![«No hay ser más desprotegido en el planeta que la mujer migrante»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/08/01/cul-ser-desprotegido-mujer-inmigrante-kS6C-U220869003065ioH-1200x840@El%20Correo.jpg)
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A veces hay que esperar a que mueran los progenitores para poder hablar «de ciertas cosas». La escritora ecuatoriana María Fernanda Ampuero ya había tocado en libros anteriores muchos temas, digamos, no bien recibidos o entendidos por la familia, esos sobre los que ella pensaba ... pero sobre todo «sentía» y que se narraban con personajes en los que, está segura, sus seres queridos se buscaban. «La familia siempre se busca en la ficción». Ya se sabe, todo el mundo escribe de lo que conoce, aunque sea de forma encubierta... Así que solo después de la muerte de su padre por fin se dio vía libre para escribir con total libertad. «Fue cuando la relación con mi mamá cambió y me dije que soy una mujer adulta, como ella, y que deberíamos tener una relación de igualdad». Y cuando decidió que no se trataba de si los demás iban a reconocerse en su literatura, sino de quién era ella misma, qué quería. «Quise quitarme el artificio de la ficción y jugar con otros elementos, con la poesía, la crónica, la investigación, los datos y las lecturas».
El resultado de esa libertad para contar(se) es 'Visceral' (Páginas de espuma), un libro híbrido que puede leerse como ensayo sobre la situación de una generación de mujeres en un espacio y época determinados, pero también como cuentos autobiográficos conectados que narran el desarrollo de una niña hasta convertirse en la mujer que hoy es -con «mis kilos, mis dolores, con mi soledad, mi duelo, mi no maternidad, mis miedos, mi emigración, mi neurodivergencia»-.
Y como todo comienza en la infancia, se abren cajitas donde permanecen, en silencio, hechos del pasado que siguen teniendo un reflejo en el presente. Las mil dietas, incluso con medicamentos tóxicos, a las que su madre la sometió porque Ampuero nunca fue la deseada niña delgada; el canon estético anglosajón imposible que alcanza incluso al pelo, rizado en una descendiente de africanos que hasta hace muy poco no lo ha lucido de forma natural; la educación machista, el abuso sexual, la culpa siempre en hombros de la niña-adolescente-joven…
'Visceral' es «una literatura descarnada y feroz» con fragmentos que la propia autora no puede volver a leer porque aún le duelen. Los ha escrito por ella y para otras, para exponer realidades que perduran y que hacen daño a tantas personas. «Escribo con la furia de la madre de esa chiquilla que es tratada como un objeto sexual», por ejemplo, aquel que ella misma fue y del que le echaron la culpa. «Es una rabia que es común a un ejército de mujeres y también de hombres. ¿Has visto las cifras de crímenes femicidas y de violencia vicaria? Es un libro sobre el dolor y es un grito de guerra: no puede ser que tengamos miedo de denunciar al violador», explica.
'Visceral' es también un libro de terror, el de la violencia sexual, «la violación y el acoso en la feria del libro, el del abuso de poder que no se puede denunciar porque te castigan a ti». Por experiencia propia -ya vivió en España hace años y ha vuelto hace poco-, Ampuero no concibe «ser más desprotegido en el planeta que la mujer migrante». Por ella, sobre todo, este grito.
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