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El escritor Manuel Vilas ha participado en el Festival Ja! de Bilbao. p. urresti

Manuel Vilas: «Sigo siendo como mi padre, clase media baja en la que siempre se piensa en lo peor»

El autor de 'Ordesa' publica antología poética y visita el Festival Ja! bilbaíno: «Desde el 9 de junio de 2014 no he vuelto a probar una gota de alcohol»

Viernes, 7 de octubre 2022, 16:45

Manuel Vilas (Barbastro, 1962) era poeta antes que 'Ordesa' y 'Alegría', finalista del Planeta, lo convirtieran en uno de esos novelistas de éxito que viajan por todo el mundo de promoción. 'Una sola vida' (ed. Lumen) es el título de su antología poética, que coincide ... con los 60 años de un escritor que sigue teniendo muy presentes los 24 años que trabajó de profesor de instituto. Vilas ha venido al Festival Ja! bilbaíno para interrogar a su suegro, José María Merino, Premio Nacional de las Letras y autor de unos cuentos colmados de fantasía y humor.

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–Se lleva muy bien con su suegro.

–Me gusta la reivindicación del sentido del humor de este festival, la única manera de descansar de todo lo que nos ocurre es con la risa. Cervantes era un humorista, como Buñuel y Berlanga. Y en los cuentos de José María Merino hay un humor muy metafísico, filosófico, muy de concepción de la existencia y de sugerir posibilidades que en su imposibilidad resultan humorísticas. Cuando usas el humor das con una clave de la condición humana, sin humor no podría vivir. Si hasta me cuesta ya hablar en serio... En el humor cabemos todos, es la tolerancia por excelencia. Porque lo que expulsa a la gente es la solemnidad y la gravedad. La autoridad.

–«Todos quieren foto con Vilas, el establishment trata de abrazarle pero él se zafa porque es poeta», leo en una entrevista suya. ¿Se identifica con la frase de la periodista?

–Me gusta, pero no sé si es verdad o no. La poesía es algo irreductible, un lugar al margen de todo. Es un discurso marginal. No es un género popular, siempre ha sido minoritario. Y en ese sentido te da toda la libertad del mundo, puedes hacer lo que quieras, porque como no hay dinero ni nada de nada...

–'Una sola vida' la publica a sus 60 años. ¿Cómo le han sentado?

–Fatal. Lo llevo muy mal en cuanto a la consideración social, en cuanto a mí mismo yo siempre estoy feliz. El problema es que hay una discriminación por edad. Hemos luchado contra la discriminación por sexo, religión, política... Pero un señor de 70 años, que se siente joven, queda excluido de muchísimas cosas de la vida. El Estado y la sociedad le discrimina. Los 60 años es el aviso de que me van a poner en un rincón y el Gobierno me va a dar un juego de petanca o un viaje del Imserso.

El escritor Manuel Vilas fotografiado en Bilbao. P. Urresti

–Un viaje del Imserso debe proporcionar mucho material literario.

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–Sí, una vez coincidí con uno. Hay falta de belleza en esa manera de tratar a los mayores. Está muy bien llevarlos a la playa, pero de una manera que resulte bella. Además de comer y de vivir, tenemos que aspirar a la belleza. No es lo mismo hacinar a la gente en la playa que disfrutar del mar de una manera reposada.

–A lo mejor les gusta más el bufé libre.

–El bufé libre es uno de los inventos más siniestros en la historia de la hostelería occidental. Es la eliminación del camarero, una figura al que dedico un himno en el libro. El camarero es un cómplice del ciudadano, ayuda a vivir.

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–En 'Una sola vida' y por extensión en toda su obra desciende a lo cotidiano y a la experiencia personal. Habla de camareros, de las sandalias de su chica, de hacer cola en un McDonalds, de su coche...

–La reivindicación de la cotidianidad. Es que yo estoy fascinado con las cosas normales de la vida. La literatura siempre le da un peso a lo que aparentemente es anecdótico, como los coches que tengo, siempre estoy hablando de ellos. En eso hay un homenaje a mi padre, que era viajante de comercio. El coche era importante para él y yo heredé eso. Me encantan los coches, la gente no es consciente de la historia del automóvil.

