópica pero que yo, que ahora vivo en esa comunidad, creo que no es para nada banal.
- Ambas hermanas son muy distintas.
- He hecho una encuesta rápida y resulta que eso es bastante común. A mí me da pie a algunos diálogos sin forzar la máquina de la verosimilitud. Para ello he escuchado mucho a las chicas actuales y he intentado captar cómo son.
- Luego está ese personaje que se parece tanto tanto a Rita Barberá hasta en el nombre. ¿Su interés por el personaje es anterior a la creación de los personajes de las policías?
- Me tenía fascinada incluso antes de su muerte por su personalidad. Estábamos en las antípodas ideológicas, pero me interesaba mucho una mujer con tanto poder, tan políticamente incorrecta, que tenía tantas cosas que están penadas por la sociedad y en grado sumo... Casi me caía simpática por ello, por ser una fuerza de la naturaleza. Y luego está la circunstancia de que, estando rodeada de corrupción, no parece que ella obtuviera ningún beneficio personal más allá de aquel bolso... ¿Por qué permitió tanta corrupción? Porque lo que hizo por Valencia lo perdió por el desprestigio de todo eso. Esa es la pregunta que quiero trasladar a los lectores, la de qué la movía en la vida pública.
- ¿Y su muerte?
- Antes de que muriera, ya había fotos muy impactantes en las que se la veía muy desmejorada. En el partido la abandonaron, como han hecho otras veces. Yo no creo que fuera asesinada, pero sin asesinato no había novela.
- ¿No pensó en ponerle su nombre real?
- Habría sido demasiado cruel.
- ¿Temió problemas legales?
- No, pero le diré que el departamento jurídico de la editorial leyó el original.
- ¿Le sugirieron algún cambio?
- Sí. Hubo algún detalle que cambié porque no afectaba al texto. Y otra cosa, esa imagen de la ballena que aparece al principio, que me negué a cambiar.
- Nunca había usado un personaje tan famoso en una novela. ¿Qué dificultades plantea moverse en un terreno así?
- En la primera escena ya está muerta y todo lo que se cuenta después, de sus costumbres a su orientación sexual, era vox populi. En la Comunidad Valenciana la gente es muy permisiva en todo lo sexual. Yo no me he ensañado con el personaje, que, más allá de su actuación, a mí no me hizo nada. Dejo en manos del lector la interpretación de por qué quería ser amada, admirada y tener poder. El personaje tiene claroscuros, el real y el de la ficción. Y juzgarla me parecía innecesario.
- ¿Es consciente de que muchos lectores pensarán que su hipótesis del asesinato es verosímil?
- Sí, sobre todo sabiendo que el pueblo español es escéptico y desconfiado. A lo mejor algún día nos enteramos de algo nuevo sobre su muerte... entonces me enteraré yo al mismo tiempo que el resto.
- ¿Alguien del PP o del entorno de Barberá le ha comentado algo?
- No, y estoy muy decepcionada por ello (se ríe).
- ¿Qué va a hacer con las dos hermanas policías?
- No lo sé. Me he divertido mucho escribiendo su historia, pero no sé si volverán a cautivarme. Estoy en un proceso de observación de mí misma. Quizá las retome porque me hacen sentirme más joven. Y le diré que hay conversaciones para hacer una serie con ellas. No sé muy bien cómo se puede hacer eso con solo una novela. Pero ese es otro problema.
- También podría juntarlas con Petra, aunque fuera de manera episódica, en una trama.
- No lo había pensado, pero seguro que a Petra le parecerían odiosas y estúpidas.
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