![La primera frase en euskera conocida de Gabriel Aresti](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/10/14/aresti14-kvIG-U210422116179kFI-1200x1040@El%20Correo.jpg)
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Jon Kortazar
Sábado, 14 de octubre 2023, 00:18
Para un lector resulta siempre curioso conocer la biblioteca de sus autores favoritos, saber a qué escritores leía y a quiénes siguió. Gabriel Aresti, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 90 años, aprendió euskera con la 'Gramática vasca' del sacerdote Paulo Zamarripa, que, por otro ... lado, era la única que se encontraba en la posguerra. Por lo tanto no resulta extraño que se interesara por la obra literaria de creación del sacerdote y adquiriera 'Kili-kili. Barre ipuiñak' (1930) [Cosquillas. Cuentos de humor], una colección de relatos irónicos, por 13,50 pesetas (precio renovado para los años de posguerra). El libro reúne una serie de cuentos en un estilo sencillo y fácil que hacía de la prosa de Zamarripa, en palabras de Mikel Zarate, un buen ejemplo para aprender euskera. Ahora acaba de aparecer el ejemplar que perteneció al poeta y en el que ha dejado algunas huellas importantes.
Lo ha encontrado un músico que fue amigo de Aresti y busca primeras ediciones con la afición de un renovado bibliófilo. Está interesado en la obra Paulo Zamarripa (1877-1950), un sacerdote que nació en Laredo de una familia de Sondika. Ejerció el sacerdocio en Bermeo y sus obras conocieron varias ediciones. De ideología carlista, siguió editando en el franquismo más duro. Fue autor de una conocida gramática, 'El Bascuenze facilitado. Gramática Bizkaina', publicada por primera vez en 1909 y que conoció siete ediciones, algunas de ellas con el nombre de 'Gramática vasca'. A este inquieto coleccionista le faltaba una de sus obras, precisamente 'Kili-kili. Barre ipuiñak (1930) [Cosquillas. Cuentos de humor]'. Localizó en internet a un proveedor de libros antiguos que tenía a la venta un ejemplar y se citó con él en los puestos de venta que se montan los domingos por la mañana en El Arenal bilbaíno. Las casualidades existen, porque al ojear el ejemplar que le ofrecía pudo ver que venía firmado por Gabriel Aresti. Se llevó una de las sorpresas de su vida. Pagó el precio que le pedía (20 euros) y ahora lo conserva con la devoción de un amigo.
La familia de Gabriel Aresti conserva la biblioteca que quedó en el momento de su fallecimiento, pero este ejemplar rescatado ahora mantiene una serie de características que lo hacen especial.
Aunque no puede datarse el momento de su adquisición, el autor bilbaíno dejó claro que se trataba del cuarto libro que compraba para su colección en lengua vasca, el número 0004 que entraba en su biblioteca, por lo que pensaba que quería llegar a reunir al menos 9.999. El libro se adquirió, está claro, en la primera época del autor, cuando comenzaba a aprender euskera y se encontraba cerca del grupo de teatro Txinpartak y de la organización juvenil del Partido Nacionalista Vasco. Un periodo que Anjel Zelaieta, el biógrafo del poeta, data entre 1953 y 1956, entre sus 20 y 23 años.
En la portadilla el autor escribió: 'Gabriel Arestiren gutuntegia'. Esta última es una palabra especial que sustituye a la más normal 'liburutegia', biblioteca, y se encuentra en el Diccionario de bolsillo Vasco- Español y Español-Vasco (1918) de Resurrección María de Azkue, una útil recopilación que permite pasar de la palabra en castellano (librería personal) a la vasca (gutuntegi). Este diccionario también fue utilizado por el poeta Lauaxeta para componer sus poemas. Pero se debe señalar que ni Zamarripa ni el libro son ejemplos de purismo en la lengua.
Una frase que se sitúa en el encabezado de la portadilla muestra el entusiasmo del joven aprendiz de lengua vasca: «Gora Euskera maitegarria/Gora Euskalerri euskalduna beti!». Esta es la primera frase de Gabriel Aresti que se conoce hasta ahora. Deja clara constancia del ímpetu y de la ilusión con la que comenzaba el aprendizaje de la lengua. Testimonia también su iniciación en el idioma, puesto que las letras /r/ aparecen con la tilde para marcar que es fuerte, como indicaba Zamarripa en su 'Gramática'.
Queda un último detalle menor. De la misma manera que los lectores marcamos nuestros libros, poniendo la fecha de la compra, por ejemplo, Gabriel Aresti firma al final de cada cuento como señal de que ha terminado de leerlo.
Una senda de casualidades ha conducido ahora al hallazgo de este ejemplar. No sabemos, quizás no lo sabremos nunca, quién se lo llevó y cómo llegó a esa librería de viejo. Pero las casualidades existen y el amigo de Aresti se encontró con el ejemplar de 'Kili-Kili' que había pertenecido y leído el poeta.
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