Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La escritora Patricia Highsmith ( Texas, 1921-Locarno, 1995) visitó hace 39 años Donostia de la mano del Zinemaldia, tuvo una estancia rutilante y durante aquella 31ª edición se convirtió en «la reina del Festival», en palabras del editor Jorge Herralde, su cicerone en aquellos días ... de septiembre de 1983. Tras el estreno en Atlántida Film Fest del documental 'Loving Highsmith', acaba de llegar a las librerías 'Diarios y cuadernos (1945-1991)', una recopilación de los pensamientos y reflexiones más íntimos de la escritora estadounidense y que hasta ahora permanecían inéditos.
Posteriormente, Highsmith visitó varias veces España, pero aquella fue la primera. Estaba en su esplendor. Llegó el 18 de septiembre de 1983 en un avión de dos hélices «que vuela bajo» y que aterrizó en el aeropuerto de Hondarribia. «Me han advertido de que (San Sebastián) es un balneario o una ciudad turística. Pero es mucho más grande de lo que había pensado, con una zona antigua a la orilla del mar, las calles muy pequeñas para que pasen coches (...) La gente tiene segundas residencias aquí», anotó en su diario. Pasó por Casa Nicolasa, en donde remató la comida con un puro. Y dejó un 'clásico' sobre la hostelería donostiarra en general: «Restaurantes bastante caros». Y otro: los donostiarras van «bien vestidos».
Noticia Relacionada
La autora de obras como 'Extraños en un tren' o 'El talento de Mr. Ripley', que estuvo acompañada del editor Jorge Herralde y su mujer, Lali Gubern, venía al Zinemaldia invitada por el propio Festival para intervenir el martes día 20 en una mesa redonda sobre 'Cine y novela policíaca'. Moderada por Manuel Vázquez Montalbán, en el encuentro también participaron Guillermo Cabrera Infante, Samuel Fuller, Fernando Savater, Gabriel Celaya, Jorge Martínez Reverte, José Luis Guarner, Patricia Hart, Javier Coma, Vicente Molina Foix, Román Gubern, Andreu Martín, Juan Madrid y Juan Cueto, entre otros.
La autora llegó al Hotel María Cristina sobre las 18.30 horas, con un pequeño ramo de flores en la mano y acompañada de Marianne Liggenstorffer, de la editorial suiza Diogenes, y sin demasiadas ganas de fotos, ni de saludar a los admiradores y cazautógrafos: sólo firmó uno y, con cara de pocos amigos -según las crónicas de la época-, ocultó parte de su rostro con su largo flequillo negro.
Con el paso de los días, parece que su extraordinaria timidez remitió ante los requerimientos de prensa y público. O al menos así lo recoge Herralde en 'Opiniones mohicanas': «Se convirtió en la reina del Festival, eclipsando a 'stars' y 'starlets', firmando más autógrafos que nadie». Las crónicas de la época corroboran lo dicho por el editor, al punto de que un breve publicado en El Diario Vasco da cuenta de que la mañana de la mesa redonda, se vaciaron las ruedas de prensa de las películas de aquella jornada.
«Patricia estuvo muy atenta y paciente con la prensa, que no la dejaba ni a sol, ni a sombra, y parecía feliz y relajada en las cenas con otros participantes» de la mesa redonda. En especial, con Guillermo Cabrera Infante, a quien ya conocía de antes, el director Samuel Fuller y el escritor Julian Symons. «Recuerdo también lo mucho que le intrigaba un grupo de espectaculares 'drag queens', protagonistas de una película española, asiduas al bar de nuestro hotel», escribió Herralde.
La multitud de participantes en la mesa redonda, que se celebró a las once de la mañana en La Perla, desembocó en una abigarrada conversación en la que todo el mundo tuvo ocasión de intervenir, pero nadie la de explayarse en profundidad sobre algún tema. Todo sobrevolaron los asuntos centrales de la charla. De acuerdo con las crónicas, Highsmith «habló muy poco, en parte porque no la dejaron y en parte porque es así de natural», contó al día siguiente en El País Maruja Torres, que, entre tragos de whisky a primera hora de la mañana, llegó a entrevistarla.
Entre lo poco que dijo, la prensa de la época destaca que atribuyó su renuncia a tomar parte en la escritura del guion de las películas basadas en sus novelas a que «tengo muy poco talento para lo visual. Nunca me he sentido capacitada para escribir para el cine. En un momento dado -recordó-, hubo un plan para que (el realizador estadounidense) Joseph Losey adaptara una de mis novelas, pero tuvimos problemas de financiación y además yo prefería que él escribiera el guion».
A pesar de su laconismo, si alguien podía hablar de las relaciones entre 'novela negra y cine' era la autora estadounidense, que vio cómo la adaptación que Alfred Hitchcock realizó de su primera novela, 'Extraños en un tren', la propulsaba a la fama. En realidad, contó Highsmith, nunca llegó a conocer al 'rey del suspense'. «Únicamente me llamó por teléfono una vez para decirme que lo estaba pasando muy mal con el guion, que había despedido a dos escritores y que finalmente había contratado a (Raymond) Chandler», el creador del mítico Philip Marlowe.
Ante un público que abarrotó la sala de fiestas, los libreros guipuzcoanos aprovecharon la ocasión para entregarle el Euskadi de Plata. Ya por entonces, Patricia Highsmith -nacida en Texas, pero residente en París-, era toda una estrella de la constelación literaria, más en Europa que en Estados Unidos, y poco le faltó, si no lo fue, para convertirse también en la gran atracción de aquella edición del Festival de Cine. «Ha sido la figura más solicitada y esperada por los medios de comunicación», señalaba Mirentxu Echeverría. Con permiso de John Travolta, que vino a presentar 'Staying Alive'.
De aquel coloquio, Fernando Savater recuerda que acudió «muy intimidado» por la presencia de Highsmith «porque era una persona bastante intimidante y cuando se quedaba en 'petit comité', era despectiva con otras figuras ilustres. Era un personaje muy curioso, especial y también atrabiliario, pero bueno, con talento». Sí comenta el filósofo donostiarra que, en todo caso, «lo pasamos muy bien» en aquella mesa redonda, «admirándola porque era un personaje de rompe y rasga». Vicente Molina Foix confiesa guardar «un recuerdo muy vago porque estábamos muchos», aunque sí guarda algunas fotos con la escritora. Señala, esó sí, que «era una mujer seca, con aspecto antipático, aunque luego no lo fuera».
Al cabo de unos días, la escritora dejó Donostia para continuar su periplo español, primero en Barcelona y después en un Madrid cuyo alcalde, Enrique Tierno Galván, le insistió a Jorge Herralde para mantener un encuentro con la autora estadounidense. La cita tuvo finalmente lugar, en formato cena, en la que la conversación transcurrió en francés. Ya de vuelta al hotel, el editor el comentó a Highsmith, a modo de anécdota, que Tierno Galván había hablado en latín con el Papa durante un encuentro reciente. La respuesta de la escritora evidencia su sarcástico sentido del humor: «Confío en que su latín sea mejor que su francés». Y se tomó otro trago de whisky, cuenta Herralde en su libro 'Por orden alfabético'.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.