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La escritora Bego Arretxe Irigoien posa en la plaza Moyúa. Maika Salguero
Canto a la Barcelona preolímpica a ritmo de Thin Lizzy

Canto a la Barcelona preolímpica a ritmo de Thin Lizzy

Bego Arretxe debuta con 'No creas una palabra', que evoca la eclosión creativa de los 80 y 90, así como el sida y las drogas

Lunes, 11 de noviembre 2024, 01:07

'No creas una palabra' (Catedral Books, 2024) es el debut de Bego Arretxe Irigoien, autora catalana de origen vizcaíno. Aunque publica su primera novela a los 56 años, lleva décadas moviéndose en los círculos literarios tanto de Barcelona, donde ha dirigido talleres de escritura creativa, como de México, donde residió durante años. «No concibo la vida sin literatura, tampoco sin música», se sincera a EL CORREO como carta de presentación, anticipando así los hilos que mueven esta historia que suena como un canto a una Barcelona que ya no existe y a la eclosión cultural y sociopolítica de los 80 y los 90. Con sus dos caras, como un buen vinilo. La cara A, la creativa, musical y reivindicativa. La cara B, las adicciones, el sida y la exclusión.

«Sentía un vacío porque estaba Barcelona no estaba retratada literariamente y es una Barcelona que yo viví», explica la autora sobre los años que antecedieron a la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992, una época con una vida y un ritmo irrepetibles en la Ciudad Condal: «Por eso la novela acaba en el 93. En ese momento, la ciudad ganó en algunas cosas, pero dejó de ser una ciudad pensada para los ciudadanos para ser una ciudad-marca. Ahora parece como si Barcelona empezara a tener fotografía en color a partir del 92 y anteriormente fuera todo en blanco y negro. Y no, no era así, y había que rescatarlo».

Para ello, Arretxe ha echado mano de personajes como los protagonistas, Marta y Manu, que tratan de ganarse la vida y salir adelante mientras experimentan con la libertad, la música, las drogas y el compromiso político en el movimiento insumiso. Todo ello con un regusto agridulce, tal y como la escritora recuerda su juventud, y huyendo de idealizaciones. «Era el momento de la eclosión del punk y del 'hazlo tú mismo'. Todo el mundo tenía grupos de música, supieran tocar o no supieran tocar. Pero también fue la época de la plaga de la heroína. Murió muchísima gente y hubo gente que se quedó con problemas de salud mental importantes. Y luego vino el sida y volvimos a perder a gente», resume.

En el plano musical, desfilan por las páginas de 'No creas una palabra' Extremoduro, Platero y Tú, Kortatu, La Polla Records, Suicidal Tendencies o Iron Maiden pero, sobre todo, se mueve a ritmo de los irlandeses Thin Lizzy, con la figura de su líder, Phil Lynott, sobrevolando toda la historia. «Lynott me servía para no quedarme solo en Barcelona, era mulato en Irlanda y de madre soltera y murió por consumo de múltiples drogas. Me sirvió de espejo para el personaje de Manu, que en cambio no triunfa en la música, pero también muere joven. Me interesaba también esa parte de cuando empezaron las reconversiones industriales en Inglaterra con Thatcher, que luego se trasladaron aquí», explica Arretxe.

Compromiso social

El movimiento antimilitarista es otra de las patas de la novela que retrata no solo el compromiso de la juventud sino también la división y el sexismo existente en los movimientos sociales de la época: «Lo he escrito con amor, porque para mí el movimiento por la insumisión es de más importantes que ha habido en la historia reciente de este país. Lo que pasa es que en esa época había mucho machismo, todas y todos éramos machistas. No es una crítica contra el movimiento en sí, que fue fabuloso, sino más bien contra ciertas cosas negativas de los movimientos sociales que tendríamos que cuidar más, también hoy en día».

Más allá de cuestiones sociopolíticas, 'No creas una palabra' funciona como una apología de la amistad frente a los desengaños y el paso del tiempo ya que, pese a que los personajes experimentan vaivenes en sus relaciones, «lo mportante es cómo el cariño se sostiene» a pesar de las decepciones. «Se habla mucho del amor y esta también es una novela de amor, pero se habla menos literariamente de la amistad y para mí la amistad en realidad es lo que nos sostiene. Las historias de amor van y vienen, pero las amistades sinceras se mantienen», reflexiona la autora.

Y se mantiene también la pasión por el rock and roll. El libro destila en todas sus páginas amor por una música que, aunque hayan pasado 30 o 40 años, sigue sonando fresca y casi imperecedera. «La música era asequible para todo el mundo y se hizo una música muy contestataria que permitía tener un sentimiento de pertenencia porque cualquier amigo podía montar un grupo. La música era liberadora», evoca Arretxe sobre un tiempo en el que «la ciudad todavía pertenecía a la gente que vivía en ella».

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