Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
David Grossman (Jerusalén, 1954) es un habitual en las listas de candidatos al Nobel de Literatura. Reconoce en su paso por Bilbao para presentar 'La vida juega conmigo' que «todo escritor de la galaxia lo tiene en mente», pero no le quita el sueño. Su ... realidad es otra: la de un hombre que siempre ha defendido la necesidad de entendimiento entre Israel y Palestina, la de un padre que perdió un hijo en esa «distorsión» de la vida que es el eterno conflicto y la amenaza constante de guerra y la de un escritor apasionado por las historias familiares. En esta novela, el trasfondo del drama es el conflicto de los Balcanes en la primera mitad del siglo XX.
- Se pregunta la narradora cómo va a ser ella misma si deja de odiar a su madre.
- Esa frase es muy importante para mí. A veces vemos a personas que construyen su personalidad alrededor del odio, de la venganza o de la humillación, y están atrapadas en esta situación. Guili se ve sacudida por un momento de ternura repentino hacia su madre y no se reconoce sin odiarla. Ese cariño lo siente contra su voluntad, y ese es uno de los dramas de la familia: el cambio. Yo escribo mucho sobre ello porque la familia me fascina. Los momentos más importantes de la Humanidad no ocurren en los campos de batalla, en los palacios o en los parlamentos, sino en las cocinas y en los cuartos de los niños. Casi todas mis historias transcurren en esos lugares.
- Por si fuera poco, estas madres e hijas están marcadas por situaciones históricas terribles.
- Todo ese trasfondo penetra en el tejido blando de la familia, lo destruye; todo lo que ocurre en la familia está afectado e infectado por lo que ocurre en el exterior.
- ¿Quería hablar del legado emocional que dejamos?
- A los niños no hay ni que decirles si los queremos o no, ellos lo saben. Saben si son el adorado o el minusvalorado. El mayor drama de la Humanidad es la familia.
- ¿Se puede extrapolar a sociedades y países?
- Depende mucho de la historia que nos contamos a nosotros mismos, en nuestras familias y en nuestras naciones. En todos mis libros, alguien le cuenta a otro ser humano la historia de su vida, es como la tarjeta de visita que todos tenemos y que presentamos a los otros para para gustarles, para impresionarlos. Con los años nos acostumbramos a esa historia oficial y de alguna manera nos convertimos en sus actores; no nos damos cuenta de que eso es una trampa, una prisión. Probablemente estamos en un punto distinto de nuestra vida ahora, somos más fuertes, más maduros, o más libres de lo que admitimos según esa historia oficial.
- ¿Qué puede hacer la literatura en estos casos?
- Creo que el alma de la literatura es contar una vieja historia en otros términos y, por lo tanto, poder liberarte. La literatura masajea la Historia. Puedes cambiar el punto de vista. Puedes relacionarte de otra manera. Puedes entender, como en 'La vida juega conmigo', que mamá tuvo una madre también, que tu padre tiene una psicología compleja, un alma complicada. Esa realidad enquistada se puede diluir al explicarla de otra forma, y esto se aplica a individuos, a familias y a países que son adictos a su mitología, que viven atrapados por su propia historia, sin espacio para maniobrar. Las naciones se convierten en prisiones y están destinadas, así, a mantener ese estado de guerra contra sus enemigos.
-¿Hay que escuchar la historia del otro?
- Es importante dejar que se infiltre en la tuya. No perderás tu identidad pero podrás comprender la tragedia, la riqueza, los errores del enemigo. Estarás en contacto con la realidad y no con aquello que deseas... o con lo que son tus pesadillas.
- Me gusta esa idea de masajear la Historia...
- La escritura es masajear la situación para que no se fosilice. La narrativa o el relato de las familias, de los estados, chocan, colisionan; pero no son fósiles, son historias humanas que podemos sentir, con las que podemos empatizar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.