La isla que Oteiza soñó para Bilbao
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Tres décadas después ·
Una exposición de la Bienal de Arquitectura de Euskadi mostrará el proyecto que realizó junto a un grupo de estudiantes en 1994 para ZorrozaurreAlberto Moyano
Viernes, 11 de agosto 2023, 07:04
A comienzos de los años noventa, un grupo de estudiantes de Arquitectura desarrolló en Arteleku un proyecto para la recuperación urbanística de Zorrozaurre y su reconversión en una suerte de polo cultural. El objetivo era presentarlo al concurso de ideas que organizó el Grupo Thyssen ... Industrie, con la colaboración de la Fundación BBVA y el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao. Aquellos jóvenes inquietos contactaron con Oteiza, quien aportó su peculiar visión urbanística a una propuesta que finalmente no fue seleccionada.
En estas tres décadas, Zorrozaurre ha pasado de península a isla y está en pleno desarrollo el Master Plan de Zaha Hadid, fallecida en 2016. Aquel viejo proyecto desechado reaparece treinta años después, convertido en exposición, de la mano de dos de los miembros de aquel colectivo, el diseñador Santos Bregaña (Pamplona, 1965) y el arquitecto Emilio Varela (Donostia, 1965).
La muestra, denominada 'Oteiza en Bilbao. 1994. La ciudad inmóvil. Ordenación de la Isla de Zorrozaurre', se podrá ver en la Delegación vizcaína del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro entre el 6 y el 21 de noviembre. Forma parte de las actividades que la Asociación Bilbao Metrópoli 30 presentó en su propuesta 'La ría como eje estratégico para reconstruir, rehabilitar y repensar el espacio urbano metropolitano'; uno de los nueve proyectos seleccionados por la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi Mugak, que se celebrará en otoño en las tres capitales vascas.
La exposición recoge aquel proyecto que realizó en Arteleku aquel grupo de estudiantes que, además de Bregaña y Varela, conformaban principalmente Mikel Enparantza, Bakarne Iturrioz, Javier Pérez y Javier Zunda. Se encargaron de dirigirlo los hermanos Iñaki y Jon Begiristain, que organizaron los encuentros con los diferentes colaboradores, bajo la mirada y los consejos del escultor Jorge Oteiza, el programa de Ramón Zallo y las consultas a Iñaki Zubizarreta.
«Iñaki contactó con Jorge Oteiza en el marco de un concurso que consistía en abrir la península de Zorrozaurre, quitarle la rama y convertirlo en una isla», explica Santos Bregaña, que junto a Varela durante estos treinta años ha guardado los materiales que se confeccionaron durante todo aquel proceso. En su opinión, «es un proyecto que ha quedado varado en el tiempo, quizás, porque se generaron ciertas heridas en su momento» en aquel grupo formado por una docena jóvenes con desigual implicación.
Bregaña recuerda que «esta es la tercera vez que Bilbao está presente en Oteiza, tras sus proyectos para La Alhóndiga y Sabin Etxea». Aquí no se trata de una propuesta arquitectónica, sino urbanística. Para realizarla, el entonces director de Arteleku, Santi Eraso, cedió un espacio y algunos medios al grupo. «Oteiza venía una vez a la semana o cada quince días, nos ponía en orden y nos íbamos a comer». Varela añade que «cuando llegaba, se formaba un revuelo entre los artistas del centro». En 1994 el escultor oriotarra tenía 86 años, pero tanto Bregaña como Varela coinciden en que «aprendimos mucho de sus indicaciones». Y también en otro aspecto: «Las ideas fundamentales del proyecto son suyas».
El plan toma el nombre de 'La ciudad inmóvil' de la propia obra de Oteiza, en concreto, del libro de interpretación megalítica que escribió en Colombia. «Hemos rescatado ese concepto para aplicarlo a la isla de Zorrozaurre». El arquitecto donostiarra también cree que el tiempo ha redoblado la relevancia de una propuesta que, ya en 1994, «era completamente diferente a las demás. Donde el resto hablaba de calles, nosotros hablábamos de caminos y donde planteaban plazas, nosotros planteábamos vacíos. Era otro concepto que incorporaba todo ese 'mundo oteiziano'. Han pasado los años, pero para nosotros, el proyecto ya era interesante entonces y lo sigue siendo por los debates que aborda. Incluso más que antes».
'La ciudad inmóvil' contaba con un programa cultural que se encargó de elaborar Zallo. «Propuso construir un parque cultural -comenta Emilio Varela-. Los edificios que planteábamos en Zorrozaurre, con cierta relevancia y ubicados estratégicamente en las puntas de la isla, debían tener una vocación cultural», incluida una universidad. «Lo que pasa es que aquel programa era tan ambicioso y tan extenso que sobrepasaba un poco nuestro proyecto».
Aquellas infraestructuras culturales pivotaban sobre la universidad y sobre la tecnología, «cuando todavía había una gran incertidumbre respecto al futuro», apunta Bregaña. «Por eso creemos que tiene vigencia, porque contempla aspectos tan actuales como la ecología o la movilidad». Varela señala en su condición de arquitecto que el proyecto de ordenación de Zorrozaurre «era una recuperación del territorio 'natural' de una ría sobreexplotada. Eso es lo que nos planteaba Oteiza y nosotros, de alguna manera, lo recogimos».
Varela y Bregaña han hablado con algunos otros componentes de aquel grupo, que «era muy diverso y cuyo grado de implicación era diferente según los casos: había quien apareció una vez y quienes estábamos más o menos implicados». Ha sido Varela quien ha recuperado en los últimos años toda aquella documentación con la intención de elaborar lo que debería ser el Cuaderno 10 de la Fundación Oteiza. «Los dos teníamos materiales de aquel trabajo. Incluso hay una maqueta de barro de Oteiza que no ha visto nadie y que mostraremos en la exposición y que actualmente tenemos cedida a la Fundación. No es una escultura, sino una maqueta hecha con un rodillo de pastelería. Representó la isla con la visión de un escultor y será el centro de la exposición», explica el diseñador navarro afincado en Donostia. Además, la muestra incluirá infografías, fotografías, planos y los faxes que enviaba el propio escultor.
Sobre el Bilbao actual, Emilio Varela asegura que «todo lo que sea salir de San Sebastián y ver otro entorno, otro paísaje y otra escala que te envuelve me parece positivo. Sientes otras cosas distintas». Santos Bregaña, por su parte, afirma que «hay cosas que están muy bien hechas y que tenemos que importar aquí, y desterrar toda esa polémica artificial entre las dos ciudades», En su opinión, «debemos mirar con interés hacia Bilbao porque suceden muchas cosas». Su futuro estaba en aquel tránsito entre la ciudad industrial y la de servicios. «Hay aspectos muy positivos y también grandes pérdidas, como la producción y la industria, que es una tragedia en este país. Creo que debería haberse encontrado la fórmula para combinar las dos actividades. No sé cómo nos convencieron de que había que desmantelar todo aquello... y ahora resulta que los mismos nos dicen que hay que recuperar aquella actividad».
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