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«Cuando usas el humor das con una clave de la condición humana, sin humor no podría vivir»

humor

«El alcohol hace lo mismo que la literatura, es una exaltación de la vida»

alcoholismo

–A otros escritores seguro que también les gustan los coches, pero no consideran que sea importante hablar de ello.

–Porque les parecerá un signo de degeneración ideológica. Olvidamos que durante 2.000 años viajábamos a caballo. Yo he volado hoy de Málaga a Bilbao. Me beneficio de todo ese cúmulo de inteligencia e invención, del progreso.

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–¿La poesía le ha arruinado la vida?

–Me ha hecho ver la vida desde la literatura, hubiera sido más tranquilo contemplarla desde un sitio normal. A veces resulta muy intenso ver todo desde ángulos literarios, siempre estás pensando si esto tiene o no una página. Mi padre no escribió y probablemente fue más feliz que yo. Pienso mucho en mi padre, no sé si estas cosas que hago yo tienen sentido.

–Siempre le da vueltas a sus padres, a sus orígenes, a su ciudad, su clase social...

–Sigo siendo un señor de pueblo paleto y cazurro. Lo único que he hecho es leer unos cuantos libros, pero siempre me siento orillado.

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–¿Orillado?

–No pertenezco a la gran casta de las celebridades españolas. No me siento cómodo ahí. Siempre hay algo que me lleva a ese origen de pueblo, a ser asustadizo. Me sigue asustando el precio de las cosas, porque vengo de ese origen social que yo no reivindico para nada, pero si alguien quiere saber cómo soy tendrá que saber cómo era la sociedad en la que me crié. He vivido esa dificultad a la hora de salir adelante, por eso soy muy trabajador. Creo en la ética del trabajo porque vi trabajar a mi padre. Yo toda mi vida he trabajado, no sé concebir la vida de otra manera. Fui durante 24 años profesor de instituto y ahora soy un estajanovista de la literatura. A veces me preguntan por qué escribo tanto... Es que me dedico a esto.

Manuel Vilas ha publicado la antología poética 'Una sola vida' (ed. Lumen). P. Urresti

–¿Siente que ha ascendido de clase social?

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–Para nada, sigo siendo como mi padre, clase media baja en la que siempre se piensa en lo peor. Viajo más que él, que lo hacía por Aragón y yo por el mundo. Lo que sí tengo es el auxilio de los libros y la cultura, mi padre no lo tuvo porque no pudo estudiar.

–¿Por qué tantos escritores han tenido problemas con el alcohol?

–Porque el alcohol hace lo mismo que la literatura, es una exaltación de la vida. La literatura busca lo que el alcohol hace en el cerebro, contemplar la vida desde una dimensión llena de pasiones. Muchos grandes escritores han caído en el alcoholismo.

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–Usted no se permite ni tomar una caña.

–Desde el 9 de junio de 2014 no he vuelto a probar una gota de alcohol, ni una cerveza sin; si me tomo una caña es 0,0%. Fernando Marías, que era amigo mío, me ayudó a dejarlo, como él hizo también.

–Escribe en 'Los besos': «Para eso venimos al mundo, para enamorarnos hasta morir de locura».

–Siempre intento buscar como escritor los temas en defensa de la vida. La literatura es amiga de la vida, como el arte, la filosofía... Y tiene enemigos como el virus, la guerra de Ucrania, la crisis económica... El amor entre los seres humanos es la mayor defensa del misterio de la vida. 'Los besos' se titula así porque es el mayor acto de comunicación entre dos personas. La literatura nunca dice nada que un ser humano no lleve en la cabeza. Todos sabemos que sin amor la vida está incompleta.

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–¿El rock sigue siendo importante en su vida?

–Totalmente. El rock and roll sigue siendo un grito de rebeldía a pesar de que el capitalismo lo convirtiera en un producto; una entrada para ver a los Rolling Stones vale 200 euros. Pero sigue siendo un espacio de pasión y libertad. Soy un gran adepto de la cultura popular, los grandes del rock trajeron revolución sexual, libertad, plenitud... Te iba muy mal en la vida, pero te ponías un disco de Elvis Presley o de los Beatles y el mundo tenía un sentido. Cuando escucho mis mitos del rock y del pop mi corazón me dice que seguimos vivos.

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