David de las Heras

Ilustración de obra literaria

«En mi obra hay un estilo que concilia la belleza y lo terrible»

El resultado es espectacular y, además de los elogios de Lunwerg, le ha valido el Premio Euskadi. «Me emociona porque nunca he olvidado mis orígenes», subraya De las Heras, un hombre con raíces profundas en el País Vasco que artísticamente se ramifica hasta donde le lleva la imaginación, que es mucha. En su abordaje de 'Campos de Castilla', juega con una amplia gama cromática y diferentes estilos, en color y paisajístico, en viñetas y narrativo, así como en blanco y negro y conceptual, sin diluir en ningún momento esa impronta suya tan personal que concilia «la belleza y lo terrible».

En su obra siempre hay más de una lectura, no basta con echarle un vistazo porque te atrapa. No en vano se ha convertido en el gran portadista español. Las novelas de García Márquez (desde la inédita ' 'En agosto nos vemos' hasta todas las demás cuando se vayan reeditando), así como las de Dicker y Murakami, entran por los ojos gracias a David de las Heras. Hace gala de un ingenio y una sensibilidad que siempre dan en el blanco, como en 'Campos de Castilla' cuando pinta a un chavalín con muleta y pierna escayolada, delante de una estatua, para ilustrar '¡Ah, cuando yo era niño soñaba con los héroes de la Ilíada!'. Tiene claro que como decía Richard Burton en 'El día más largo', el campo de batalla no deja más que muertos, mutilados y hombres desorientados.