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Juan Dávila fue policía municipal en Alcobendas (Madrid) y ahora es el humorista de moda. Ernesto Gonca
Juan Dávila, el ex policía que revienta taquillas

Juan Dávila, el ex policía que revienta taquillas

Las entradas de sus espectáculos se agotan en minutos, pero hace apenas dos años tenía que salir a la calle con un altavoz para buscar público. Se llama Juan Dávila y es el humorista que ha puesto a pecar de risa a media España

Lunes, 11 de marzo 2024, 00:07

Revienta teatros, vende miles de entradas en minutos, es el cómico más popular de las redes sociales y fuera de ellas, todo el mundo se parte de risa con él... es Juan Dávila (Madrid, 45 años), un ex policía municipal de Alcobendas que hace apenas dos años tenía que salir a la calle con un altavoz a la caza de público, y que en 2024 lo tiene todo agotado para las funciones de 'La capital del pecado', el espectáculo de improvisación con el que lo está petando y en el que interactúa con el público metiéndose a saco con él.

Ese humor sin filtros que desata dos horas de carcajadas no excluye a nadie, se llame Sergio Ramos, Marc Gasol o sea una pareja anónima de Cuenca que ha comprado una entrada. No importa el estatus, el físico ni la raza. Ha vacilado a negros, a gordos, a inmigrantes y a chicos con discapacidad, que se lo han agradecido por tratarles como a uno más y meterles en el mismo saco de unas gamberradas que bordean el código penal.

Su lema se puede resumir en dos frases que le gusta repetir: «Nos vamos a reír todos de todo» y «Voy a sacar la mierda que lleváis dentro». Él mismo pone este ejemplo: «Me viene uno y le digo: 'Oye, tú hablas raro' y me responde: 'Es que tengo parálisis cerebral'. En el público había una miss y entonces dije: 'Hay dos con parálisis cerebral, tú y la miss'. Me criticaron mucho pero ella se partía de risa. Es un cliché y nos reímos del cliché».

Lo cierto es que ahora el espectador se rinde a sus dardos, pero no siempre fue así. De hecho hace menos de dos años tenía que salir por la Gran Vía de Madrid montado en su moto y disfrazado con un hábito de monje de la inquisición gritando megáfono en mano a los viandantes que no fueran a 'La capital del pecado' a ver si provocando lograba que entrara alguien. Porque la sala no se llenaba y los programadores ya le habían retrasado sus funciones a la medianoche... más tarde le aguardaba la puerta de salida.

«Tenía 44 años y por mucho que quisiera perseguir mi sueño, me decía qué estoy haciendo con mi vida», recuerda Dávila. Lo intentó todo... el recurso del altavoz, la cartelería, los anuncios en Facebook... sin resultado alguno. Hasta que una amiga le animó a que subiera sus vídeos a TikTok. «Lo que pasa ahí dentro es casi un ritual chamánico, eso se tiene que ver», le espetó.

Le hizo caso, subió un vídeo de un par de minutos y el contador empezó a moverse a la velocidad de la luz. Mil visualizaciones, diez mil, cien mil, un millón… ¿Pero quién es ese tío, de dónde ha salido?, se preguntaba la gente que ya no se conformaba con lo que veía en las redes sino que quería escuchar las burradas del humorista en directo. «Los vídeos son buenos, te partes de risa e intuyes por dónde va el espectáculo, pero no tienen nada que ver con el directo, que es cien veces mejor. Por mucho que te hayan contado, te va a sorprender, vas a flipar sí o sí», cuenta Gloria, una 'pecadora' que ha podido asistir a dos de sus funciones, y a quien le encantaría repetir una tercera «porque la improvisación es la base del espectáculo y hace que no haya dos iguales. No defrauda». Aquellos primeros vídeos virales han dado paso a la locura desatada con las entradas. Sesión que se anuncia, sesión que se agota en cuestión de minutos. Tiene todo 'sold out' hasta el 7 de julio en Barcelona, el último del medio centenar de espectáculos programados, de momento, para este año.

Más rápido que Lenny Kravitz

La afluencia de compradores que acceden a la web para adquirir una entrada es tal que ha saturado las plataformas de venta. Desde Granada le pidieron una vez que hiciera un llamamiento a parar porque se había caído la ticketera de la Alhambra. El pasado diciembre llenó cuatro días el Palacio de Vistalegre, en Madrid. Para la primera función vendió 6.700 entradas en once minutos. Una estrella del rock como Lenny Kravitz necesitó un día y medio en ese mismo escenario.

Ese es el tirón de Juan Dávila, al que hace unas semanas hasta los agricultores que cortaban con sus tractores la A2 le franquearon el paso tras reconocerle para que pudiera llegar a tiempo a su cita en el Palacio de Congresos de Girona. Con una condición: «Una foto y te dejamos pasar». Es lo que le pide uno de los huelguistas que le había visto en una actuación en Zaragoza. «Yo no te conozco pero me ha dicho mi novia que le mandes un audio». «Venga trae», le responde a otro Dávila cogiéndole el móvil, que fiel a su estilo satírico reanuda la marcha al grito de 'Adiós hijos de puta' mientras todos le jalean. La secuencia del rey del pecado abriéndose paso en la tractorada se puede ver en su Instagram, con 1,7 millones de seguidores.

Al cómico del momento le ha pasado de todo en sus shows. Hace un par de meses subió a una pareja al escenario y ella aprovechó para pedir matrimonio a su novio. Por no hablar de los que asisten con regalos, desde una paella recién hecha, a dulces locales o juguetes eróticos. Eso sí, ya saben que su generosidad les expone a las balas verbales de este ex policía que ha puesto a pecar de risa a todo el país.

Unas escaleras le cambiaron el paso... y la vida

Tanta popularidad estuvo a punto de irse al garete en 2012, pero unas escaleras le salvaron de un paso que habría dado un giro distinto a su vida. Siete años antes, Dávila, que había estudiado fisioterapia, quiso asegurarse un sueldo y se sacó las oposiciones a policía local. Mientras trabajaba de poli en Alcobendas se apuntó a una escuela de interpretación, porque lo de ser actor siempre le había atraído. Acabó primero, segundo y cuando llegó a tercero decidió que eso era lo que quería hacer en la vida. Cogió una excedencia de la Policía para abrazar los escenarios, pero a los seis meses, y viendo que no le salía nada, decidió regresar a su antiguo empleo de funcionario para tranquilidad de sus padres. Cuando llegó a la comisaría con un nudo en el estómago, iba a tomar el ascensor para subir a la tercera planta de recursos humanos y sellar su reingreso oficial. Las dudas le corroían por dentro, así que para ganar un poco de tiempo optó por las escaleras, y mientras ascendía lentamente piso a piso dándole vueltas al bolín, decidió que no firmaría su reincorporación, que apostaría por aquello que le llenaba. Y aunque ha pegado el pelotazo por su faceta de cómico, como actor ha hecho papeles en series como 'Acacias 38' –era el boxeador 'Tito' Lazcano–, 'Las chicas del cable', 'Bosé' o 'Monos con pistola' . Eso sí, aquella etapa de policía con sus «ocho horas observando a la gente por la calle» le han dado un sexto sentido para elegir con buen ojo a los espectadores que sube al escenario.

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