Poesía para construir «lugares amables y habitables» en los que curarse las heridas

Es decir, Gerediaga admite que la poesía quizás no pueda transformar la sociedad, pero sí puede servir para curar y construir. «Es imprescindible seguir escribiendo poesía, es un respiro y un descanso, un refugio para animales heridos; es decir, para los humanos», reflexiona.

- ¿De dónde surge la concepción de este poemario?

- Cuando escribo en poema siempre pienso en entrar a ese espacio que Rilke llamaba Weltinnenraum (espacio interior del mundo), un lugar al que se puede acceder solo de vez en cuando, no todos los días. Entonces, intento que, por medio de la palabra poética, el mundo y la naturaleza que me rodean, el cielo y la tierra y el ser humano se escuchen y hablen el uno al otro.

- Es una obra reflexiva vinculada a las raíces, a la naturaleza.

- Sí. La palabra poética para mí tiene algo de todo eso. Un componente lingüístico racional -hay que elegir unas palabras y descartar otras-, pero al mismo tiempo tiene otro algo, que no está sujeto a fórmulas, que a veces aparece. Hablo de una especie de lugar en el que puedan habitar las cosas que deben perdurar.

- Es complicado definir o entender la labor del poeta en un mundo agresivo y en destrucción.

- Es una pregunta que nos formulamos muchísimas personas, poetas y no poetas. Me doy cuenta de que, cuando medio mundo está en guerra y patas arriba, yo estoy escribiendo poemas. Esa acción de juntar palabras tiene algo de absurdo en ese contexto pero, al mismo tiempo, tiene algo de imprescindible. Es una paradoja que no se puede resolver, como buen dilema que es, y hay que acostumbrarse a vivir con ese pequeño dolor de cabeza, a vivir con esa batalla interior. Yo tengo mis ideas de lo que puede aportar la palabra poética, pero es algo que llevo dentro. Lo que tengo claro es que debo seguir escribiendo, porque para mí es imprescindible.

- Quizás la palabra no vaya a transformar el planeta, pero puede ser de ayuda a algún lector.

- De hecho, la dedicatoria de este poemario es 'Zaurituentzat' (a los heridos). Pienso que todo ser humano es un animal herido, todos tenemos alguna herida que sangra un poco y de vez en cuando duele. En esos momentos en los que une sufre o recuerda cosas dolorosas, encontrar lugares habitables y algo más amables puede resultar un descanso.