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Es posible disfrutar de los libros de un autor que te cae gordo? La cuestión se la plantean en un periódico al escritor coruñés Javier ... Peña con motivo de su libro 'Tinta invisible', que aterriza estos días en las librerías. Y la respuesta que da me parece sincera: «…hay un autor al que le tengo una manía terrible, a Hemingway. Es una persona nefasta, insoportable. Sin embargo, me sigue gustando su literatura».
Intento recordar a algún escritor con el que me suceda lo mismo y me vienen un par de ellos a la cabeza: García Márquez y Octavio Paz. La antipatía que me despierta el primero va más allá de la política. Ciertamente, nunca me hizo gracia su camaradería con Fidel, ese comunismo machito de puro habano y copa de ron caribeño con el que sintonizaba Felipe González, y que irritaba a Xavier Rubert de Ventós. Pero lo que menos me gustó de Gabo fue su disfraz de enfermero étnico para recibir el Nobel. Con su liqui-liqui le dio a ese premio una coloración folclórica de la que no se ha recuperado. Ya la Academia Sueca no premia a escritores sino a países, a etnias, a tribus. Sin embargo, la lujosa escritura de 'Cien años de soledad' me sigue pareciendo un prodigio y un monumento a la lengua española. En cuanto a Octavio Paz, me cargaba su aura de gurú que repartía prebendas y vetos entre los escritores, así como su grandilocuencia oral de divo. Prefería leer sus maravillosos y admirables ensayos -'El laberinto de la soledad', 'El arco y la lira', 'Hombres en su siglo'…- que escucharle y comprobar cómo podía destrozar con su voz engolada esos textos.
Sí. Hay que saber separar al autor de la obra. La segunda, la pobre, no tiene la culpa de cómo sea el primero. 'Tinta invisible', el libro que sirve de excusa para la entrevista en la que Javier Peña explica esa diferencia, es un testimonio muy especial en el que quedan recogidos los momentos que compartió con su padre hablando de literatura, mientras éste agonizaba en un hospital. Sin duda, esas conversaciones fueron un privilegio mutuo: recordar no solo lo vivido sino también lo imaginado.
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