Javier Cercas y Eider Rodríguez reciben el Premio Atea en la Feria del Libro de Bilbao

Rodeado de casetas con novedades a un 10% de descuento, cazadores de autógrafos y lectores curiosos, se le veía en su elemento. Cada vez le gusta más pisar la calle, sobre todo desde que publica artículos, crónicas y ensayos en prensa nacional e internacional. Precisamente su último libro es una recopilación de todo ese material, además de conferencias, circunscrito al periodo comprendido entre 2000 y 2022. Se titula 'No callar' y en sus más de 750 páginas lo mismo aborda el 23-F que da rienda suelta a su pasión por Ringo Starr. «Escribo porque no sé hacer otra cosa. Se hace lo que se puede», confesaba después del acto de entrega, arremangándose y con la chaqueta colgada del hombro.

Traducido a más de 30 idiomas y con tres obras adaptadas a la gran pantalla ('Soldados de Salamina', 'El autor' y 'Las leyes de la frontera'), el éxito no le ha cambiado. Mantiene el aire de profesor de Literatura Española en la Universidad de Gerona. «Cambié de oficio pero siempre he tenido muy claro que los escritores no son los grandes protagonistas de la literatura». Citando a Paul Valéry, recalca con todas las letras que «las obras maestras las escriben los lectores, no los autores«. Igual que un intérprete ante la partitura, son ellos los que dan vida al texto con una interpretación única y cambiante con el tiempo. «Ahí está la magia de la literatura, una comunicación de ida y vuelta».

Esa retroalimentación también cautiva a Eider Rodríguez, para quien en este sentido la imagen de una puerta resulta muy elocuente. «Yo llegué al mundo de la literatura desde pequeña. Era una puerta para huir, también cuando empecé a escribir. Ahora, en cambio, es una puerta para mirar hacia dentro y estar en el mundo, y no tanto para huir de él. Esa es la literatura que amo, defiendo y reivindico», reflexionaba la escritora guipuzcoana. Una toma de posición todavía más evidente en su primera novela, 'Material de construcción', que le ha permitido enfrentarse a su pasado, cerrar heridas y abordar el alcoholismo de su padre. Hasta ahora solo había escrito cuentos y sabe manejar los tiempos y la tensión. Salvando las distancias, comparte con Javier Cercas un estilo conciso y afilado. Ni contemporizan, ni se van por las ramas.

Una actitud que adoptó también el alcalde, a la vista de un nutrido público y mucha gente que se detenía para hojear libros. «Además de lectores, lo que necesitamos son compradores. Invito a los bilbaínos a que vengan. Comprando se potencia la lectura. Y como dice el propio título del libro de Javier Cercas, ante lo público no debemos callar. Entre dos campañas electorales, es muy positivo organizar una feria del libro en Bilbao y defender la cultura. Leamos para entender el presente y proyectar el futuro».