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Dice que esa máscara blanca con una alargada perilla y un bigote puntiagudo se ha convertido en un símbolo tan popular como la fotografía del Che Guevara tomada en los años sesenta por Korda en la que se veía al líder guerrillero mirando al horrizonte. ... En lugar de una cámara, las herramientas de trabajo de David Lloyd (1950, Londres) para enmascarar a 'V de Vendetta' fueron un lápiz y un papel. Y lo cierto es que esa careta se ha convertido en uno de los símbolos más repetidos en manifestaciones de todo tipo y diferentes latitudes en la última década.
Los seguidores del mítico dibujante del cómic, publicado en los años ochenta con una adaptación al cine en 2005, tienen ahora una oportunidad única en Vitoria para conocer de primera mano cómo nació la historia de Guy Fawkes y cuáles fueron los primeros trazos de una obra 'orwelliana' que se localizaba en una Gran Bretaña posterior a una distópica guerra nuclear. El autor firmará ejemplares la semana que viene y dará una charla en la que hablará de cómo ese complemento 'libertario' ha traspasado fronteras, cualquier etiqueta ideológica y se ha moldeado a diferentes causas. ¿Qué une a la primavera árabe, las protestas de Venezuela en 2014, Anonymous, el 15-M o la manifestaciones recientes en España de policías contra la reforma de la 'ley mordaza'? Entre sus participantes siempre hay alguien tras la máscara más popular y reivindicativa en lo que va de siglo.
– ¿Qué siente cuando ve que en todo tipo de manifestaciones hay gente que lleva la máscara de Vendetta?
– Esa máscara se ha convertido en un símbolo neutro de resistencia a cualquier forma de opresión que sus usuarios quieran, lo que a menudo significa que se utiliza para causas con las que yo no simpatizo ni apoyaría. Pero me alegro de que se haya convertido en algo tan universal y tenga vida propia. La resistencia debe tener un rostro que todos puedan reconocer.
– ¿Las primeras ideas para el cómic que se publicó en los ochenta cómo surgieron?
– El tema de la historia –más que a la tira– surgió porque Alan Moore (coautor) y yo éramos pensadores políticos y estábamos preocupados por el auge de la extrema derecha en la sociedad inglesa. Por eso decidimos aprovechar la oportunidad que se nos había brindado de crear una nueva serie de «justicieros enmascarados» como vehículo para una especie de advertencia en lugar de una simple historia de «cazadores de crímenes». Se podría decir que era una especie de versión de '1984' en forma de cómic.
– En 'V' hay una revolución, pero nada parece resolverse. ¿Es un planteamiento pesimista?
– No, es realista. Las revoluciones suelen tener éxito al principio pero luego fracasan en sus objetivos. V inicia una revuelta pero no puede garantizar su éxito. Se deja a la gente que elija un camino mejor o que vuelva a las viejas costumbres. Depende de tu punto de vista sobre cuánto puedes depender de que la gente tome las decisiones correctas o no. ¿Qué crees que elegirán hacer al final de la historia? ¿Eres pesimista o optimista?
– Es inevitable asociar su figura al éxito de la historia de Guy Fawkes. ¿No cansa que le pregunten por ello?
– No. Tengo la suerte de haber contribuido a crear una obra muy influyente, de la que estoy orgulloso y que dice cosas que apoyo. Y la utilizo como credencial para cualquier otra cosa que quiera hacer, por supuesto: ser conocido por algo especial es bueno. Sean Connery siempre fue James Bond, pero estoy seguro de que no tuvo muchas noches de insomnio por eso...
– ¿Cómo se sentiría 'V' en el Reino Unido actual?
– Infeliz. Lo haría en cualquier sociedad que no esté sociedad basada en una forma de gobierno no centralizada.
– ¿A qué edad empezó a dibujar cómics?
– Cuando tenía unos 13 años. Me inspiré en un gran artista llamado Ron Embleton que había dibujado una tira que me parecía tan creíble en su efecto como una película. Yo quería intentar hacer lo mismo.
– ¿Cuál es el mayor halago y la peor crítica que ha recibido sobre su obra?
– El mejor: que les cambió la vida. La peor: que no era lo suficientemente bueno para que lo emplearan. Pero eso era de alguien que no era un buen crítico de arte, claro...
– Aunque puede sonar pretencioso, ¿puede un cómic salvar la vida de alguien o cambiar el mundo?
– He respodido en parte en la última pregunta. Es evidente que puede hacerlo. El cómic es una forma de contar historias como cualquier otra. El cine, la televisión, los libros, el teatro... todos ellos pueden conmover a la gente, despertar sentimientos y hacer que quieran cambiar su mundo, o el mundo mismo, si utilizan las herramientas que tienen a su disposición para hacerlo. Los cómics también pueden lograrlo.
El 4 y el 5 de febrero están marcados en rojo en el calendario de los aficionados al noveno arte. David Lloyd visita la capital alalavesa con una firma de ejemplares en Caracola Cómics (16.30) y, al día siguiente, con una charla en el salón de actos de la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa (11.00). La firma se limitará a 50 personas a los que se les entregará un 'ticket' con su número por orden de llegada a la tienda especializada de la calle San Prudencio. Además, los interesados tendrán que comprar la novela gráfica y una lámina. También en la tienda de la calle San Prudencio se podrán adquirir tarjetas que dan acceso a cómics de la plataforma online Aces Weekly, ideada por Lloyd, cuya última visita al País Vasco fue en el Salón de Cómic de Getxo de 2009.
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