El actor José Sacristán representa en el Campos 'Señora de rojo sobre fondo gris'. Efe

José Sacristán: «Escuchar a Vox me pone los pelos de punta»

El actor llega al Teatro Campos bilbaíno con 'Señora de rojo sobre fondo gris', la obra de Miguel Delibes con la que lleva tres años de gira

Jueves, 31 de marzo 2022, 10:31

Viene de una temporada de premios, homenajes y entrevistas, así que José Sacristán (Chinchón, 1937) está un poco cansado de hablar de sí mismo. «Los premios sientan bien. Es temerario vivir pendiente de ellos, pero cuando llegan es cojonudo», reflexiona el acreedor del Nacional de ... Cine y el Goya de Honor. «Recogemos frutos, la cosecha no está siendo mala». A sus 84 años, el actor no para. Este fin de semana trae al Campos bilbaíno (funciones hasta el domingo) 'Señora de rojo sobre fondo gris', la obra con la que lleva más de tres años de gira. Miguel Delibes habló en su novela llevada al teatro de sí mismo, un hombre devastado por la muerte de su mujer en la convulsa España de 1975. Sacristán confirma que será difícil que vuelva a encontrar un texto así.

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-Trató a Miguel Delibes.

-Era un hombre en su sitio, un hombre que enseña. Más allá de la bondad de su obra, me quedo con su propia bondad, su entereza, su sencillez. Un hombre del que se aprende a conocer y a conocerte.

-'Señora de rojo…' sostiene que el amor y el recuerdo son lo que nos mantienen vivos.

-Así es. Si tenemos esa suerte de amar y ser amados, de ser recordados, la memoria del amor puede incluso plantarle cara a la puñetera muerte. La intención de José Sámano (productor de la obra) y mía era esa, rescatar el dolor que está en la novela de Miguel, pero sobre todo la cosa gozosa de haber amado y haberse sentido amado. Delibes nunca quiso dar los derechos del libro, yo se los pedí insistentemente. Estaba representando otra obra suya, 'Las guerras de nuestros antepasados, y me dijo que no quería que nunca nadie le pusiera cara a la novela, a pesar de pedírselo en el teatro y en el cine. Él tampoco le había puesto su cara, se protegía desde el pudor con el personaje de ficción de un pintor. Pero todos sabemos que era el propio Miguel Delibes. Dos años antes de morir, consintió que yo hiciera una lectura dramatizada de un par de pasajes. La autorización definitiva nos la han dado los hijos. No solo contamos con su consentimiento, sino con su aplauso. Toda la tribu ha desfilado por el teatro: hijos, nietos, sobrinos, amigos… Todos muy emocionados y agradecidos.

José Sacristán en 'Señora de rojo sobre fondo gris'.

-La obra nos retrotrae a la convulsa España de 1975. ¿Echa de menos algo de aquel tiempo, en el que nos sacudíamos 40 años de dictadura?

-¿Nostalgia? Yo tiendo a la melancolía y ejercito la memoria. Tengo muy claro y a mucha honra de dónde y de quién vengo. Pero miro para adelante, hay que salir a librar la batalla diaria de la vida, del trabajo y del amor. Yo participé en aquella época, en los estertores del franquismo, en foros como la Platajunta, la Junta Democrática. Todos con esperanza, porque antes de morir Franco el franquismo ya estaba agónico. Aunque ahí está el 23-F. No todo fue perfecto, ni muchísimo menos. En la Transición se dio una relación de fuerzas desigual. Pero me parece miserable regatear ahora a los que hicieron aquello, acusarles de cobardes. Había que estar ahí. De aquel tiempo echo de menos los años, lógicamente, y ese punto de esperanza de que el franquismo desaparecía. Aunque mira dónde está ahora la tropa de Vox. Cuidado con esto, cuidado con los errores de la izquierda, con tanta metedura de pata. A mí me pone los pelos de punta escuchar a esta gente.

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-Cuidado con no tener memoria.

-Hay cosas que no se explican… Tiene que ver con lo que José Antonio Marina llama la inteligencia fracasada.

«El tirano nunca está solo»

-Lleva más de tres años representando 'Señora de rojo…'. ¿No teme caer en la rutina?

