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El veterano hispanista Henry Kamen aborda en su último libro, 'Defendiendo España' (Espasa), algunas de las cuestiones más polémicas de la historia de este país, ... incluida la tan de moda leyenda negra, un concepto que, sin embargo, evita mencionar en su texto de 451 páginas.
- El título suena a reivindicación patriótica.
- Es que está pensado para despistar al lector, que pensará que yo estoy defendiendo España, cuando mi argumento es que, en realidad, todo el mundo ha estado defendiendo a España a lo largo de los siglos.
- ¿Quizá un título más ajustado podría ser 'Historia de los aliados de España'?
- La palabra aliados sirve. La idea es contrarrestar una cierta opinión que figura en algunos libros publicados últimamente y que se basan en el argumento de que todo el mundo ha odiado a España, que todos han sido enemigos de España y odian a España. Eso no es cierto. Destacar ciertos episodios de la experiencia española, o algunas guerras, es exagerar y distorsionar la realidad de la experiencia histórica.
- Usted destaca cómo a algunos de estos tópicos enemigos eternos, Inglaterra sin ir más lejos, en realidad les convenía que el imperio español funcionara.
- Hay muchísimos ejemplos, aunque el libro no quiere agotar al lector con ellos. Es un hecho general que en este caso aplico a España pero que sirve para cualquier otro país. Para tener éxito, un país o una sociedad necesita la colaboración o la ayuda de los demás. Y así fue en el caso de España. La experiencia inglesa es similar. La colaboración es la base del éxito.
tópicos
- ¿Creer que España era un imperio poderoso creado por la conquista es un malentendido?
- Conquista es un concepto que rechazo. Ningún país, ni los británicos en la India, tenía fuerza y armas suficientes para conquistar. Para construir un imperio hay que colaborar siempre. Conseguir amigos más que enemigos. Es lo que hizo Hernán Cortés en México. La conquista, en el sentido de guerra brutal, tiene efectividad solo en ciertos contextos. Pero construir un imperio así es imposible. Ni España ni Inglaterra tuvieron fuerza suficiente para hacerlo de ese modo.
- Llama la atención que en el libro, salvo en alguna cita, no utiliza la expresión 'leyenda negra'. ¿Por qué?
- Mire, en este libro he hecho el esfuerzo de no emplear las palabras 'leyenda negra'. Realmente es una cosa ficticia. Salvo en contextos muy concretos, los historiadores nunca han empleado esta frase ni el concepto. Quienes le han dedicado más tiempo y páginas a hablar del tema son gente que no son historiadores. Sus libros carecen totalmente de referencias históricas. Quieren presentar un argumento que a mí me parece peor que nacionalista. Es xenofobia. Presentan una visión de Europa donde existió un conflicto con extranjeros que despreciaban a los españoles. Es un sinfín de fantasía que no se puede demostrar por ningún documento ni referencia histórica fiable.
- Dedica un capítulo a la Inquisición. ¿Es el tema sobre el que más malentendidos y mitos hay?
- Sí. Pero además, curiosamente, es uno de los aspectos que, a pesar de su importancia, fue uno de los menos estudiados de la historia de España. Los primeros estudios nos los encontramos solo a finales del siglo XIX. Pasan siglos antes de que los españoles se tomaran en serio la experiencia de la Inquisición. Esta indiferencia, o expresándolo de otra manera la 'no conciencia' de la Inquisición, se ve en la falta de interés de los artistas. ¡No hay cuadros españoles sobre la Inquisición! No hay ninguno mientras la institución estuvo en funcionamiento. Solo después encontramos alguna pequeña obra de Goya.
- De lo que se deduce...
- Durante todos los siglos de su existencia, no tuvo impacto sobre la conciencia española. Es decir, no dominaba tanto en la mentalidad de los españoles.
- ¿Qué le llevó a usted a interesarse por la historia de España?
- (Ríe). Es una buena pregunta. Yo hice mi doctorado de Oxford, sobre la política del estado francés durante la guerra de sucesión española. Pasé meses en París y otros lugares de Francia estudiando la documentación. Al llegar a España para ver la documentación aquí, me encontré con la sorpresa de que los españoles no habían publicado ni una sola línea sobre una guerra tan importante en su historia. Me lancé a la documentación española y así, poco a poco, me convertí en hispanista. Mi libro de la guerra de sucesión fue el primero sobre tema, lo que todavía me sigue sorprendiendo.
mentalidad
- Ya que lo menciona, ¿cómo eran los archivos españoles cuando apareció usted por aquí?
- ¡Muy divertidos! (ríe). Eran accesibles, por un lado, y poco accesibles por otro. Algunos prácticamente imposibles porque no tenían catálogos. Franco dejó en estado de abandono los archivos. Se podría escribir todo un libro divertidísimo sobre lo que era ser hispanista en aquella época.
- ¡Pues anímese!
- (Suelta una carcajada). Pues, ahora que lo dice, es una posibilidad. Recuerdo que John Elliott dedicó varias páginas a esto en uno de sus libros. Seguro que si consulto con otros historiadores de entonces, descubriría muchas cosas divertidas. Lo que no me gustaría es presentar una imagen negativa. A los extranjeros nos intrigó muchísimo encontrar un país con un pasado tan fantástico e interesante pero que nadie había estudiado.
- Hace poco nos dejó el historiador bilbaíno Fernando García de Cortázar. ¿Le conocía?
- Sí, sí. Y bastante bien. De hecho, fue mi anfitrión en las dos visitas que hice a Bilbao para dar conferencias. No estaba de acuerdo con sus puntos de vista, ni políticamente ni en su presentación de la historia, pero era un buen amigo mío y lamento mucho su desaparición.
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