Entrevista a Nieves Saiz-Calderón, escritora
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Entrevista a Nieves Saiz-Calderón, escritora
«Me gustan los libros que dejan pensando y abren puertas a otros»«Sobre todo, hasta hace muy poco, he sido lectora. He leído muchísimo desde que aprendí a los seis años». La afición por las letras de Nieves Saiz-Calderón (Vitoria-Gasteiz, 1965) ha estado siempre ahí. Pero fue en 2016 cuando se apuntó a un ... taller de escritura con Javier Otaola cuando se atrevió a rellenar páginas. Aquellos primeros relatos se recogieron en 'De cerca'. Con su segundo libro de relatos, 'Pedestales', editado por Sapere Aude, se plantea «transmitir» diferentes vivencias que le han marcado. Con ficción, una reflexión sobre la identidad, recuerdos propios o el influjo de sus referentes literarios y cinematográficos.
– Se presenta como un libro de cuentos, pero por momentos parece que estamos ante otro género. Incluso en un capítulo escribe: «Subgénero: cuento (...) Lo que creo que hago ahora, aunque no esté claro y parezca un ensayo».
– Hay amigos que me dicen que no se sabe muy bien qué es lo que escribo. Y sí es verdad que me gusta mucho el encuentro entre géneros, además de que es lo que me atrae como lectora. Entonces la etiqueta de cuento –como los de Hada y demás– tiene que ver de alguna manera con dejar pensando a quien lo lee. Porque eso es lo que busco, que una lectura me abra otras puertas.
– ¿Cómo surge 'Pedestales (Personas admirables e ideas en tránsito)'? ¿Cuánto tiempo le llevó escribirlo?
– La verdad es surgió poco a poco a poco. Me pasa lo que decía Doctorow, que se consideraba un lector de sí mismo, que escribía para ver lo que se le iba a ocurrir. Quería transmitir todo aquello que de alguna manera me había influido a lo largo de mi vida y, sobre todo, aquello que te hace aprender y cambiar los modos de mirar. Si te fijas al leer el libro aparece gente que ha existido o existe, pero que ficciono de la manera que yo los veo y los he vivido. Además trato dos temas que me apetecía mucho y que no había podido hacerlo lo suficiente. Por un lado lo que se ha llamado el conflicto vasco sin hacer algo tendencioso o demasiado visceral. Y el otro tema era también el de género, porque el enfoque de género es algo con lo que hemos más o menos evolucionado toda mi generación. Y yo siempre como un poco pato perdido en este tema.
– Aparecen muchas referencias. Italo Calvino, Flaubert, Virginia Woolf... ¿Qué libro tiene la mesilla de noche? ¿Tiene una montaña?
– Siempre tengo montañas, porque siempre leo varios a la vez. En la mesilla normalmente tengo tochos, porque son los que no puedo llevar en el bolso (enseña uno de Amos Oz). Tengo el último de Pierre Lemaître y me acabo de terminar el último de Fred Vargas.
– En 2019 fue cuando se estrenó en librerías con 'De cerca'. Siempre ha sido muy lectora, ¿qué le llevó a escribir?
– A finales de 2016, Javier Otaola me comentó que llevaba un grupo de escritura. Y casualmente en ese mismo grupo me di cuenta que estaban un par de amiguetes mías y me animé. Entonces empecé a escribir, me di cuenta de que me gustaba y lo disfrutaba. Ahí algunos compañeros me animaron a publicar.
– En el libro se menciona su ciudad en varias ocasiones y se desliza una visión bastante conciliadora. Por ejemplo, en el capítulo 'memoria histórica', en el dice que emplea Gasteiz con la «gente joven»y Vitoria «con la gente mayor».
– Es que se ha polarizado tantísimo todo. Después de cualquier momento terrible, hay que conciliar de alguna manera. Y la tendencia a no hacerlo me preocupa y no solo en la sociedad vasca. Me parece fundamental el libro 'Identidades asesinas', de Amin Malouf, para darse cuenta de la importancia de no tratar de que a alguien lo defina solo una parte de su identidad social o política. Por eso siempre hablo de memoria histórica con minúscula, porque me parece que es la memoria de cada persona. Todo ese capítulo, además, está narrado a base de recuerdos reales sin incluir opinión ni emociones.
– En el capítulo 'Ensayo' identifica a personas por sus iniciales.
– Son iniciales reales de gente que conozco. Al ser un apartado sobre el género, me gustaba mucho poner iniciales porque cuando estás leyendo no sabes si se refiere a un hombre, mujer o alguien de género fluido.
– «Paso mucho tiempo en las ventana mirando las persecuciones. Desde las casas, las vecinas abren los portales para que la gente se refugie», escribe sobre el 3 de marzo. ¿Es una imagen que tiene viva?
– Sí, me acuerdo. Además, mi padre (Xabier Saiz-Calderón) fue abogado de las familias de las víctimas. Fue emocionante cuando murió porque le dedicaron un pequeño artículo diciendo que era de los pocos que no les había dejado tirados.
– Llama la atención la portada del libro.
– El editor Nacho (Méndez-Trelles) me presentó esa opción y me encantó. Porque el título va por ahí. Con el pedestal me refiero no a colocar a alguien por encima, sino tenerla a tu mismo nivel, a ras de suelo. Y ese diseño a base de peanas lo representaba muy bien.
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