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Un día de verano en Menorca le sirve a Jacobo Bergareche (Londres, 1976) para narrar los nervios de una familia ante los preparativos de una ... fiesta en su casa y todo lo que bulle, al mismo tiempo, en la cabeza del protagonista, como la muerte de un amigo y el recuerdo de una historia de amor en el festival Burning Man de Nevada. A partir de estos hilos, el escritor trenza 'Las despedidas' (Libros del Asteroide), que hoy presenta a las 19.00 horas en la librería Cámara de Bilbao. Es la tercera novela del autor, tras 'Estaciones de regreso' y 'Los días perfectos'.
- Como en anteriores libros suyos, el pasado es una parte importante del presente de los personajes.
- El pasado no se va nunca. Nuestra mente está constantemente ahí. Convivimos con él. Unas veces aflora de una manera muy poderosa y otras decide nuestro futuro.
- Pero los episodios que marcan y vuelven son unos cuantos y los demás se pierden por el camino.
- Claro, son unos cuantos y los conservamos durante toda nuestra vida. Son el testimonio más nítido de nuestros deseos y penalidades, de nuestras heridas, las que tiene cualquiera que haya cumplido 40 años, las que te identifican.
- En 'Las despedidas', todo empieza con la muerte de un amigo íntimo.
- Sí. El duelo te lleva a un estado de la fragilidad en el que estás muy abierto a que otras personas entren en tu vida, a que te den el consuelo que te resulta difícil encontrar. A veces puede ser una persona que tenemos cerca y otras un completo desconocido.
- Es lo que ocurre con el protagonista. Va al festival Burning Man en el desierto de Nevada y se encuentra con una mujer liberada, jipi, con la que tiene una historia muy intensa.
- Es una jipi 2.0 porque tiene unas heladerías que le dan para vivir bien, y lo que en principio parecía una relación espontánea luego se descubre que no lo es. He vivido un tiempo en Austin y sé que en Estados Unidos hay muchas mujeres así. Tienen un negocio y eso les permite vivir con libertad, sin la presión de una cultura monógama en la que todos tenemos que tener una pareja para siempre. Es un personaje del que es fácil enamorarse.
- La familia es una constante en sus libros.
- Es una estructura muy fuerte que puede convertirse en una jaula. El matrimonio protagonista ya tiene tres casas y tres hijos. Es una pareja triunfadora. Les va muy bien, pero están atados a un montón de servidumbres sociales. Tienen que establecer relaciones con mucha gente, invitarles a una fiesta, impresionarles...
- El protagonista lucha entre su realidad y su deseo. Es un tema de lo más clásico.
- Yo creo que el tema básico de la novela es la conexión y la desconexión. El protagonista está muy desconectado de su mujer, de sus hijos, de su deseo. Es una persona que tiene un pacto para el encuentro sexual de una vez al mes. La inercia de la vida te lleva a olvidar quién eres. Cuando coincide otra vez con la mujer del Burning Man, se reconecta a su deseo.
- La música es uno de los hilos conductores del libro.
- Es lo que te decía de la conexión y la desconexión. Hay gente que no se acuerda nunca de los títulos de las canciones ni de quién las canta ni en qué álbum están. Me produce sorpresa y una cierta tristeza que haya personas sin un vínculo emocional con la música. Si estás decaído, una canción te hace disfrutar de tu decaimiento, y también de los momentos en que tienes ganas de saltar.
- Ha vendido más de 25.000 ejemplares de su anterior novela, 'Los días perfectos'. ¿Cómo ve el mundillo literario?
- La literatura da poco dinero, pero sí proporciona acceso a personas y experiencias. Escribir es un acto solitario e íntimo y, cuando vas a presentar un libro, te das cuenta de que los lectores han entrado en esa intimidad y que tienen puntos de vista sobre lo que yo he imaginado que son nuevos para mí. Hay lectores que me han dicho que se han separado después de leer 'Los días perfectos', y otros que no lo han hecho también por el libro. Además, publicar te permite tomarte una caña con escritores que han sido tus ídolos.
- ¿Le gustaría vivir de la escritura?
- Ahora mismo, no. Trabajando en otra cosa consigo libertad para escribir. No me agobian los plazos ni los adelantos, ni tampoco tengo que escribir de una manera determinada para llegar a más gente. Si escribes, lo mejor es hacerlo con honestidad y con la ambición de la calidad.
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