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La sensación de que el libro ha sido nuestro refugio, un amigo al que aferrarse en plena pandemia, se confirmó ayer en la presentación del Barómetro de Hábitos de Lectura que encarga el Gremio de Editores. En 2020 mejoraron la práctica totalidad de los datos, ... pero el más relevante es el de las personas que leen con frecuencia. El porcentaje ha pasado del 50% al 53% -con un récord histórico del 57% durante el confinaminento- y se ha ganado media hora en el tiempo que dedican a esta actividad, hasta una media de 7 horas y 25 minutos a la semana. El incremento ha sido generalizado pero sigue habiendo grandes diferencias, de hasta 20 puntos, entre comunidades. Euskadi se mantiene como la segunda más fiel a los libros después de Madrid.
El 67% de los vascos tiene este hábito en su tiempo de ocio, un punto y medio más que el año pasado y tres por encima de la media nacional, que ha pasado del 62% al 64%. Navarra, que hasta 2018 nos aventajaba en la estadística, sigue en tercera posición, seguida de Cataluña, en una lista que cierran Andalucía, Canarias y Extremadura. Donde más se ha notado el incremento derivado del coronavirus, el «poder curativo» de los libros en palabras del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, ha sido en Cataluña y Andalucía.
«Entretenimiento, desconexión, alegría, entusiasmo, tranquilidad...». Son los principales argumentos que han jugado a favor de la lectura, según las encuestas realizadas por la empresa Conecta entre ciudadanos mayores de 14 años. El récord que se alcanzó durante el confinamiento no fue un espejismo, sino que «ha dejado poso» en el balance anual, destacó el presidente en funciones de la Federación de Gremios de Editores de España, Patrici Tixis. Quizá el dato más alentador es que el mayor crecimiento del grupo de lectores frecuentes se ha dado entre la población menor de 35 años. Ahora «el reto es mantenerlos», que los jóvenes se pongan cómodos en esta gran bibilioteca.
La otra gran noticia es que los ciudadanos han arropado a las librerías, donde se hacen el 71% de las compras -cuatro puntos más que el año pasado- por delante de internet y de las grandes cadenas: un dato significativo si se tiene en cuenta que estuvieron dos meses cerradas. El comercio de libros por internet, incluidas las plataformas que han puesto en marcha las librerías, ha subido del 31% al 38%.
Dentro de esta tendencia, ha aumentado la compra de libros que no son de texto, algo que hizo más de la mitad de la población el año pasado. En cambio, en el año de la pandemia la lectura por motivos de estudio o trabajo descendió de forma apreciable, del 27,5% al 23%. No siempre hay finales felices y el presidente de la federación afirmó ayer que el informe «también tiene su cruz». Lamentó que «España sea una potencia editorial pero no una potencia lectora» porque el 36% de la población sigue sin abrir un libro nunca o casi nunca; un porcentaje con tendencia a la baja que en 2012 era del 40%, pero que sigue siendo peor que el de otros países europeos.
También la piratería nos deja en mal lugar. Entre ese 30% de población que lee al menos una vez al trimestre en soporte digital -en diferentes soportes, llama la atención que el 6% lo hace en el móvil- solo paga uno de cada cuatro. Después de tres años de caída, en 2020 subió ligeramente el porcentaje de quienes los consiguen o se los descargan gratis en internet.
A los editores también les preocupan las «desigualdades estructurales» que año tras año refleja este informe, por razón de nivel de estudios, edad «y por las brechas entre territorios». La lectura infantil sigue en valores altos y el año pasado aumentó la afición entre los niños de 6 a 9 años, pero a partir de los 15 se reduce la frecuencia y a los 25 hay una caída. Lo que se mantiene invariable es que, a cualquier edad y en cualquier circunstancia, las mujeres leen más que los hombres.
El periodo de cierre y las restricciones de movilidad han restado afluencia a las bibliotecas, aunque en algunos casos, como hizo Euskadi con eLiburutegia, se ha potenciado el servicio digital. La nota media es un notable alto y las vascas vuelven a obtener medalla de plata, en este caso por detrás de Cataluña.
La escritora Elvira Lindo (Cádiz, 1962) será la nueva presidenta del Real Patronato de la Biblioteca Nacional en sustitución de Soledad Puértolas, que asumió el cargo en septiembre de 2018. «Se lo he ofrecido y ha aceptado», anunció ayer el ministro de Cultura. «Es una excelente escritora». Un paso más en la trayectoria de una autora cuya obra incluye, además de la exitosa serie de Manolito Gafotas, novelas como 'El otro barrio', 'Algo más inesperado que la muerte', adaptada a los escenarios, y 'Una palabra tuya', que recibió el premio Biblioteca Breve y fue llevada al cine. También ha escrito numerosos guiones cinematográficos y su última novela, 'A corazón abierto', parte de la historia de sus padres para retratar a una generación.
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