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El escritor recibió el Nobel de Literatura en 2010. E. C
El glamuroso embajador de nuestra lengua

El glamuroso embajador de nuestra lengua

Era un agudo ensayista que analizó la literatura europea y americana pero fueron sus novelas las que le dieron una gran popularidad

Lunes, 14 de abril 2025, 08:08

Era el único Nobel de Literatura vivo que le quedaba a la lengua española y el último superviviente de lo que se llamó el 'boom' latinoamericano. Mario Vargas Llosa era muchas cosas. Era un glamuroso embajador de nuestra lengua en el mundo y era también nuestro puente de lujo tanto con las diversas literaturas hispánicas del continente americano como con el gran legado cultural del continente europeo. Así lo certificaba su ingreso, el 9 de febrero de 2023, en la Academia Francesa, en el que recordó el día en que compró, recién llegado a París y en una librería del Barrio Latino, un ejemplar de 'Madame Bovary' con un fervor por Flaubert que se plasmaría en su ensayo 'La orgía perpetua', publicado en 1975.

De esa admiración por la cultura francesa dan fe libros como 'La tentación de lo imposible. Victor Hugo y Los miserables' o 'Un bárbaro en París', publicado hace dos años con motivo del acto académico en la ciudad del Sena. La clave de esta devoción por la literatura francesa la dio Octavio Paz con unas palabras que Vargas Llosa hizo suyas: «París, capital de la cultura latinoamericana». En torno al término 'latino' ha habido y perdura un soterrado debate ideológico entre quienes lo utilizan y los que prefieren usar el de 'hispano'. Pero no todos los fenómenos se explican en clave política. También hay claves culturales para entender nuestro pasado y nuestro presente. Vargas Llosa nos las supo revelar en su propia obra, en la que el legado francés (esto es, latino) tiene un enorme peso, conciliable con el del legado peruano y el español.

Con varias adeimradoras, en una imagen tomada en los años 60. E. C,

En su obra ensayística, Vargas Llosa supo proyectar su capacidad teórica y su aguda mirada sobre la literatura europea sin que ello le impidiera hacerlo también sobre autores del entorno cultural americano (hablo de libros como 'García Márquez. Historia de un deicidio', 'La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo' o 'El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti'), así como sobre el novelista español Benito Pérez Galdós en 'La mirada quieta' o sobre los grandes autores de referencia del pensamiento liberal (Smith, von Hayek, Popper, Aron, Berlin, Ortega y Gasset…) en una obra llena de cabal sentido ideológico y de pasión democrática por las libertades como es 'La llamada de la tribu'.

El ámbito de la novela

Pero donde Vargas Llosa se convirtió realmente en un autor conocido para el gran público fue en el terreno de la novela. Mi generación, la nacida en el ecuador de la década de los cincuenta, se formó leyendo las cuatro primeras obras que se difundieron en España a lo largo de toda la década que precedió a la muerte de Franco. En 'La ciudad y los perros', reconocida con el Premio Biblioteca Breve, vertió la dura experiencia escolar que vivió de adolescente en el Colegio Militar Leoncio Prado. Y, de hecho, esa novela es un alegato realista contra la arbitrariedad cuartelaria que también asomaría en textos más tardíos como el impagable 'Pantaleón y las visitadoras', donde la jerarquía castrense trata de echar un tupido velo sobre el pintoresco servicio de prostitutas que atendía al ejército peruano, o como 'Los cachorros', una 'nouvelle' que publicó en 1967 y que es una prodigiosa alegoría sobre la castración simbólica por medio del culto al deporte que formaba parte de la enseñanza de los colegios religiosos. En 'La casa verde' abordaría también el tema de la prostitución y nos presentó al inolvidable sargento Lituma que protagonizaba la novela sobre la guerrilla de sendero Luminoso con la que ganó el Planeta en 1993: 'Lituma en los Andes'. 'Conversación en la Catedral' es un retrato del Perú del deterioro social producido durante el Ochenio del general Odría. En este ambicioso texto, Vargas Llosa tanteó el género histórico y el de la novela de dictadores que abordaría de modo decidido en 'La guerra del fin del mundo' y 'La fiesta del Chivo' respectivamente.

Intervino en una adaptación teatral de 'Las Mil y Una Noches' en el Museo de Bellas Artes de la Ciudad de México en 2011. E. C.

En ese tanteo de diversos géneros que restó unidad, pero dio color a su trayectoria narrativa, no faltó el del humor. En estas líneas de recuento y homenaje, no me resisto a reproducir un correo electrónico que le envié el 31 de enero de 2023 proponiéndole escribir una segunda parte de 'La tía Julia y el escribidor' que podría titularse 'El escribidor y la Reina de corazones', así como la respuesta que el 3 de febrero de ese año me dio a esa audaz sugerencia como el gran señor que siempre fue:

«Querido Mario, disfruté mucho en su día, cuando era muy joven, con 'La tía Julia y el escribidor'. Es uno de los libros con los que más me he reído en mi vida. También de las lecturas con las que más he sentido esa emoción contagiosa e impagable de la aventura amorosa, aunque sea ajena. Siempre lo he recomendado a mis amigos y no hago más que acordarme de él últimamente. Creo sinceramente –y perdona mi atrevimiento– que sería fantástico que escribieras una 'segunda parte' sobre tu aventura sentimental de los últimos años: 'El escribidor y la Reina de Corazones' o algo así. El título enseguida te saldría. Eso te permitiría modular bien la respuesta a la ruptura, poner unas dosis desenfadadas de humor y de venganza, pero también de ternura, de generosidad y de 'autosátira'. Y, eso sí, dejaría la puerta abierta a la reconciliación. Con las chicas nunca se sabe. Siempre debemos dejar abierta esa puerta. Te doy mi más sincera enhorabuena por seguir siendo fiel al lema que cierra el 'Fausto': 'Atrapados en el eterno femenino'. Y disculpa mi osadía por estas líneas. Tienen la coartada de la simple pasión literaria de uno de tus más impenitentes lectores.

Con mi más sincero respeto, afecto y aprecio personal. Iñaki».

«Estimado Iñaki:

Mucho te agradezco los buenos recuerdos que tienes de 'La tía Julia y el escribidor', y la preciosa continuación que has imaginado para esa novela. La verdad es que estoy un poco alejado de ella y que la protagonista, que era cruceña, ya está en el cielo. Pero de todas maneras te agradezco la interesante iniciativa y aprovecho para enviarte un muy cordial saludo,

Mario Vargas Llosa»

Quiero creer que esa respuesta dejaba entreabierta una puerta. Uno no pierde la esperanza de que entre sus papeles póstumos aparezca esa segunda parte de aquella novela maravillosa.

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