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«Soy de Navarra, vivo en Barcelona pero siempre tengo tiempo para ejercer de guía de la ruta literaria de Ramiro Pinilla. ¡Es una delicia conocer los sitios donde se desarrollan sus novelas en Getxo!», exclama Gustavo Iduriaga. Nunca le ha importado coger el tren ... y meterse entre pecho y espalda siete horas para ejercer de cicerone en los recorridos, «que caen en sábado y domingo, y se centran en la zona de Algorta». Duran hora y media, con grupos de 20 personas y hay que estar atento para apuntarse.
Normalmente solo hay un par de fines de semanas al año dedicados a esta actividad. «El más cercano al Día del Libro, el 23 de abril, y el siguiente a la entrega de los Premios de Novela Corta Ramiro Pinilla, en septiembre. Ahora, por la pandemia, no se pudieron hacer las rutas de abril y, en cuanto a las de septiembre, deberán ser los días 19 y 20. ¡Yo estoy dispuesto!», avanza Iduriaga. Lleva 10 años al frente de esta iniciativa -«con la ayuda de la bibliotecaria Anabel Regalado, de la Kultur Etxea de Villamonte»- y hasta 2017 lo hacía sin contraprestación. Ahora está contratado por el Ayuntamiento de Getxo.
Exprofesor de Historia en un instituto, goza cada vez que tiene la oportunidad de hablar sobre el universo mítico y real del autor de 'Verdes valles, colinas rojas'. «Soy un devoto de la obra de Pinilla. Llegué a conocerle y yo mismo le conté la idea de las visitas guiadas». ¿Y qué pensaba el propio escritor de todo esto? Su viuda, María Bengoa, reconoce que estaba agradecido, pero «la mayor ilusión de Ramiro era que se leyeran sus libros».
El novelista getxotarra era un hombre libre, ácrata, que solo se escandalizaba con las injusticias. Por eso, el estado de la famosa higuera, vestigio del caserío Arrune donde él pasaba los veranos y ahora parada obligada de la ruta literaria, no le quitaba el sueño en absoluto. Ubicada en las campas de Arrigunaga, los incondicionales de Pinilla se quejan porque los niños juegan a su alrededor. «La idea de poner una valla le habría parecido absurda. No le gustaban nada las prohibiciones», recuerda Bengoa.
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