El lento ocaso del Blu-ray: ¿por qué están a punto de desaparecer los discos de películas y series?

El caso es que el Blu-ray lleva desde 2005 haciendo felices a los cinéfilos más exigentes, al mismo tiempo que los televisores veían incrementar su resolución hasta el Full HD. Esos discos de policarbonato fueron creados por una asociación de marcas tecnológicas de alto nivel como Sony, Philips, TDK, Microsoft y Panasonic. Su objetivo: sustituir al DVD gracias al brutal aumento de la capacidad máxima de datos: 25 GB por sólo 4,7 GB del anterior formato, aunque algunos pueden llegar a almacenar hasta 128 GB en cuatro capas. Y todo ello sin incrementar el tamaño, con 120 milímetros de diámetro y 1.2 de grosor, de su antecesor. No resulta extraño, por tanto, que se convirtiera en objeto de deseo de muchos aficionados que deseaban montarse su propio cine en casa.

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Por si fuera poco, las nuevas consolas de videojuegos lanzadas a partir de esa fecha, como las Xbox de Microsoft o las PlayStation de Sony, ya contaban con un lector de Blu-ray en su interior. Sus usuarios podían, además de jugar, ver sus películas favoritas desde estos dispositivos sin gastarse más dinero en comprarse un reproductor extra, lo que ayudó a popularizar este formato en el mercado doméstico. Las ventas de estos discos con todo tipo de contenidos audiovisuales de ayer y hoy aumentaron exponencialmente como antes había pasado con los DVDs.

Se daba por hecho de que, con los sucesivos avances tecnológicos, el Blu-ray fuera sustituido por otro formato con una calidad de imagen aún mayor, teniendo en cuenta que empezaban a aparecer en el mercado algunos televisores con resolución de 8K. Sin embargo, un nuevo sector de la industria audiovisual cambiaría para siempre las reglas de juego. Netflix iba a poner patas arriba el consumo de películas y series. Nacía la era del streaming y, de paso, la cuenta atrás para el fin de los formatos físicos.

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Lo demás ya es historia. A Netflix le sucedieron otros servicios de streaming de compañías tan potentes como Disney, HBO, Amazon e incluso Apple, por citar sólo algunas. De repente, los usuarios, que comenzaron a tener conexiones a Internet cada vez más rápidas, podían ver una ingente cantidad de contenidos desde sus aplicaciones en televisores inteligentes, móviles, tabletas y demás dispositivos con sólo buscarlos en el menú. Todos los días del año y a todas horas a cambio de un pago por una módica cantidad al mes, algo mucho más económico que comprar o alquilar en formato físico. Y a una resolución, la mayoría en 4K, que no tenía mucho que envidiar a la de los Blu-rays.

Con todo este panorama, las ventas de discos comenzaron a caer en picado. Se calcula que entre 2019 y 2023, la compra de Blu-rays y DVDs se desplomaron un 40% en EE UU. Coleccionar películas y series comenzó a dejar de tener sentido por culpa de Netflix y demás distribuidoras de streaming. Eso sí, a costa de seguir pagando una suscripción mensual para poder seguir disfrutando de ellas, lo que terminó por beneficiar económicamente a una industria audiovisual que vio cómo podía ahorrarse los costes de tener que lanzar sus productos en formato físico.

Y así llegamos a la actualidad, en el que productores y distribuidores están ya plegando velas sobre el Blu-ray. Sony, que creó este formato, anunció a finales de enero su decisión de abandonar la producción de los discos grabables. De hecho, era de las pocas grandes compañías que quedaba en este sector del mercado. Años antes, se habían descolgado Panasonic en 2018, Samsung en 2019 y LG en 2024. No hablamos sólo de los discos, también de reproductores. Cada vez hay menos en las estanterías de las grandes superficies.

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Por si fuera poco, los fabricantes de consolas de videojuegos, que años atrás habían colaborado en la popularización del Blu-ray, han optado también ellos por no incluir estos lectores en las ediciones online de sus dispositivos para abaratar precios. Incluso la PlayStation 5 Pro, la consola más avanzada de Sony, ya no cuenta con este reproductor, que se puede comprar, eso sí, aparte para los coleccionistas de videojuegos en formato físico.

En resumen, el streaming, las copias digitales y el juego en la nube, impulsado por la propia Microsoft, están estrangulando a los Blu-ray para mayor desesperación de los coleccionistas de películas y series que siguen optando por un formato cuya calidad de imagen no depende de la velocidad y estabilidad de su conexión a Internet. Todo ello provoca que cada vez se lancen menos películas y series en disco. Disney y Sony, dos de las grandes majors de Hollywood, anunciaron recientemente su intención de editar cada vez menos películas en Blu-ray.

Otra señal de que el fin está cerca es la decisión de la famosa cadena de tiendas Best Buy de dejar de vender tanto Blu-rays como DVDs en EE UU desde el pasado año. Y esta tendencia se está propagando como la pólvora por todas las grandes superficies dedicadas a este tipo de productos. Por tanto, todo indica que el Blu-ray terminará sus días como lo han hecho los discos de vinilo. Un producto que sólo interesará a los más puristas de la imagen y el sonido que seguirán almacenando sus preciadas posesiones multimedia en montañas y montañas de Blu-rays. Una forma de no renunciar a su sentido de pertenencia respecto a las obras creadas por sus directores favoritos y que forman parte de la historia del cine.