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Mercedes Gallego
Corresponsal. Nueva York
Viernes, 7 de octubre 2022, 11:57
El vuelo de Kirmen Uribe ha llegado a su destino. Han pasado 13 años desde que Bilbao-New York-Bilbao despegase con el Premio Nacional de Literatura Narrativa en 2009, pero como su intención era escribir una novela en la que no hubiera tiempo ni ... espacio, no hay retraso.
El escritor de Ondarroa cumplió ayer un sueño que ni él mismo se hubiera atrevido a imaginar cuando escribía poesía en las servilletas del bar de su pueblo, escuchando a la Velvet Underground. Quién le iba a decir entonces que un día como ayer, a los 52 años, presentaría un libro escrito en su lengua vernácula que publica una editorial estadounidense. Es también el sueño de cualquier escritor vasco, porque pocos o ninguno pueden presumir de haber publicado en EEUU y presentarlo en el penthouse del Lincoln Center, con lujo de acompañantes y la música de Mikel Urdangarin, al piano y a la guitarra.
Tal era la ocasión, que se desplazó hasta la ciudad de los rascacielos una delegación del Gobierno vasco encabezada por la diputada de cultura, Lorea Bilbao, que hizo de maestra de ceremonias en inglés y en euskera. Tocaba sacar pecho por esa lengua «pequeña, valiente y resiliente», dijo con orgullo, pero si Uribe dice no sentirse embajador de nada, sí ha sido quien ha encontrado al vehículo más poderoso que pudiera tener el euskera en el mundo anglosajón: la poetisa Elizabeth Macklin, traductora de esta y otras obras de Uribe del euskera al castellano.
Ella es la azafata que anoche invocó por los altavoces de este vuelo inexistente a los personajes que pueblan esa novela que no es novela, porque Uribe explicó que lo único que pretendía cuando la escribió es que no se pudiera llevar al cine. Algo tan etéreo y difuso, sin un argumento pero con muchos argumentos, que no hablase a los de atrás ni a los de adelante, sino a él mismo. El autor confesó que al escribir su obra cumbre sólo pensaba en sí mismo y en darse toda la libertad creativa que quisiese. Una autoficción que fascinó a las editoras de Coffee House, una editorial independiente que apuesta por novelas no convencionales que exploran otras formas de narrar.
La de Uribe convenció a Youmna Chlala de que una novela tan transgresora y diferente tenía que formar parte de su sello 'Spacial Species', donde se ha editado. Bilbao-New York-Bilbao ya se tradujo al inglés para el Reino Unido en 2016, también de la mano de Macklin, que vivió un año en Bilbao y ha recibido una beca del Guggenheim.
La edición norteamericana llevará también a su autor por otros vuelos que en los próximos meses aterrizarán en Boston, Minneapolis, Dallas, Reno y Miami. «Para mí es como cerrar un ciclo y empezar otro», contó Uribe a El Correo. «Nueva York es un Volver a Empezar, eso es lo que me ha dado esta ciudad. Siento que estoy creciendo mucho».
Atrás queda el pueblecito pesquero en el que creció mirando al mar y preguntándose qué había al otro lado. Un puerto abierto al mundo que salió a explorar. «Me siento como un marinero viviendo en Nueva York», confesó.
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