Misterios, novedades y noticias falsas sobre Cervantes
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El exhaustivo trabajo de Muñoz Machado, director de la RAE, descubre algunas facetas de su vida y desmonta tópicos muy extendidosEl escritor español más influyente y leído en todo el mundo guarda todavía hoy no pocos secretos en cuanto a su biografía y solo investigaciones rigurosas están desmontando algunos tópicos que estuvieron en vigor durante siglos. El éxito del 'Quijote' no contribuyó a poner el ... foco sobre la vida de su autor, quien suscitó mucho menos interés de los biógrafos que Lope o Quevedo, con quienes tuvo una relación compleja por no decir mala a secas. El recién publicado estudio de Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española, un volumen de más de 1.000 páginas con un gigantesco aparato bibliográfico ('Cervantes', Ed. Crítica), contribuye a arrojar luz sobre aspectos muy poco conocidos de la vida del escritor y a desautorizar otros que se revelan como invenciones bienintencionadas pero carentes de toda base.
Muñoz Machado no pierde una línea en desmontar disparates como el del Institut Nova Història, que asegura que el autor del 'Quijote' era catalán y que esta novela fue escrita originalmente en esa lengua. Sí se detiene en el debate sobre las distintas localidades que pugnaron por ser reconocidas como lugar de nacimiento, hasta que se impuso Alcalá de Henares. A partir de ahí, están su compleja vida familiar o su repetido intento de encontrar un empleo estable y bien remunerado en América. Entre las falsedades, figuran sus estudios en Salamanca o la escritura del 'Quijote' en la cárcel de Argamasilla. Pero hay bastante más.
El deseo de emigrar y una familia compleja
En 1580, Cervantes regresa a España tras el cautiverio en Argel. Trae cartas donde se habla muy bien de su comportamiento tanto en el campo de batalla como en prisión y eso le hace confiar en hallar un buen empleo en la corte. Pero el tiempo pasa y no le ofrecen nada. Por eso, en 1582, dirige una carta a un miembro del Consejo de Indias, donde pregunta muy directamente si hay alguna vacante en aquella administración. Como no obtiene respuesta positiva, trata de ganarse la vida como autor teatral y más tarde como comisario de bastimentos para preparar en Sevilla la expedición naval que había de encaminarse a Inglaterra. Un empleo incómodo porque implicaba requisas y eso le lleva a sufrir denuncias de todo tipo. Por eso, en 1590, prepara otra carta para el presidente del Consejo de Indias. En ella hace relación de sus méritos al servicio de la corona, previos a la petición de «hacerle merced de un oficio en las Indias de los tres o cuatro que al presente están vacos, que es el uno la contaduría del nuevo reino de Granada, o la gobernación de la provincia de Soconusco en Guatemala, o contador de las galeras de Cartagena, o corregidor de la ciudad de La Paz». La respuesta no fue la esperada: «Busque por acá en qué se le haga merced». Es decir, nada de nada.
Durante siglos, Cervantes fue un admirable caballero, un tipo cabal de rigurosa moral en cuanto al sexo. Muñoz Machado comenta que no fue así exactamente. Pero vamos por orden: Cervantes se casó con Catalina de Palacios el 12 de diciembre de 1584, a la edad de 37 años; es decir, era verdaderamente mayor para la época. Miguel y Catalina se habían conocido solo dos meses antes. Ahora bien, entonces un enlace matrimonial no era como hoy. La Iglesia distinguía entre la boda propiamente dicha y las velaciones, que era lo que daba derecho a vivir bajo el mismo techo y compartir la misma cama. Aunque la recomendación -y práctica habitual- era celebrar seguidas las dos ceremonias, las velaciones de Cervantes y su esposa no se produjeron hasta trece meses después. ¿Por qué? No hay explicación alguna hasta el momento.
La pareja no tuvo descendencia. Pero existe la certeza absoluta de que, en el año de su boda, Cervantes fue padre. Se supo a raíz del estudio de un expediente judicial abierto en 1605 a cuenta de la agresión mortal sufrida por un hidalgo navarro llamado Gaspar de Ezpeleta que vivía de engañar a sus amigos y dedicaba todo su tiempo a la seducción. Este Ezpeleta fue apuñalado a la puerta de la casa donde vivía Cervantes con sus dos hermanas Andrea y Magdalena, Constanza -hija de Andrea-, Catalina e Isabel, una muchacha nacida de la relación del escritor con Ana Franca. Paradójicamente, Isabel no podía haber leído la primera parte, recién publicada, del 'Quijote' porque era analfabeta.
