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El vicepresidente Richard Nixon se ganó el favor popular gracias a su entusiasmo por el hogar bien equipado. No se trataba de una opinión inocente. Sus elogios hacia los lavavajillas, las batidoras y los equipos musicales de alta fidelidad proyectaban el 'american dream' en relucientes ... electrodomésticos y convertían el capitalismo en esperanza popular perfectamente asumible.
Además, la alabanza se llevó a cabo en el momento y lugar apropiados, nada menos que en el corazón de Moscú, en aquel stand que replicaba un apartamento estadounidense y que formaba parte de una exposición de la industria norteamericana de bienes de consumo.
A su lado, el presidente soviético Nikita Jrushchov fruncía el ceño y defendía los logros socialistas, quizás menos espectaculares, simbolizados en el sobrio piso comunista. El hecho sucedió en los albores de la Guerra Fría y fue denominado 'el debate de la cocina'. Su recreación forma parte de la exposición 'Home Stories. 100 years, 20 Visionary Interiors', ambiciosa muestra organizada por el Vitra Design Museum, radicado en la ciudad alemana de Weil am Rheim, y que repasa un siglo de interiorismo.
La decoración no es algo banal ni aleatorio. La articulación de los espacios privados es el reflejo de cambios sociales, políticos y técnicos, tal y como defiende la exposición, que recoge veinte escenarios representativos de su desarrollo. Según su tesis, esta labor se halla muy influida por la arquitectura, pero también por la aportación de artistas de la talla de Cecil Beaton o Andy Warhol, y refleja importantes fenómenos contemporáneos como la creciente escasez de superficie y la desaparición de los límites entre la vida privada y la laboral.
La evolución parte de la situación actual y remonta décadas, y sus cambios, para alcanzar los años veinte del pasado siglo. La etapa inicial parece inspirar las obras de última generación, ya que los diseños de Ludwig Mes van der Rohe y Adolf Loos apuestan por plantas abiertas y zonas entrelazadas. En ese periodo también se sientan las bases del debate permanente que va a caracterizar el progreso del interiorismo, aquel que contrapone la sobriedad y funcionalidad frente al individualismo y la ornamentación.
Las lavadoras cambiaron el mundo. La introducción de la tecnología transformó la percepción del ámbito doméstico durante la posguerra, tal y como defiende las piezas de la época. Los aparatos y los nuevos materiales alteraron los estándares de calidad vigentes y difundieron la idea de comodidad como un proceso de paulatinas conquistas a través del maquinismo. El cineasta Jacques Tati anticipó esa carrera hacia el confort en su película 'Mi tío', en la que dibuja la vivienda como una entidad autónoma que somete a sus propios habitantes. También son los tiempos del diseño escandinavo, encumbrado hasta hoy gracias a su fusión de formas elaboradas e investigación de recursos.
Los sesenta llegaron para alterarlo todo y poner color a un planeta políticamente convulso. Esa revolución de costumbres de los años sesenta también se infiltró en los interiores. La experimentación y la psicodelia irrumpieron en los salones de la mano del grupo italiano Memphis, diseñador de muebles extravagantes. El modista Karl Lagerfeld fue un apasionado coleccionista de estos elementos, que guardaba en su casa de Montecarlo. El hábitat convencional, de dimensión cúbica, se vio transgredido, asimismo, por las propuestas del arquitecto Claude Parent y su 'vida en oblicuo' con áreas multifuncionales dispuestas en distintos niveles.
La experimentación se prolongó durante la siguiente década y la muestra recoge proyectos tan singulares como el 'Phantasy Landscape' de Vener Panton, con forma de túnel, o el 'Hexacube' de George Candilis, que introducía el concepto de vivienda modular. La empresa Ikea, y su concepto del mueble moderno de precio asequible, también surge en este periodo. El 'loft' es otro de los descubrimientos de la época y su origen remite al arte. La Silver Factory de Andy Warhol, un estudio asentado en un antiguo espacio industrial, generó el apetito por estos locales y su reconversión en áreas habitables.
color y extravagancia
Del arte a la ciudad
No vivimos tiempos para el dispendio. La reconversión ha llegado para quedarse. El siglo XXI está representado en el Vitra por el colectivo inglés Assemble, que ha rehabilitado una urbanización victoriana adecuando su interior a las necesidades actuales y su decoración se nutre de materiales antiguos remodelados.
Además, la exposición nos recuerda que el concepto de vivienda como cualquier otro bien consumible se ha reforzado con su difusión en las redes, principalmente en plataformas como Airbnb. La muestra finaliza como comienza todo el camino, en la eterna discusión sobre el rumbo a seguir, siempre a caballo entre la pervivencia de la tradición y la llamada de la modernidad, su personalización o la supeditación a fórmulas presentes en todo el planeta.
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