Urgente Grandes retenciones en la A-8 y el Txorierri, sentido Cantabria, por la avería de un camión

Decididamente, algo estamos haciendo mal en el camino hacia la normalidad en la oferta cultural. Viene esto a cuento de los tres festivales musicales en Cataluña que dispararon los contagios. Porque de nada sirve la mejora de los protocolos y de las medidas de seguridad ... en los grandes eventos si sus organizadores no los hacen cumplir de forma estricta o si sus espectadores se comportan con una manifiesta irresponsabilidad. Es a la postre un problema de comportamiento humano y cívico que no se debe tolerar, como cuando la semana pasada tres individuos se negaron a permanecer en una obra con mascarillas en el Teatro Principal de Vitoria e incluso cuando Sergio Dalma incitó en uno de sus conciertos a saltarse las normas anticovid. El conflicto entre libertad y seguridad es un clásico en el pensamiento occidental, ahora con un perfil renovado por culpa de la pandemia. Aceptemos, ante todo, que, si de un lado no hay derechos fundamentales que sean absolutos, de otro no hay más remedio que hacer un traslado de sus límites a la realidad práctica.

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En otras palabras, el respeto ciudadano a unos protocolos o a unas medidas de seguridad está por encima de cualquier estúpido e irresponsable narcisismo individualista. De ahí la justificación del obligado sometimiento a las normas de seguridad en conciertos y festivales o al pasaporte o pase sanitario, ante cuya exigencia nadie protesta cuando se pide en los viajes de turismo, aunque suscita mayores reacciones cuando se plantea para la entrada en bares y restaurantes o en eventos culturales. Como ya se ha dicho, Francia lo va exigir en museos, conciertos, cines y teatros, lo mismo que Broadway acaba de anunciar que en la reapertura de su cartelera las vacunas y las máscaras serán obligatorias. Por supuesto, los poderes públicos deberían distinguir normativamente entre el tipo de evento cultural y el espacio físico de su celebración, pero también el ciudadano debería comprender que solo el respeto a una seguridad adecuada refuerza la vigencia y la preeminencia de su propia libertad.

Moda

Gaultier y el mundo del cine

Erotizar a la mujer, feminizar la silueta masculina, empoderar los géneros, mezclarlos en sus formas vestimentarias… Por supuesto, pero la filosofía creativa de Jean Paul Gaultier también está imbuida de una estética cinéfila que refleja la fructífera relación entre la moda y el séptimo arte. Porque suyo ha sido el vestuario de algunas conocidas películas -Besson, Almodóvar, etc…- y suyas son las múltiples inspiraciones cinematográficas en sus colecciones y desfiles. Por eso no extraña que Gaultier vuelva a ese mundo una vez retirado, protagonizando la próxima 'rentrée' expositiva del otoño parisino con una muestra en la Cinemateca dedicada a la historia del cine, según sus propias obsesiones. Cien piezas, propias y ajenas, acompañadas de sus secuencias y carteles, desde Marlene Dietrich a James Bond, pasando por Superman. Será la mirada de un iconoclasta a la belleza y a la lujuria del vestuario cinematográfico.

Cine

Presencia LGTB

La diversidad de género y la presencia de caracteres LGTB en las producciones de Hollywood avanzan paso a paso y nunca sin debate. Esta misma semana una escena de la película de Disney 'Jungle Cruise' ha dado lugar a un nuevo rifirrafe. Resulta que en un momento de la cinta hay un diálogo donde se alude a la homosexualidad de uno de los protagonistas, eso sí, sin demasiada concreción y sin citar la palabra 'gay'. Algo que no sería extraordinario en cualquier escena del cine moderno, de no ser Disney un estudio considerado manifiestamente conservador y de no existir una enorme presión para que se visualicen con mayor claridad este tipo de caracteres. Naturalmente el debate tiene dos extremos, el de los que consideran insuficiente una simple evocación que no explicita rotundamente la condición sexual y el de los que estiman un exceso intolerable cualquier alusión al mundo LGTB, como ya pasó con la escena suprimida de la última entrega de 'Star Wars' donde solo había un furtivo beso lésbico. Pues ni lo uno ni lo otro. Ante todo, naturalidad y normalidad.

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