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borja crespo
Lunes, 8 de junio 2020, 00:45
Hoy es más necesaria que nunca la reivindicación del sector gráfico, que está sufriendo las consecuencias del impacto social y económico de la pandemia. Precisamente ... ha visto la luz estos días el libro 'Irudigileak. La ilustración en Bizkaia (1975-2020)', compendio de textos y entrevistas realizado por los divulgadores Kike Infame y Álex Oviedo que sigue la estela de 'Ilustradores Vizcaínos (XVI-XX): Una odisea gráfica' y el proyecto 'Komikia. El cómic vasco (1975-2017)'. Todas estas obras teóricas se complementan y ofrecen una panorámica de lo que ha sido y será un arte en constante evolución.
Con portada de Higinia Garay, autora de proyección internacional, la obra muestra cómo la ilustración made in Euskadi se ha lucido en la cartelería, las portadas de discos, pegatinas y álbumes de cromos, por citar algunos soportes. El proceso de documentación ha sido complicado. «El gran problema que tuvimos es que había mucho material pero no conocíamos la autoría de gran parte de lo que se había ilustrado, sobre todo en los setenta y ochenta», señala Oviedo. «Hablamos con mucha gente y fuimos cerrando círculos».
«Ha sido apasionante», añade Kike Infame sobre el desarrollo del proyecto. «No nos planteamos mostrar lo que sabíamos, sino ver qué aprendíamos. La gran ventaja es que la mayoría de las personas de la historia aún siguen vivas y hemos podido ponernos en contacto con ellas». Realizaron entrevistas personales y posteriormente montaron conversaciones entre diferentes artistas en las que «salían nuevos temas e hilos de los que tirar».
La escaleta fue creciendo y decidieron reflejar por décadas la evolución de los autores y las técnicas. «Es un libro que puede disfrutarse de dos maneras», explica Oviedo. «El público en general puede centrarse en las imágenes y descubrir obras que seguramente conocerá de haber visto en la calle o en su casa sin saber quiénes eran sus autores. Otros irán descubriendo el proceso creativo de muchos ilustradores, y sus opiniones sobre algunos temas».
El libro recorre más de cuarenta años de imágenes y refleja la habitual diversificación en el entorno de una profesión donde el talento multidisciplinar es tendencia. «Es interesante ver cómo en cada época la ilustración ha mutado y se ha integrado de un modo distinto en la sociedad en la que vivimos», remarca Infame, ilustrador y miembro activo de Euskal Irudigileak (APIE-EIEP), la asociación profesional del gremio en Euskadi que defiende sus derechos. «En los ochenta tenía un carácter urgente, de poner imágenes a una época a veces gris en carteles, discos o portadas», continúa. «En la actualidad la ilustración vuelve a las calles. No solo está en las librerías, sino que se utiliza sin prejuicios en el diseño y en muchos sectores. Hay un auge del álbum ilustrado en el que la voz autoral prevalece sobre el valor didáctico que ha tenido la ilustración editorial en otras épocas».
La evolución artística está unida a las capacidades tecnológicas de cada momento. ¿Qué debe tener una buena ilustración? «Que sea capaz de atraparme, que sea atractiva y me cuente una historia», contesta Álex. «La capacidad de ilusionar», añade Kike.
Nombres veteranos como Juan Carlos Eguillor y Asun Balzola, clásicos y pioneros, conviven con artistas como Irati Eguren, Nuria Hache, Eider Eibar, Raquel Alzate, Elena Ballesteros, Álex Orbe, Elena Ciordia, Ane Pikaza y el propio Kike Infame, entre otros. «Creativamente vivimos un momento espléndido en el que las autoras, mayoría en el sector, tienen una preparación inmejorable», destaca el divulgador y dibujante. «La edición independiente convive con la comercial sin problemas y el abanico para los lectores es cada vez más amplio. Lamentablemente, se asienta en una base muy poco sólida. Mucha gente tiene que hacer malabares».
La cultura vive un momento especialmente delicado. «Creo que la ilustración forma parte de ese campo tan amplio e indefinido como es la cultura o el ocio del que todos disfrutamos pero que muy poca gente valora en su justa medida», añade. Está entre las artes aplicadas, nació para ser reproducida, quizás por eso los autores no han alcanzado el prestigio de los creadores en otros ámbitos. Hay campos como el libro de texto, fuente de ingresos muy importante para muchos dibujantes, en los que ni siquiera son considerados autores. «Vivimos en un mundo de imágenes, pero el público a veces parece obviar que detrás de ellas hay personas que las elaboran», remarcan los autores.
El auge de las redes sociales «ha dado visibilidad a gente desconocida por el gran público». En estos momentos el autor que defienda su propio trabajo va a poder llegar con más facilidad al lector final, sin necesidad de intermediarios, y eso es positivo», sostiene Kike Infame. Pero hay un lado negativo. «Se empieza a vincular la calidad del trabajo con la cantidad de seguidores en redes, y es un baremo complejo».
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