Los fondos europeos Next Generation han resucitado laampliación verde del Guggenheim una década después de quedar sepultada en un cajón por la mala situación económica y las desavenencias políticas. El director del museo, Juan Ignacio Vidarte, informó este lunes al patronato, en ... una reunión presidida por el lehendakari, de los cambios sustanciales introducidos en el proyecto que a diferencia del anterior, planteado en una única sede, contempla dos emplazamientos en el entorno de la reserva medioambiental de Urdaibai: la antigua fábrica de cuberterías Dalia, en Gernika, y los Astilleros de Murueta, una empresa en funcionaiento ubicada en un privilegiado enclave al borde la ría de Mundaka. Ambas sedes estarían conectadas por una vía verde de cinco kilómetros, que también sería escenario de intervenciones artísticas.
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En vísperas de que el museo celebre su 25 aniversario, el Guggenheim está listo para acometer su ansiada «ampliación discontinua» que, por un lado permitiría paliar la falta de espacio que lastra al edificio diseñado por Frank Gehry por otra ofrecer una experiencia distinta, más sensorial y complementaria a la actual, aunando arte, naturaleza, educación e investigación en nuevas expresiones artísticas. La oportunidad para actualizar el proyecto ha llegado al ser incluido en Euskadi Next, el programa de inversiones diseñado por el Gobierno vasco para optar a la inyección económica prevista por la UE de 140.000 millones de euros para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. En concreto, la ampliación, presupuestada en 120 millones de euros, optaría a 81 millones del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) de la UE; el resto sería aportado por las administraciones vascas e inversores privados.
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Iñaki Esteban
MAIKA SALGUERO
Según el plan, el museo ganaría más de 12.000 metros cuadrados de superficie en un complejo ubicado a media hora en coche de su sede principal. 80 millones del presupuesto previsto se destinarían a la construcción de los inmuebles y el resto, a infraestructuras. Pero, a diferencia del museo de Abandoibarra, el Guggenheim de Urdaibai no se articulará en torno a edificios singulares, sino en torno a un «paisaje icónico». Para ello se convocará un concurso internacional al que estarán llamados equipos multidisciplinares formados por arquitectos, paisajistas y ecólogos que tendrán la responsabilidad de intervenir arquitectónicamente en una zona protegida como reserva de la biosfera, procurando una «conexión máxima con el entorno».
Los terrenos de la antigua fábrica Cubiertos Dalia, propiedad de la Diputación vizcaína y ubicados a la entrada de Gernika, aportaríam 4.000 metros cuadrados de un suelo industrial que deberá ser recalificado a los nuevos usos. Esta será la puerta de entrada del visitante y su primer contacto con una experiencia museística sin precedentes en el mundo. Aquí se equipará para entender el concepto de un museo que incidirá en la relación entre el arte y otras disciplinas, como la ecología, el paisajismo y la investigación científica. El recinto también albergará uno de sus programas señeros: la celebración en octubre de un foro anual que aspira a ser referencia internacional y al que se invitará a creadores, pensadores, científicos o investigadores de primer nivel. Será el punto de inicio de un programa de residencias artísticas que se desarrollarían todo el año con una temática que derivará del mismo foro.
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Desde la antigua Dalia, el visitante se desplazará por una senda natural hasta llegar al lugar que ocupan en la actualidad los Astilleros de Murueta, una empresa pesada ubicada en el corazón de la reserva para la que habrá que buscar una solución de desalojo. Aquí se levantará otro edificio de algo más de 7.000 metros cuadrados que albergaría las salas de exposiciones, con programación temporal y también obras de la colección permanente, con especial atención a los artistas jóvenes. Pero en el Guggenheim Gernika las creaciones no se exhibirán únicamente en el interior de los edificios, sino que saltarán al entorno con unos 3.000 metros cuadrados de espacios expositivos en plena naturaleza, donde los artistas podrán desarrollar su proceso creativo.
También la vía verde se contempla como un espacio destinado a albergar creaciones artísticas que podrán ser disfrutadas por los visitantes cuando se desplacen entre una y otra sede. La idea es que la experiencia artística fluya entre los distintos espacios, procurando la interacción entre el visitante, las creacciones y el entorno natural. El proyecto también completa el remate de esta vía, que en la actualidad termina a falta de 400 metros de llegar a Murueta.
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El acceso estará vedado al coche. Para quien no desee desplazarse a pie entre ambos recintos (el paseo duraría unos 30 minutos), el museo ofrecerá medios de transporte sostenibles como bicicletas o una lanzadera de bus eléctrico, sin desdeñar el ferrocarril que discurre paralelo al astillero. De hecho, la línea Bilbao-Bermeo se plantea como otro cordón umbilical entre el edificio matriz de Abandoibarra y su ampliación. El trazado, explotado por Euskotren, cuenta con un apeadero en desuso en el entorno de la fabrica de Dalia. Otra opción sería utilizar el trazado como lanzadera entre ambas sedes. Para el visitante que llega en coche se prevé un gran aparcamiento en el entorno del primer edificio. También habrá espacio en el complejo para una oferta gastronómica de primer nivel.
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Iñaki Esteban
Los responsables del museo calculan un plazo de ejecución de cinco años para un complejo que recibirá unos 140.000 visitantes el año, aproximadamente un 10% de los que contabiliza la actual pinacoteca y tendrá un impato económico anual de 40 millones. Confían en que el proyecto sea bendecido por unos fondos que priman actuaciones que contribuyen a las transiciones verde y digital, potencian la creación de empleo, y, sobre todo, la recuperación de zonas en declive económico, como es el caso de Busturialdea, que acumula los mayores índices de desempleo de Bizkaia.
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El proyecto, que ahora deberá ser aprobado por el patronato, supondrá para la comarca una oportunidad de despegue económico gracias a la recuperación de ruinas industrales y zonas degradadas que aún pervivían en una de las joyas naturales de Bizkaia. Además de aumentar la protección natural del entorno, la apertura de un museo con la marca Guggenheim abrirá un abanico de nuevas oportunidades en el sector servicios y actuará como polo de atracción turística. La milagrosa transformación que logró en Bilbao supone un brillante aval que los promotores de la ampliación esperan sea tenido en cuenta a la hora de adjudicar los fondos comunitarios. De hecho, en una reciente cumbre de presidentes autonómicos la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von del Leyen, puso como ejemplo a Bilbao, «una ciudad medieval que a día de hoy alberga una obra maestra de arquitectura contemporánea como el Guggenheim» como ejemplo de «modelo en el que queremos invertir», en referencia a los fondos Next.
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