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Cristina Iglesias muestra la escultura a Norman Foster. Morquecho

'Hondalea' abre su abismo de bronce

Cristina Iglesias guio ayer al lehendakari y otras autoridades en la inauguración oficial de su obra de la isla de Santa Clara

Jueves, 3 de junio 2021, 02:10

«'Hondalea' es algo que soñé, creísteis en mí. Es una oportunidad única para un artista». Cristina Iglesias estaba muy emocionada durante la inauguración de su intervención en la casa del faro de la isla de Santa Clara, en San Sebastián. Un trabajo que, tras ... cinco años de gestación, visitaron ayer el lehendakari, Iñigo Urkullu, el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, entre otras autoridades. «Es un momento muy emocionante no solo como donostiarra, sino también como alguien que se dedica con pasión al arte», decía la escultora.

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'Hondalea' es todavía su 'Hondalea'. «El sábado, cuando se abra al público, dejará de ser mía para abrirse a los donostiarras». Ante ese momento, asegura que está «en tensión, no temerosa», pero sí «expectante». Los visitantes a los que ayer guio salieron de la casa del faro entusiasmados. «'Hondalea' es el símbolo de la lucha milenaria de nuestras gentes con el mar», dijo el lehendakari, para quien la obra ofrece «una nueva mirada a la ciudad, a la bahía, al mar y al horizonte». Para el alcalde donostiarra, «Iglesias, a través del bronce, el alabastro, el vacío, las formas rocosas y el sonido del mar, ha creado algo único».

La artista -de blanco- explica la obra al lehendakari -a su izquierda- y otras autoridades. Morquecho

«Este es un proyecto que conecta con la defensa de la naturaleza, de los mares y sus costas. Un espacio de reflexión donde el agua fluye con un ritmo inspirado en los cambios de las mares y la fuerza de las olas en las cavidades marinas», describe la artista. Para ella, hay muchas maneras de acercarse a 'Hondalea', pero la más recomendable es contemplarla como «un viaje en el que la obra se apodera de algo que ya existía. Hemos creado una ficción y sirve para recuperar o mantener la memoria del paisaje de nuestras costas y del mar». Un resultado que espera que «se una al tejido cultural de Donostia, Gipuzkoa y el País Vasco. Es para mí muy importante». Y resalta otro de los aspectos de su intervención: «El valor transformador del arte. Era una casa del faro que estaba abandonada. La hemos reconstruido y transformado para que sirva para reflexionar y evadirse, como cuando se entra en un museo».

'Hondalea' significa abismo en el mar, profundidad abisal y fondo de mar. Iglesias escogió ese título porque los conceptos de mar y profundidad son dos ideas centrales de su obra. Con este nombre quiere sintetizar la idea que ha plasmado en su intervención: la profundidad interior de la isla, a través de la gruta que ha construido en la casa del faro. La isla es, además, lo contrario a un abismo. Por eso, ha considerado que esa antítesis conecta perfectamente con sus inquietudes.

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Uno de los objetivos de la escultura es aportar una renovada concepción de la práctica de la escultura. Busca el compromiso poético y simbólico entre las obras y el espacio, y para ello realiza un despliegue estético, visual y dinámico. Interviene y transforma un lugar remoto dentro de San Sebastián, para convertirlo «en un símbolo de la defensa de causas ecológicas y de la conservación medioambiental».

Critina Iglesias, en la motora hacia Santa Clara en una visita realizada la víspera de la inauguración. Morquecho

El batir de las olas

Es precisamente en ese aspecto, el medioambiental, donde la intervención en Santa Clara se ha topado con críticas. «Mi compromiso ha sido siempre proteger la isla. Si no, no lo haría. Me parece necesario que se cree debate entre los ciudadanos sobre lo que queremos proteger, pero este proyecto es cómplice con todos aquellos que quieren salvaguardar la isla», afirma. En ese sentido, el diputado general de Gipuzkoa aseguró ayer que había vivido «un día especial» en un espacio con una belleza particular, un lugar «para emocionarse».

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Iglesias incide mucho en el aspecto poético de un proyecto sobre el que ha dicho en varias ocasiones que es el más importante de su carrera. A la entrada del faro, recomendaba moverse por todo el espacio para percibir esa profundidad dorada del foso de bronce «que lleva a imaginar que el interior de la isla es todo de bronce y en el que existen varias cuevas conectadas entre ellas».

Ya solo el concepto de la isla como formación «es algo atractivo, tiene algo poético, misterioso, está lleno de referencias poéticas». Más en el caso de Santa Clara, que «está a la vez cerca de la ciudad y lejos. Siempre me ha parecido un elemento clave de Donostia. Acercar la isla y el faro es una experiencia única y una responsabilidad». La memoria también juega un papel fundamental a la hora de adentrarse en 'Hondalea'. Un motor crea una secuencia de movimientos del agua -que es dulce- similares a los de las mareas e incluso al del mar enfurecido, que al chocar contra la estructura de bronce reproduce el sonido de las olas cuando baten contra la costa donostiarra.

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Elena Ochoa y Norman Foster, en la isla. Morquecho

«Es una obra fantástica, una combinación perfecta de poesía y energía»

M. Ezquiaga

Norman Foster y Elena Ochoa, amigos de Cristina Iglesias, fueron los primeros invitados en entrar a la casa del faro después de las autoridades. Salieron entusiasmados. «Es pura poesía, magnífica, una combinación de delicadeza y energía, como un reflejo de la naturaleza», dijo el arquitecto. «Coincido absolutamente. Tiene la mezcla exacta del lirismo de la artista con la épica de un trabajo de esta envergadura», afirmó la editora

La pareja había pasado unos días en San Sebastián, empapándose «de una ciudad maravillosa» de la que partieron ayer rumbo a Berna, en Suiza, para otro evento cultural. El martes, habían celebrado en la capital guipuzcoana el 86 cumpleaños del arquitecto, que subió ayer con energía juvenil la empinada cuesta de la isla que conduce hasta el faro. A la salida, los dos charlaron animadamente con el lehendakari, también impactado por la obra.

Cristina Iglesias estuvo acompañada por su hijo, Diego Muñoz, y por Lourdes Fernández, exdirectora de Azkuna Zentroa y su apoyo a la hora de hacer realidad el proyecto. Tras la visita institucional llegaron varios grupos de invitados, de distintos ámbitos artísticos y culturales, que irán conociendo la escultura hasta que el sábado se abra al público. Así, ayer entraron en la casa del faro Miguel Zugaza y Juan Ignacio Vidarte, directores del Museo de Bellas Artes de Bilbao y del Guggenheim, respectivamente.

El domingo hubo otra visita íntima: los trabajadores que han participado en el proyecto, desde los técnicos de Alfa Arte de Eibar hasta quienes han 'reconstruido' la casa, se asomaron a 'Hondalea'.

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