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Kadaré decía que la escritura en sí misma era un acto de resistencia en la Albania de Enver Hoxha, en aquella cruel dictadura estalinista que duró 40 años justificando el hambre y la miseria por la fidelidad férrea al marxismo, una estúpida renuncia a la ... libertad y a la vida por la impuesta prevalencia de una ideología delicuescente. Pero esa escritura de Kadaré, celebrada quizás exclusivamente en la literatura moderna europea como el cuestionamiento político de otro disidente del telón de acero, tenía dos ámbitos distintos, pero también dos planos íntimamente relacionados. Uno era la crónica de esos años terribles, la ficción sobre el autoritarismo y sus estructuras de poder, sus relaciones con los intelectuales y creadores o la reflexión sobre la naturaleza de la interacción entre la tiranía y la libertad de expresión. De otro lado, la escritura de Kadaré también abordaba en un universo paralelo de dimensión universal una ficción histórica y alegórica, arraigada en las tradiciones de los Balcanes, como refugio 'resistente' o como desafío a los límites del realismo social leninista. Dos inspiraciones distintas, sí, pero el mismo fondo en una gran literatura de ficción y realidad.
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