Cervantes aprueba o al menos justifica en todas sus obras la barraganía. Algo lógico si se piensa que una de sus tías se había amancebado con un hijo bastardo de Diego Hurtado de Mendoza, las dos hermanas con las que convivía vivieron lances semejantes, él mismo tuvo una hija con una mujer casada y cuando la niña tuvo edad vivió también una sucesión de maridos y amantes con quienes tuvo relaciones tempestuosas.
Lope y Cervantes se respetaban mutuamente. El autor del 'Quijote' quiso triunfar como autor teatral pero llegó un momento en que se dio cuenta de que nunca igualaría al Fénix de los Ingenios. Sin embargo, a partir de la publicación de la primera parte de la novela de Cervantes, la relación se enconó. Muñoz Machado sostiene que, en el caso de Lope, parece responder más a las malas artes de quienes formaban su círculo de amigos. En una carta a un médico, se refiere a nuevos escritores y dice que «ninguno hay tan malo como Cervantes ni tan necio que alabe a don Quijote». Así se las gastaban.
Los naipes eran en ese tiempo un juego que unía a todos los estratos sociales, del pueblo llano a la aristocracia. Se sabe que Cervantes ganó importantes sumas de dinero en algunos momentos de su vida, sobre todo en la época en que fue responsable de los bastimentos para la luego llamada Armada Invencible. Pero también está ya demostrado que perdió notables cantidades en el juego. No solo le sucedió a Dostoyevski.
S. Muñoz Machado. 1.040 págs.
Ed.: Crítica.
Precio: 34,90 euros (ebook, 11,99)
Unos estudios que nunca hizo y una reunión que no se dio
No se sabe si a cuenta de un llamado Zervantes con quien se ha confundido a veces al escritor, o por el afán de adornar su currículum con estudios superiores, varios biógrafos insistieron durante un tiempo en que el autor del 'Quijote' había sido alumno de la Universidad de Salamanca. Incluso se citaba a un catedrático de esta que aseguraba haber visto el registro de un alumno con ese nombre en un curso de Filosofía durante un par de años. Otros lo sitúan en la capital charra durante los meses en que no se tiene noticia veraz de dónde estuvo.
Todo surgió de una novela atribuida a Cervantes, titulada 'La tía fingida', que cuenta unos hechos reales que ocurrieron en esa ciudad en 1575. Pero parece que la atribución de los estudios universitarios es falsa y que el afán de otorgar brillantez a su biografía llevó a algunos a situar al escritor en la universidad más célebre, que era además donde se formaban los llamados a llevar la administración del país.
Una de las primeras leyendas en torno a Cervantes es que escribió el 'Quijote' en la cárcel de Argamasilla, adonde había ido a parar por una rebelión de vecinos morosos a quienes -en cumplimiento de una tarea que le habían encomendado- quiso obligar a pagar los diezmos.
La idea de que la novela más importante de la historia había sido escrita en una mazmorra era tan atractiva que, incluso sin demasiadas pruebas, se sostuvo hasta bien entrado el siglo XIX. Hoy se sabe con seguridad que no es cierta, entre otras razones porque Cervantes nunca estuvo en la cárcel de Argamasilla.
Todavía hoy algunos biógrafos sostienen o sugieren que Cervantes era homosexual y tuvo una relación con el alcaide de la prisión de Argel. Algunos indicios -la permisividad sexual que había en la ciudad, el hecho de que los intentos de fuga del escritor no culminaran con mutilaciones o muerte, como en otros casos- parecían avalarlo. Muñoz Machado sostiene que, al tratarse de una relación entre amo y esclavo, «las prácticas, si existieron», pudieron no haber sido «voluntarias para el sometido». En cualquier caso, parece confirmado que un enemigo del escritor, Juan Blanco de Paz, difundió la sospecha y anunció que denunciaría el caso al Santo Oficio para que tomara medidas. Una denuncia de «pecado nefando», como entonces era considerada la homosexualidad, era gravísima, por lo que el escritor preparó un expediente con declaraciones de testigos que le permitieran defenderse de la acusación. Ello le libró de la condena, pero no de la sospecha, que figuró en no pocas biografías.
Muchos ensayistas, biógrafos y también novelistas han especulado con la posibilidad de que Cervantes y Shakespeare se conocieran. Pudo haber sido durante un hipotético viaje del inglés a Valladolid. O cuando una delegación española se trasladó a Londres en 1604. En una entrevista concedida a este periódico -de ese asunto no habla en su libro-, el director de la RAE aseguró que no hay prueba de encuentro alguno entre ambos, ni en Valladolid ni en Londres. Es también seguro que Cervantes no había leído nada de su colega. Y el autor de 'Hamlet' probablemente no pasó de unos fragmentos del 'Quijote'. Hubiese sido la mayor reunión de talento de la Historia de la Literatura, pero nunca se dio.
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