«La isla del Fraile siempre me ha producido inquietud, transmite terror»

Alberto Figueroa (Lemoiz, 1950) ejerció como letrado mayor del Parlamento durante muchos años. A lo largo de su carrera profesional, durante la que también fue profesor, escribió varios volúmenes relacionados con el Derecho. Pero su interés literario fue más allá de lo jurídico y ahora publica su tercera novela. «Me entretiene mucho escribir, es una pasión», dice. Acaba de sacar de la imprenta 'Billete a la Polinesia', una obra negra y de misterio. La historia se desarrolla en Vitoria, Bilbao y los acantilados del Cantábrico y todos los personajes tienen realción con el narcotráfico. Compagina la literatura con su trabajo en el despacho de abogados Figueroa Echevarría, en la capital alavesa, y a sus 73 años no piensa jubilarse. «La gente piensa en jubilarse, pero en mi caso no sabría no hacer nada. Me aburro».

– ¿Qué quiere contar en 'Billete a la Polinesia'?

– Está ambientada en los acantilados del Cantábrico oriental. Allí nos encontramos con la imagen inquietante de la isla del Fraile, este es el punto de referencia donde se producen los misterios. En octubre de 2021, la desaparición de dos instructores de buceo coincide con la de un alijo de cocaína. Ambas desapariciones tienen lugar en los alrededores de la isla. El thriller analiza los conflictos que enfrentan los personajes, seres complejos, con ambiciones y propósitos. La cocaína los relaciona. Para uno, es el billete a la Polinesia, su renacimiento. Para otro, el primer paso para emular las hazañas de un antepasado negrero. Otros personajes tienen aspiraciones más modestas: convertirse en una buena policía o emprender un negocio.

– ¿Dónde ha encontrado la inspiración?

– En la isla del Fraile (de la costa de Águilas, en Murcia). La visité por primera vez a los nueve años durante una procesión de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. Desde entonces la he visto cientos de veces. La isla es un peñasco que emerge del fondo del mar 'un dragón de piedra' y transmite temor. Siempre me ha producido inquietud. Es algo que no sabría cómo expresarlo. Esto se me quedó grabado en mi memoria y de ahí sale la novela.

– ¿Qué le aporta este nuevo libro?

– Es mi tercera novela, después de 'El último círculo del infierno' (2019) y 'Okuri Confidencial' (2022) y cada una ha sido diferente. La gente que escribe siempre tiene el deseo de que las historias que contamos sean compartidas, que no queden en nuestra cabeza. Ojalá y el público pueda disfrutar de ella y luego que los relatos sean transmitidos al resto.

– ¿Su profesión de letrado influye en la escritura?

– Sí, ayuda. Estamos hablando de temas donde hay cuestiones legales. De delitos. Pero también he tenido que informarme, por ejemplo, de todo lo relacionado con el buceo, porque hago mención a los instructores, para poder desarrollar la historia. Es importante la documentación para un escritor. Es algo que debemos tener en cuenta.

– ¿Alguien se ha visto reflejado en sus historias?

– Trato de disimularlo muy bien. Los relatos tienen una base real, lo que pasa es que están mezcladas, desfiguradas y no quiero que nadie se sienta reflejado.

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