-No. Hay algo que me alimenta cuando hago esta función, que va más allá de mis habilidades o de mi talento como actor. Algo me empuja en lo personal. Y la respuesta de la gente me pone muy contento. Vuelvo muy contento al Campos Elíseos, donde conservo el recuerdo de Paco Martínez Soria dando una propina al proyeccionista para que diera una película para su compañía, era muy paternalista. Y nos colábamos nosotros. Recuerdo un pase de 'Campanadas a medianoche' y la opinión de Martínez Soria de cómo Orson Welles había entendido a Shakespeare. No coincidían en el punto de vista… Y recuerdo también el olor a humedad de un Campos a punto de desmoronarse cuando hice 'Las guerras de nuestros antepasados'. El primero de mis cuatro Premios Ercilla.

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-¿Esta será su última obra sobre los escenarios?

-No lo puedo asegurar. Tengo compromisos hasta muy avanzado el año que viene. He cumplido 84. Va a ser difícil que encuentre algo que me ocupe como 'Señora de rojo…'. Pero, como decía mi amigo Fernán Gómez, mientras vayamos durando, ahí estaremos jugando a que se crean que soy el que no soy.

Vídeo. Teaser de 'Señora de rojo sobre fondo gris'.

-Al recoger el Nacional de Cine dijo que en su carrera no se había dedicado tanto a desentrañar la complejidad de los personajes, sino a tratar de llegar a fin de mes.

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-Eso es, un poquito más de sencillez aprendida de grandes maestros, como Fernando. Hay que tenerlo claro en este oficio para no caer en patetismos y falsos lamentos y triunfalismos. Esto es bastante más sencillo de lo que parece.

-El hijo del Venancio y de la Nati ha llegado muy lejos.

-Sí, se acerca bastante a lo que yo pensaba que podía dar esto de sí.

-¿Qué piensa cuando ve el telediario estos días?

-No lo podía imaginar. Y menos un hecho tan próximo, tan insolente, tan perverso. Ayer vi las caras de los soldados rusos que estaban condecorando a Putin, y su rostro explicaba esta cosa absurda, cruel, siniestra del que se ha dejado la pierna, los brazos o la vida. Machacando a un semejante para nada. Es estremecedor saber que perteneces a un género en el que hay ejemplares así. En fin, a mí me enseñaron los Salesianos que esto es un valle de lágrimas y habrá que creérselo.

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-Putin no está solo.

-El tirano nunca está solo. La última novela de mi amigo David Trueba, 'Queridos niños', va por ahí. El resultado en las elecciones en la comunidad de Madrid de la señora Ayuso, después de una campaña tan miserable utilizando la palabra libertad y arrasando en todas partes… Ni Hitler ni Franco ni Stalin estaban solos.

-¿Se arrepiente de no haber participado activamente en la política?

-Me cuesta mirar para otro lado. He sido compañero de viaje y cada vez lo soy menos siguiendo el consejo del tío Tomás de mi pueblo: lo primero es antes. Hay un orden de prioridades en el que la cosa pública me pasa por el bajo vientre. Ya no le dedico más tiempo. Creo haber estado donde había que estar. Y punto.

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«Hay un orden de prioridades en el que la cosa pública me pasa por el bajo vientre»

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«Este negro es gilipollas, por usar un calificativo amable. Y un exhibicionista»

bofetada de will smith

-¿Su opinión sobre la bofetada de Will Smith?

-Me parece una necedad inclasificable. Este hombre sabía perfectamente la repercusión que iba a tener. ¿Qué buscaba? En el mejor de los casos, este señor me parece un imbécil. He oído a una señorita de color que comentaba que ojalá ella tuviera una estrella que la defendiera así. Este negro es gilipollas, por usar un calificativo amable. Y un exhibicionista.

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-¿Cuánto hace que no pasa por Chinchón?

-Estuve el pasado domingo. Todos los años se celebra un certamen de teatro de aficionados que lleva mi nombre y nunca puedo ir. He visto a unos de Tenerife, unos osados que han adaptado 'La casa de Bernarda Alba' solo con dos personajes, la Poncia y la Bernarda, interpretados por tíos. Estuve con el alcalde, mi primo…Maravilloso pueblo.

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