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Teorías sobre por qué los jóvenes no leen, o no leen lo que deberían o cuanto sería deseable; críticas al uso de las tecnologías, la preferencia por las historias en formato audiovisual, el hecho de que no compren cultura pero sí la consuman si es ... gratis. Son temas que preocupan en la Azoka, que se pregunta cómo atraer a estos públicos que visitan Landako con sus escuelas y van perdiendo la costumbre a medida que crecen. ¿Qué decirles para que vayan, compren y lean? Más que de decirles algo, se trata de hacer, como dice Miren Billelabeitia, que ha sido profesora en un instituto durante 40 años. «Podemos decirles lo que queramos que si no hacemos con ellos, no sirve de nada».
Por eso sus clases durante mucho tiempo empezaron con una breve lectura. «Leerles en voz alta provoca curiosidad, les aficionamos a escuchar, como escuchaban cuando eran muy pequeños y les leíamos cuentos. No sé por qué no se hace cuando son más mayores». Así creó un hábito y trataba las lecturas como punto de partida de una conversación con el grupo, porque se sueltan más, dejan de pensar en «lo políticamente correcto» y en lo académico. «Tiene que ser algo transversal y que refleje temas actuales».
Sobre esto, la ganadora del Premio Euskadi de Traducción (con su padre), Maialen Berasategi, nacida en 1989, recuerda que lo que no le gustaba de niña eran «aquellas novelas medio didácticas para adolescentes que nos obligaban a leer». Mejor las aventuras de 'Los Cinco' –lectura habitual de Arantxa Urretabizkaia y Miren Billelabeitia en su infancia– y de Harry Potter y, más adelante, «la fuerza, el ritmo, la verdad de las palabras de Miguel Hernández», con quien recuperó «el gusto por escuchar y por recitar literatura».
«No a todos nos gusta leer», señala Billelabeitia. Y qué. Y cuando lees, por afición o por obligación, ¿te gusta todo? A veces aciertas y otras no». Si ella, Premio Euskadi de Ensayo en Euskera, sabe de lo que habla porque ha dado clase muchos años, Patxi Zubizarreta se ha volcado en el público infantil y juvenil. El último Premio Euskadi en esta categoría tiene claro que, como decía Borges, «entre los diversos instrumentos humanos el libro continúa siendo el más asombroso. Los demás son extensiones de su cuerpo: el microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono, de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. El libro es una extensión de la memoria y de la imaginación».
Pero todo evoluciona y «la cuestión es cómo adaptarnos, cómo recuperar y susurrar con la voz de los cuentos tradicionales, cómo reconvertirla en actual, cómo narrar estos tiempos convulsos». Sus narraciones, que sigue escribiendo a mano, se acompañan a menudo «por un CD, un DVD o por un código QR que permite escuchar una parte de la historia. Y en más de una ocasión nos hemos acercado al público juvenil ofreciéndoles un espectáculo que integra música, pintura, danza y, claro, literatura». Toca temas de actualidad y huye de la moralina, la trampa en la que caen muchos autores y con ellos sus lectores. «Parece que siempre queremos aleccionarlos, vacunarlos con valores. Es normal que los jóvenes desconfíen de lo que los adultos les ofrecemos, de nuestras jaulas».
Alejandro Morejón, Premio Euskadi de Literatura en castellano, cree que se pueden utilizar otros formatos en favor de la lectura. «A alguien que haya visto la trilogía de 'El señor de los anillos' yo le diría: si te gustaron las películas espera a leerte los libros, lo que hace Tolkien es una maravilla. Para mí leer es una experiencia inmersiva, como la de los videojuegos o la del cine. Lo que importa son las buenas historias». Por esa obra que menciona entró Joseba Larratxe a la literatura. «Cuando tenía doce años, mi padre, al verme jugar con videojuegos de fantasía medieval, me dijo que leyera 'El Hobbit' y 'El señor de los anillos' y me explotaron la cabeza. Entendí que todo lo que me gustaba venía de esos libros. Luego empecé a indagar un poco y descubrí a Asimov, K. Dick, Dan Simmons».
Ahora, Larratxe disfruta «como un gorrino» de la lectura. Tal cual. Y por eso aunque han cambiado los tiempos y los formatos, las preocupaciones y los horizontes, estos escritores y escritoras siguen defendiendo la maravillosa experiencia de leer. Se trata de hacer, no de decir, cierto, pero decir también sirve a veces. Así que él les diría a los jóvenes que «encontrarán historias que no han visto en el cine o en las series, que la variedad en los argumentos y personajes es más amplia y, por lo tanto, hay un libro perfecto para cada lector; que normalmente la ficción audiovisual que más les gusta antes fue un libro».
Zubizarreta, por su parte, les confesaría que «la literatura me hace más llevadera la vida, muchas veces me ayuda a relativizar lo que para mí es un problemón. Los libros no me solucionan nada, pero me ayudan a saber lo que tengo». Y Urretabizkaia les asegura que «te ayuda a vivir mejor, a vivir más vidas, a desarrollar la empatía»; es lo que opina Ander Izagirre, «leer te multiplica la vida. Puedes conocer a gente de otras épocas, imaginar la vida del futuro, se te abre un panorama inmenso de relaciones, emociones, memorias, fantasías, mucho más rico de lo que nos da nuestra única vida. Se parece un poco a vivir varias veces».
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