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El fallecimiento de Almudena Grandes dejó vacío a Luis García Montero, su marido. El poeta reconoce que acudió a la poesía «porque es la única manera que tengo de buscar sentido a la vida, a la enfermedad y la muerte». El resultado es 'Un año ... y tres meses' (Tusquets Editores), un poemario recién publicado y que acaba de presentar en Bilbao. «Le dieron la noticia en septiembre de 2020 y murió en noviembre del año siguiente. Fui escribiendo intentando entender lo que nos pasaba y, cuando sucumbió, seguí para dar respuesta a lo que significa la pérdida».
El autor reconoce que el texto se identifica con la llamada 'poesía de la experiencia', concepto que Jaime Gil de Biedma puso de moda en nuestro país. «Más que creer en verdades esenciales, el poeta se sostiene en los sentimientos que se van formando a través de un relato personal y social, y yo escribo en un estilo cercano a la realidad», aduce.
Los versos han sido muy corregidos porque Montero no busca el desahogo espontáneo. «La poesía siempre ha tratado la relación entre lo íntimo del ser humano y los espacios públicos con un pudor muy fuerte». Ha huido de la anécdota «poniendo la historia de la literatura sobre la mesa, a Joan Margarit, Rafael Alberti, Rosalía de Castro o Blas de Otero, y dialogando con la cultura de la elegía, del amor y de la muerte».
Recupera el sentido del pudor «que se ha perdido en las redes sociales» y reivindica el cuidado. «Frente a la tentación de la prepotencia y del hedonismo, la convivencia ha de basarse en la idea de cuidar y ser cuidado, porque se trata de una forma de amor. Cuidar no es sólo acompañar a una sala de urgencias, también es pensar lo que se dice, cuidar las palabras, que el enfermo no se dé cuenta de nuestro miedo o trasvasar el optimismo que también nos asalta». Y esa facultad no es patrimonio exclusivo del acompañante. «Almudena nos cuidaba, a nuestros hijos y a mí, para que no entráramos en depresión».
Se conocieron en los Encuentros de Escritores y Críticos de Verines, en Asturias. «Sucedió en 1992. Ella era hija de un poeta y era muy lectora de poesía y yo, como profesor de Literatura, había estudiado a Benito Pérez Galdós, su pasión», recuerda. Cuenta que le enviaba libros dedicados de poetas amigos y le escribía versos en las páginas en blanco. «Luego las reuní en la obra 'Completamente viernes' y mi intención es editar en un volumen todas las piezas que escribí desde que nos conocimos hasta que hemos tenido que despedirnos».
La oposición de Vox a que fuera nombrada hija predilecta de Madrid, acompañada de comentarios ofensivos hacia Grandes, ha empañado el reconocimiento de las instituciones a la autora. «Lo que antes daba vergüenza ahora se legitima», lamenta Montero. «El respeto al otro, la convivencia, se está sustituyendo por el odio, por sacar lo peor de nosotros. Es un problema de la sociedad actual».
El autor de 'Un año y tres meses' recurrió a la poesía para afrontar el dolor. ¿Qué obtuvo de la lírica? «Cuando uno sufre algo tan grave como la destrucción de un nosotros se puede acudir no a la esperanza, porque no hay salida, pero sí a las convicciones y, a partir de ahí, buscar un sentido a la vida porque tenemos tres hijos». La poesía también desvela la importancia de lo vivido. «Uno advierte que si la pérdida resulta enorme es porque se ha perdido algo con mucho valor. Compartir treinta años y vivir un amor de lleno de alegrías y felicidad es una suerte. Hay mucha gente que no ha conocido ese sentimiento».
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