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En 1999 se creó una plataforma de escritoras vascas (Euskal Idazle Emakume Lantaldea), con 29 autoras de varias generaciones, para dar visibilidad a su trabajo. El grupo mantuvo cuatro reuniones, publicó una colección de relatos titulada 'Gutiziak' ('Caprichos') y desapareció «sin hacer mucho ruido», ... explica Jon Kortazar, catedrático de Literatura Vasca en la UPV. En 2006 una de aquellas autoras, Ana Urkiza –actual presidenta de Eusko Ikaskuntza– publicó 'Zortzi Unibertso. Zortzi Idazle' ('Ocho universos. Ocho escritoras') para dar la réplica a una obra influyente en el canon literario que solo incluía nombres masculinos. Entrevistó a Arantza Urretabizkaia, Mariasun Landa, Aurelia Arkotxa, Laura Mintegi, Lourdes Oñederra, Itxaro Borda, Miren Agur Meabe y Yolanda Arrieta para poner de manifiesto «la vitalidad del mundo creativo de las mujeres».
El «vacío histórico» que rodea a las creadoras vascas, tanto en el sistema literario como en el campo artístico, queda en evidencia en el libro 'Arte, literatura y feminismos', editado por La casa de la riqueza y presentado esta mañana en Bilbao. Lo firma un equipo de artistas y profesoras de la UPV, ocho mujeres y dos hombres, por iniciativa del grupo de investigación Laida, Literatura e Identidad. Amelia Benito del Valle, Andrea Abalia, Txaro Arrazola, Amaia Gabantxo, Miren Gabantxo-Uriagereka, Zaloa Ipiña, Susana Jodra, Jon Kortazar, Iratxe Larrea y Jon Martin Etxebeste abordan esta cuestión con diferentes metodologías de análisis.
Además de mostrar la «amplitud y pluralidad» de los trabajos firmados por autoras, el libro contribuye a «desmitificar la temática» que abordan. «¿Por qué pensamos que las obras creadas por mujeres solo les interesan a ellas?», se pregunta Amelia Benito del Valle. Consideran que en este tópico se entremezclan dos falsedades: pensar que siempre abordan temas relacionados con el hogar, los afectos y la maternidad y que estas cuestiones no atañen a los hombres. El libro también analiza las «tensiones sociales» derivadas de la incorporación de la mujer a la labor creativa y pone como ejemplo el berstolarismo, un movimiento masculinizado en su origen en el que las mujeres solo realizan la cuarta parte de las actuaciones.
Cada capítulo profundiza en una cuestión. Analiza, por ejemplo, la evolución de los Premios Euskadi de Literatura, que este año han marcado un hito con cinco ganadoras entre siete categorías. Pero desde su creación en 1982 hasta 2015 solo hubo ocho mujeres galardonadas, una de ellas –Miren Agur Meabe– con tres premios.
La artista multidisciplinar Zaloa Ipiña pone el acento en la «gran deuda que tiene el arte contemporáneo con el euskera». De nuevo salen a relucir falsas creencias. «Del mismo modo que hay creadoras que rechazan la adscripción feminista porque piensan que van a encasillar su trabajo», el trabajo realizado en euskera se sigue asociando «a algo etnográfico, político e incluso radical». Ella lo expresa en una serie de obras bajo el título 'Gorreri bisuala' ('Sordera visual'). El libro hace patente la doble barrera a la que se enfrentan las artistas que se expresan en euskera. «Si la lengua vasca está minorizada, imagínense a las mujeres que trabajan en ese idioma».
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