Guggenheim Urdaibai: Suena bien

Suena bien la actualización de un proyecto hace tiempo arrumbado por la crisis y ahora revitalizado como instrumento para superar otra recesión de mayor calado. Porque ciertamente el nuevo proyecto del Guggenheim discontinuo tiene sentido como simple apuesta de inversión pública en una nueva ... infraestructura cultural: Si de un lado está probado el notable «expertise» de sus responsables en la concepción, la construcción, la gestión, la comercialización y la autofinanciación de un museo previo, tampoco se puede negar ni la oportunidad de una inversión cultural semejante como activo para revitalizar una zona en declive, ni la saturación física del museo en Bilbao, ni mucho menos los nuevos formatos y caminos del arte o las posibilidades que ahora tiene ese mismo arte como catalizador de la sostenibilidad. Ahora bien, al estar vinculado el 67,5% de su financiación a un instrumento temporal y financiero que se concibe para impulsar la recuperación -los fondos Next Generation EU-, su viabilidad o su oportunidad debe de ser exclusivamente analizada no solo en atención a su interés cultural o a su sometimiento a los parámetros exigidos -cohesión social, transición climática y digital, modernización de la administración, refuerzo de la educación y atención presupuestaria a la sanidad-, sino también en relación con la equidad y la eficiencia en la distribución territorial de unos fondos que son fundamentales en una estrategia de reconstrucción y transformación del tejido social y económico de España. Incluso, y no se olvide, la concesión de los fondos llevaría implícita la asunción obligada por parte de las instituciones vascas de acometer las reformas estructurales impuestas por la Comisión Europea. De tal manera sería importante que, además de sonar bien, este nuevo proyecto del Guggenheim verde respondiera plenamente al objetivo finalista y a las exigencias contempladas en los fondos europeos y no tanto a una decisión derivada del usual cambalache político.