Kepa Junkera vuelve a dar guerra

Cuatro años después de sufrir un ictus, un documental que se estrena en el Zinemaldia revela que el músico lucha por recuperar el habla y la movilidad

Martes, 13 de septiembre 2022, 00:34

«Torbellino» es un calificativo que se repite a menudo a lo largo de 'Berpiztu', el documental que Fermín Aio ha dedicado a Kepa Junkera (Bilbao, 1965) y que se presentará el 21 de septiembre en la Gala de EiTB del inminente Festival de San ... Sebastián. No es solo que el trikitilari de Rekalde concibiera siempre sus conciertos como si fueran el último que daba, sino que su propio carácter inquieto y expansivo le ha llevado siempre a estar en movimiento, creando proyectos, mezclando a gente, maquinando cosas. Junkera sigue siendo aquel chico de barrio, consciente del valor de la comunidad, que bajó con la pala al Casco Viejo para retirar barro en la inundaciones de 1983. Si la Korrika o la Fundación Athletic le piden una canción no sabe decir que no. Si le preguntas por el Grammy, jura que no sabe dónde está. Pero sí, sí que lo conserva en el piso de arriba del caserío Oliene, en la aldea de San Bartolomé de Busturia, una construcción con más de 300 años que su propietario restauró con paciencia. Entre mil acordeones y recuerdos está la prueba de que Kepa Junkera es nuestro músico vasco más internacional.

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Vídeo. Clip exclusivo del documental sobre Junkera de Fermín Aio.

Una 'k' tatuada

La 'K' que las dos hijas del trikitilari llevan tatuada es el título de un disco de 2003 con dos canciones bautizadas con sus nombres: Maren y Sunne. El tatuaje se lo hicieron cuando su aita volvió a la vida después del ictus que sufrió en diciembre de 2018, cuando se encontraba en Bélgica con su gira 'Maletak'. En los momentos previos a uno de los tres recitales que tenía previsto ofrecer junto al joven grupo femenino de voces y panderos Sorginak en Izegen, a cincuenta kilómetros de Gante, Junkera se sintió indispuesto y con fuertes dolores de cabeza. Permaneció durante un mes ingresado en un hospital belga y a finales de enero de 2019 fue trasladado al Hospital de Cruces. Después pasó a la Unidad de Neurorrehabilitación del Centro Aita Menni en Bilbao. Allí consigue pequeños logros día a día que para él son pasos de gigantes. Como estar sentado o incorporarse de una silla, aunque todavía no puede caminar sin ayuda. Su cabeza bulle, como siempre, pero sus palabras necesitan de una logopeda para que cada vez sean mejor entendidas. Lo confiesa Kerman, el hijo de Kepa, en los últimos compases de 'Berpiztu': será difícil que su aita vuelva a ser el de siempre. «Nunca más me va a llevar a un partido del Athletic», lamenta emocionado.

«Kepa está súper animado, a tope, muy activo con las capacidades que tiene. Yo le veo bien, cada vez se le entiende mejor al hablar», certifica Fermín Aio, autor de documentales y series sobre la violencia en Euskadi como 'Las huellas perdidas'y 'Reconciliación', además de ser corresponsal de EiTB en diversos conflictos de Asia y África. El músico bilbaíno, que pasa los veranos junto a sus hijos en el caserío de Urdaibai y los inviernos en su piso del Casco Viejo, no acudirá a San Sebastián, pero sí estará probablemente en el estreno del filme el 20 de octubre en la Sala BBK. «Será emocionante», augura el director. «A Kepa le cuesta hacerse entender, manejar los músculos. La primera impresión que tienes de él es peor que como está en la realidad. Ha recuperado muchas capacidades, como ponerse erguido en la silla. Nunca se sabe hasta dónde puede evolucionar, pero es difícil que mejore mucho más de cómo está ahora. Han pasado casi cuatro años del ictus, y cuanto más tiempo te alejas del episodio, más complicada es la recuperación».

Vídeo. Tráiler del documental 'Berpiztu', dedicado a Kepa Junkera.

El renacer de aquel chaval con ojos de pillo

Aio recibió la llamada de la exmujer de Junkera, Miren, para rodar 'Berpiztu' (renacer), que es también el título de un libro que ilustrará toda su trayectoria y que el músico concibe como una creación colectiva, invitando a sumarse al proyecto a los artistas que han colaborado con él a lo largo de su carrera: poetas, escritores, fotógrafos, pintores, ilustradores… El documental, que ha contado con la financiación de la Fundación BBK, el Ayuntamiento de Bilbao y EiTB, se estrenará en cines en otoño de la mano de la distribuidora Barton Films. Al comienzo y al final de la hora y cuarenta de metraje asistimos a la cotidianidad de su protagonista en Oliene y en los locales de Aita Menni, donde realiza su rehabilitación. Pero el grueso del filme lo constituye un repaso a su trayectoria, el carrerón de aquel chaval con ojos de pillo que se quedaba fascinado viendo a su aitite en las romerías acompañando con la pandereta a su ama, pareja de baile del histórico Txilibrin, albokari, trikitilari, dantzari, koplari, artesano de albokas y panderetas, gudari del batallón Arana y animador de fiestas en pleno franquismo.

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Una imagen de juventud incluida en el documental.

Kepa Junkera también empezó en romerías después de haber convencido en casa de una familia obrera de que lo suyo no era estudiar, sino consagrarse a un instrumento que por entonces tocaban cuatro. Estaban Tapia eta Leturia, y este loco de Rekalde que deslizaba los dedos a velocidad de vértigo por las teclas de su acordeón diatónico. Salía con txapela y blusón, pero podía sorprender con temas de Rod Stewart, Police y Georgie Dann. Tras aquel primer disco de 1987, 'Kepa, Zabaleta eta Motriku', vinieron treinta más que llevaron a nuevos terrenos y sonoridades la trikitixa, la txalaparta y la alboka. El jazz, el pop, la música clásica y los ritmos étnicos del mundo tampoco le cortaron a este animal escénico, especialista en aglutinar y conectar gente muy distinta. Fermín Aio ha tenido la fortuna de contar con el vasto archivo del músico, que siempre ha metido cámaras en el proceso de grabación de sus discos. La nómina de estrellas que desfilan por 'Berpiztu' coincide en alabar el entusiasmo que Junkera despertó en todos ellos: Estrella Morente, que se aprendió una nana en euskera, Dulce Pontes, Juan Perro, Miguel Bosé, Ana Belén,Víctor Manuel, Pau Donés, Loquillo...

«La música no puede parar guerras, pero sí empezar a cambiar cosas. Si en el futuro hay esperanza y llegamos a entendernos todos es gracias a gente como Kepa, que coge cosas de todas partes y las hace suyas para ser más auténtico», destaca Ara Malikian. Jesús Mari Lazkano, a quien Junkera visita en su estudio de Busturia, apunta que su vecino «forma parte de la forma de respirar de Urdaibai». «Kepa es un ser inquieto y curioso, y eso le da la fuerza necesaria para mirar siempre más allá», sostiene el pintor. Junkera ha vuelto a agarrar la triki y hasta ha compuesto alguna melodía. «Le da tanta rabia no poder manejar los dedos como antes que nos dijo que no le grabásemos», apunta Fermin Aio, que vaticina próximos proyectos del músico tras el libro.

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Un músico global que piensa en local

'Berpiztu' arranca con la deslumbrante colección de acordeones que Kepa Junkera atesora en Oliene. Mientras les quitan el polvo, su dueño realiza ejercicios de rehabilitación y suena el 'Txoria txori' de Mikel Laboa, que en una de sus estrofas habla de un pájaro al que le han cortado las alas y que, claro, ya no sería un pájaro, «ez zen gehiago txoria izango». La madre del músico recuerda que, de niño, ya lanzaba las canicas de forma especial gracias a sus manos. El tercer acordeón que le compró, que costó 200.000 pesetas de la época, una fortuna, ya demostró que la cosa iba en serio.

Su música ha hecho a la gente muy feliz, sin ir más lejos con la canción de Mari Jaia con letra de Edorta Jiménez, pero también ha servido para unir lenguas y culturas. Kepa Junkera ha sido un embajador y un embaucador que siempre ha conseguido a quien quería para la causa. Por ejemplo, el gaitero Xosé Manuel Budiño cuenta en el filme que Junkera le cameló con bollos de mantequilla y llevándole al frontón de Gernika. El resultado, el espectáculo 'Jai Galai'.

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En su estado actual, Junkera sigue intrigando. «Es un liante, el otro día nos organizó una fiesta con diecisiete invitados a los que convocó desde el móvil. Sigue maquinando cosas constantemente», revela Fermín Aio, que conoció al trikitilari dos semanas antes de que sufriera el ictus en Bélgica. «Salí de la reunión en su casa abrumado por el torbellino de ideas», recuerda.

Conviene atender al fragmento de una entrevista con el protagonista hecha en 1992 que se incluye en el documental. «Es como si estuviera predeciendo su futuro. Su objetivo era el mestizaje, las músicas diferentes, abrirse al mundo», comprueba el director. El autor de discos como 'Maren', 'Hiri' y 'Kalea' ha grabado en todo el mundo, pero siempre ha vuelto a sus raíces. Podía ganar el Grammy Latino al mejor album folk con 'K' en 2003 y acto seguido firmar 'Athletic Bihotzez', dedicado al club de sus amores. Tan pronto se iba con músicos del Alentejo como con luminarias como Pat Metheny y Caetano Veloso. Recupera viejas coplas vizcaínas y al mismo tiempo suena en un disco recopilatorio de Almodóvar. «Kepa es la música del pueblo, la raíz de la tierra», piropea Estrella Morente.

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Con Pat Metheny en el Festival de Jazz de Vitoria. JAVIER MINGUEZA

Irse un año a Estados Unidos con sus tres hijos cuando eran pequeños para investigar sobre la diáspora vasca no es la mayor locura que ha cometido el acordeonista. La trilogía compuesta por 'Etxea', 'Kalea' y 'Herria' se grabó en en Nueva York, Oakland, París, Casablanca, Estambul, Atenas, Boise, San Francisco, Los Ángeles, San Antonio, Hawái y Bilbao. Casi 300 músicos y cantantes participaron en un trabajo que llevó la cultura vasca a todo el mundo.

«Es un encantador de serpientes tremendo», define en 'Berpiztu' su amigo el pintor Alberto Palomera. «Siempre te va a proponer algo que te va a gustar. Cualquier artista persigue que la música, la imagen, todos los sentidos interactúen. Y Kepa es, en ese sentido, lo más parecido a un artista total, que crece con sus invitados». El documental que estrenará el Festival de San Sebastián funciona como testimonio humano de superación y como homenaje a un músico que abrió caminos. Ver a las componentes de Sorginak, apenas unas crías cuando trabajaron con el de Rekalde, investigando en su desván y reconociendo su deuda con el primer trikitilari de la era pop es una hermosa manera de constatar el gigantesco legado del autor de 'Bilbao Hora 00:00', que seguirá dando guerra durante mucho tiempo.

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